EN CELLORIGO HAY DOS TORRES fuertes parcialmente conservadas, una es del siglo XIV, y otra está datada en el siglo XII. Esta última torre de época románica tiene su fachada principal en la calle del Portillo con el número 68. Es de planta cuadrada, con gruesos muros de mampostería que se refuerzan con sillares en las esquinas, así como en las dovelas de los arcos que rematan los vanos. El ingreso a la misma se efectuaba por el Norte, en cuya planta baja existía un arco de medio punto, cegado, soterrado en gran medida por materiales acumulados. Hoy no podemos describir este vano arqueado, porque está cubierto por una gruesa capa de revoco, o, tal vez, ya desaparecido bajo la misma, de modo que sólo se aprecia la parte inferior adintelada con madera. Según descripciones anteriores, sería un vano muy peraltado, igual al que existe en el muro este de la segunda planta de la torre. Ambos ingresos descargaban sobre un dintel monolítico, como puede apreciarse aún en el que se abre al Este. Esta forma arquitectónica de descargar el arco sobre dintel monolítico se difunde durante los siglos IX, X y comienzos del XI, y se encuentra también en Cellorigo, en el acceso original de Santa María de Barrio. En un sillar empotrado en el muro este, se conserva un relieve arcaizante, fragmentado en el tercio inferior, que ha sido datado en el siglo XIV. Representa de forma esquemática una figura humana, de cabeza redondeada y ojos grandes, muy remarcados. Posiblemente, fue erigida como torre vigía con el propósito de vigilar el acceso al castillo, ya que su superficie no ocupa más de 40m2, aun cuando debió modificarse posteriormente su función, para pasar a ser una casa fuerte. En el siglo XX fue reformada, al parecer con el propósito de hacerla habitable, por lo que ha perdido gran parte de su carácter original, especialmente en el lado sur, convertido en una fachada impersonal en la que los materiales empleados en su construcción permanecen ocultos bajo el enlucido.