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Portada meridional

Identificador
24796_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 10' 29.35'' , -5º 40' 33.44''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María

Localidad
La Antigua
Municipio
La Antigua
Provincia
León
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SANTA MARÍA se asienta en el extremo noreste del caserío, en el punto más alto del núcleo urbano, ocupando el borde del páramo, que gradualmente se va erosionando al haber desaparecido las casas que se apoyaban en él y que lo habían socavado parcialmente. Así, el camino empedrado de cantos rodados que sube a la parroquia ya se ha desprendido en algún tramo. El edificio es una pobre y maciza construcción hecha en su totalidad de tapial, a excepción de la torre, de tosca mampostería de pizarra y arenisca, combinada de ladrillo en el campanario. Es de una sola nave, cubierta con artesonado, con cabecera cuadrada hoy totalmente arruinada, de modo que el espacio actualmente en uso se reduce a la nave, que ha sido cerrada en el arco triunfal. A los pies se eleva la torre prismática, varias veces reparada y a cuyos pies afloran varias sepulturas de lajas de la necrópolis medieval, mientras que al norte se adosa el cementerio y al sur, bajo pórtico, se halla la portada. A pesar de que consta su existencia a mediados del siglo XI nada queda del edificio original y muy poco incluso que pueda fecharse dentro de la Edad Media. Dada la pobreza constructiva incluso resulta difícil precisar el momento en que se levantó el edificio actual, aunque es posible que fuera en torno al siglo XVII. La portada es el único elemento que podemos considerar medieval, si bien su cronología no es demasiado concreta. Está totalmente revocada -aunque Gómez-Moreno dice que es de ladrillo- y la forma es un sencillo arco apuntado y doblado que descansa sobre pilastras de sillería, de arista achaflanada e imposta biselada, enmarcado todo en un alfiz rectangular, que sí parece ser de ladrillo y que llega hasta el suelo, formado por un simple retranqueo de planos. Nos encontramos ante un tipo de portada que aunq ue estructuralmente recuerda a otras muchas del románico tardío, compuestas por sencillos arcos apuntados y doblados, carentes de toda decoración, hemos de pensar que es una realización de pleno siglo XIII, que perfectamente puede encajar dentro de una cronología gótica, como ya apuntó Gómez-Moreno y como ocurre con otra p o rtada muy similar, la del antiguo monasterio de Nogales, si bien en esta ocasión está dotada de mayor número de arquivoltas. Es un elemento que, por el material empleado y por la presencia de alfiz rehundido, se relaciona claramente con numerosas portadas mudéjares de las campiñas centrales castellano-leonesas, de cronologías muy variables. VIRGEN SEDENTE CON EL NIÑO Entre el mobiliario que alberga el interior del templo y al margen del interesante conjunto de tablas del desmantelado retablo renacentista -algunas robadas y casi todas maltratadas-, destaca una Virgen con el Niño tallada en madera y que podemos considerar como pieza románica. Con una altura de 102 cm, fue trabajada en madera de gran densidad, con el dorso vaciado, y ha sufrido a lo largo de los siglos numerosas mutilaciones para poder ser vestida, que es como recibe culto en la actualidad. A pesar de su disposición sedente no hay representación de escaño o trono, mostrando una actitud muy rígida y hierática, con las manos abiertas, en actitud de sostener al Niño, quien ha perdido la parte inferior de su cuerpo. La figura de la Virgen viste manto pesado, sin pliegues, pegado al cuerpo, y bajo él aparece la túnica hasta los pies, con mangas estrechas aunque no ajustadas, también sin el más mínimo movimiento, volumen o pliegue, aunque marcándose claramente bajo ella las dos piernas, mientras que por debajo de la túnica, en brazos y cuello, aparece la ajustada camisa. Casi con total seguridad debió llevar corona real, posteriormente retallada, de modo que hoy muestra sólo una especie de cofia o velo muy ajustado, sobre el que en algún momento -seguramente hacia el siglo XVIII- se añadió además una peluca de la que aún quedan restos. En la mano derecha, a juzgar por la disposición de los dedos, portaría originalmente una flor, de cuyo recuerdo sólo queda un orificio vertical. El Niño, que se asentaba centrado sobre las rodillas de la Madre, está representado con majestad, con la mano izquierda cerrada y con la derecha en actitud de bendecir, aunque no muestra la palma hacia el espectador como suele ser habitual. Lleva corona real y viste con túnica azul cerrada y sobre ella el manto, que carga sobre el hombro izquierdo y vuelve bajo los brazos, a la manera clásica. Debía estar tallado en dos piezas, unidas por un vástago de madera, aunque la inferior ha desaparecido, seguramente cuando se vistió la imagen. La policromía de los rostros se debe a modernos repintes. Más antigua es la de la vestimenta, con colores dominantes en azul y marrón, con ribetes dorados y decoraciones geométricas y vegetales, aunque dudamos mucho que corresponda al momento original. Nos hallamos ante una pieza típica del modelo denominado Sedes Sapientiae, cuya tosquedad en este caso pone de manifiesto su carácter rural, con una cronología que podemos encuadrar en las postrimerías del siglo XII o llegando a traspasar ligeramente dicha centuria.
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