LA ERMITA SE ENCUENTRA a poca distancia al noreste de Camprovín, en lo alto de un escarpado cerro formado por bancales. Su construcción es de sillarejo en la cabecera, y mampostería en el resto, compuesta por una nave de planta rectangular de cuatro tramos, y cabecera también rectangular de la misma altura y anchura que la nave. Ésta se cubre con bóveda de lunetos. La cabecera, cubierta con medio cañón, se separa de la nave por un arco triunfal de medio punto que descarga sobre pilastras sencillas. La entrada que se encuentra al Sur, en el segundo tramo, es de medio punto. La iluminación procede de una saetera abocinada, abierta en el muro sur de la cabecera, y de dos vanos adintelados que se abren en el pie de la nave; uno de ellos más grande y destacado, bajo una espadaña de dos huecos en ladrillo, que se alza sobre el muro oeste. El otro pequeño vano se dispone en la parte inferior del mismo muro. El exterior de la ermita está completamente encalado, lo que no impide apreciar el refuerzo de sillares en los ángulos. A la cabecera se adosó un espacio rectangular de mampostería, ladrillo y adobe, con cubierta de doble vertiente. Este espacio permanece abierto y permite ver el exterior del muro del testero, construido en sillarejo, y mampostería en las zonas inferiores. Parece que tuvo una pequeña puerta de comunicación abierta en un extremo, y hoy cegada, producto de las reformas que ha padecido el edificio. De su origen románico sólo se ha conservado la cabecera del siglo XII. La construcción originaria se rehizo en época moderna alterando el resto.