Pasar al contenido principal
x

Antepecho del coro

Identificador
31194_01_021
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 50' 32.58'' , -1º 36' 33.00''
Idioma
Autor
Javier Martínez de Aguirre
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de la Trinidad

Localidad
Arre
Municipio
Ezcabarte
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
EN EL LÍMITE MERIDIONAL DEL TÉRMINO, algo alejada del caserío de Arre y ya lindando con Villava se localiza la ermita de la Trinidad. Es una construcción tan próxima al puente que salva el río Ulzama que todo parece conformar un único conjunto arquitectónico; conjunto que, debido al paraje natural que lo rodea, posee innegable encanto. La ermita está enclavada en pleno Camino de Santiago, justo donde el río constituía un grave obstáculo para los viajeros. Además, contaba desde antiguo con hospital para atención del caminante. Parece lógico pensar que la ermita con su hospital tenían como función atender al peregrino jacobeo que había dejado ya atrás la zona montañosa y que, para llegar a Pamplona, primera ciudad peninsular de la calzada, debía vadear un río caudaloso. Su actividad hospitalaria, probablemente vinculada a su relación con Roncesvalles, dio origen a una cofradía todavía en pleno funcionamiento, que cuida del albergue de peregrinos. En la actualidad pocos elementos quedan de su primitiva fábrica medieval, ya que la remodelación que sufrió en 1891 enmascaró prácticamente todo el edificio. En efecto, la casa que se adosó en el lado sur oculta toda esa vertiente de la iglesia y además afectó, como indicaremos, al interior. El templo original respondía al tipo del románico rural de planta de nave única con torre a los pies y cabecera con ábside semicircular. Hoy de esta construcción queda como lo más genuino la cabecera que se asoma al río, por lo que ofrece su mejor vista desde el puente o desde la otra ribera. Levantada con sillar muy irregular, está articulada por contrafuertes que llegan a la cornisa en terminación escalonada. Una serie de canecillos lisos bordean el alero. Debajo de la cubierta actual de teja se vislumbran restos de una anterior de lajas. Como es usual en estas iglesias, en la cabecera se abren dos sencillas ventanas de medio punto abocinadas, una en el eje y otra en el paramento orientado al sur. El muro meridional del edificio está completamente oculto por las dependencias conventuales levantadas en el siglo XIX. A través de un atrio, también moderno, se accede a la tradicional portada del templo abierta en el muro sur, que sufrió la remodelación historicista acomodada al lenguaje del románico. La vertiente norte también está muy enmascarada por distintas edificaciones. Entre ellas se conserva una portada original, de simple diseño consistente en arco de medio punto con dos arquivoltas de platabandas que descansan en pies derechos con cimacios bastante desarrollados. Se trata de un formato muy sencillo que se repite en muchas iglesias de la zona. Mide su vano 248 x 121 cm; el frente del arco alcanza 275 cm de anchura. La cal que la cubre en la actualidad impide ver, en parte, el sillar original. Desde el patio se aprecia el recrecido que sufrió el templo, pero se conservan los canecillos que delatan la altura original, mientras que los contrafuertes a la vista, de fábrica de ladrillo, hacen sospechar que son una prolongación de los antiguos de piedra, hoy ocultos. La torre que se levanta a los pies también es de ladrillo, pero probablemente sustituye a la primitiva, ya que era un elemento propio de la tipología del románico rural navarro. El espacio interior de la iglesia responde a las dimensiones de la obra primitiva, cuya anchura es de 5,90 m y su longitud de 16,05 m. Está organizado en tres tramos, además de la cabecera. La remodelación del siglo XIX afectó de manera radical a su aspecto. Se recreció en altura y se pintó, aunque el arquitecto pretendió conservar ciertas formas del románico original, como la bóveda de medio cañón sobre fajones. Eso sí, procedió a una reornamentación de todo el interior. Adornó las ménsulas originales mediante el añadido de columnillas en los frentes y pilarcillos en los codillos, molduró los arcos y dispuso una teoría de arquillos bajo la imposta que recorría los muros. Tuvo especial interés en enriquecer el ábside, por medio de arcos ciegos de las dimensiones apropiadas para enmarcar las ventanas, que en los tramos intermedios envuelven a su vez arquillos gemelos. El resultado es una interpretación claramente historicista. También hay que señalar que en algún momento posmedieval se añadieron las capillas laterales, en el tramo anterior al presbiterio. Bajo el coro, y enmarcada por un arco abierto en el hastial, está colocada la pila bautismal de piedra, de taza gallonada con adornos intermedios, posiblemente contemporánea del edificio. Mide 96 cm de alto y 89 de diámetro. Es semejante a las conservadas en otros edificios del románico rural. Al norte del templo existe un pequeño patio, hoy bastante descuidado, cuyos arcos apuntados indican que se trazó ya en época gótica. En la parte norte del mismo se levantan las dependencias de lo que fue el antiguo hospital, en el que no quedan vestigios románicos. Hoy funciona como albergue de peregrinos. A pesar de carecer de documentos medievales que nos ayuden a datar esta ermita, los escasos elementos constructivos con los que contamos hacen pensar que se pudo edificar durante el primer tercio del siglo XIII, ya en la última fase del románico.