Identificador
              47883_01_003
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              41º 41' 34.69'' , -5º 16' 28.33''
          Idioma
              
          Autor
          José Manuel Rodríguez Montañés
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Villavellid
          Municipio
              Villavellid
          Provincia
          Valladolid
              Comunidad
              Castilla y León
          País
              España
          Claves
          
      Descripción
              APESAR DE LA CERTIFICADA ANTIGÜEDAD de la parroquial de Santa María, ya presentida por Ortega Rubio, no queda en su fábrica ningún vestigio medieval. Al igual que la iglesia de San Miguel, se trata de un edificio del siglo XVI, levantado de nueva planta con sillería caliza, ladrillo y barro, y parcialmente reformado en el siglo XVIII. En su interior, sin embargo, se conserva un capitel románico, colocado en posición invertida y utilizado como pie para la pila de agua bendita que, a su vez, es otro capitel, corintio y romano, labrado en alabastro y vaciado en su base para el nuevo uso. Está instalado junto a la puerta, adosado en el muro de la epístola. El que nos ocupa es de piedra dorada de fino grano, tal vez una variedad de arenisca poco frecuente en la comarca. Tiene 35 cm de altura, de los que cuatro corresponden al astrágalo y el resto a la cesta. Aunque desconocemos su procedencia, puede afirmarse que fue concebido para coronar una semicolumna adosada, pues su sección es semiesférica y una de sus caras lisa, apta para el adosamiento. Las otras tres facetas presentan decoración en relieve, cada una con dos parejas de palmetas, situadas en los extremos y unidas las opuestas, dos a dos, por sendos tallos comunes que se cruzan en el centro. La talla, si bien no es muy abultada, es delicada y no carente de calidad. Su estado de conservación es bueno, pero una de las caras está erosionada y casi perdidos sus motivos ornamentales.
           
        
    