Pasar al contenido principal
x

Restos de la cabecera

Identificador
34260_03_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa Eulalia de Mérida

Localidad
Vizmalo
Municipio
Revilla Vallejera
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
SE TRATA DE UN PEQUEÑO y extraño templo, construido a base de sillería caliza de buena factura. Exteriormente se nos muestra con una cabecera arruinada de mampostería, mientras que lo que constituye propiamente la iglesia actual sería la nave, con un corto sector de transición en el este, y al oeste con una espadaña. La nave se renovó por completo hacia el siglo XVII, permaneciendo de la primitiva iglesia la espadaña; por su parte los restos que hoy vemos en el extremo oriental son una complicada construcción en la que se ven algunos elementos románicos, aunque ha sufrido numerosos avatares a lo largo de su historia. Creemos que en origen pudo haber un templo con una cabecera semicircular, reconocible entre las ruinas citadas. Se conservaría parcialmente su lado sur, donde se ve un antiguo paramento de largos sillares, en el que se aprecian al menos dos vanos cegados, uno oriental -que parece un simple boquete habilitado con posterioridad-, y otro occidental en el que se ven unas sencillas jambas coronadas por un tosco arco con dovelas aboceladas. No cabe duda de que las piezas son románicas, como también lo son los sillares que componen el muro, pero todo ello parece estar muy rehecho, quizá en el momento en que esta cabecera dejó de tener uso litúrgico, seguramente cuando se recreció con mampostería. Parte de este espacio se convirtió en sacristía -con un óculo- y el resto se amplió para alojar un lagar, cuya viga aún es visible entre las ruinas. Ya en el interior de esta parte arruinada se llegan a ver dos arcos, uno entre restos de lo que fue el muro norte original -después convertido en medianera-, concretamente en lo que suponemos el viejo presbiterio, en la parte externa del muro; el otro se halla también en el presumible tramo presbiterial, pero no afronta con el anterior y además se ubica intramuros, donde se aprecia además el habitual ensanchamiento del espacio recto respecto al hemiciclo. De este último arco -que no sabemos si en realidad era ciego o pertenecía a una ventana- sólo se ve parcialmente una arquivolta de medio punto trasdosada por sencilla chambrana de listel y chaflán. Es posible que cuando se decidió la renovación de la iglesia se mantuviera aún la cabecera -incluso sin uso-, con la intención de renovarla con posterioridad, cosa que evidentemente no se llegó a hacer. Tal intención parece clara, no sólo por la deficiente construcción que parecen mostrar estos muros, sino porque el hemiciclo y lo que consideramos presbiterio quedan muy descentrados respecto a la nave actual, que se hizo de mayor anchura, en dirección norte. La espadaña, de buena sillería, sigue el típico modelo de origen románico, aunque seguramente sea obra ya del siglo XIII. Consta de macizo cuerpo inferior rematado con imposta achaflanada, de la que nacían dos altas troneras de arcos apuntados, con sendas impostas del mismo perfil, una a media altura de las jambas -un recurso muy extraño- y otra en el arranque de los arcos. Sobre estos ventanales hay otros dos más pequeños, gemelos -ahora cegados-, del mismo tipo y ocupando el vértice del piñón con que remata el campanario. En el interior -que se articula en tres tramos, con bóvedas de yeso que reproducen terceletes góticos- todo es posmedieval, a excepción de una esbelta pila aguabenditera románica, ubicada en la parte posterior de la nave. Tallada en piedra caliza, mide 99 cm de altura y 48 cm de lado, y se compone de un haz de cuatro columnillas, con plinto, basas de doble toro y escocia y capiteles muy erosionados, decorados a base de dos hojas planas con nervaduras marcadas mediante incisiones. Entre los fustes se tallaron unos abultados baquetones, dobles o sencillos, a veces estriados. No son muy frecuentes las pilas de agua bendita que se han conservado de esta época, aunque en la provincia de Soria contamos con algunos ejemplos notables y será aquí donde hay que buscar alguna pieza similar. Así nos encontramos haces de cuatro fustes, con remates en capiteles vegetales, en Izana, Brías, Nograles o Fuentelsaz, a los que habría que sumar la notable pieza de Noviercas, ya un tanto distinta. Igualmente sigue este modelo el tenente del púlpito de Mazalvete, aunque las basas reproducen cestas como los capiteles. Son siempre pilas muy tardías, cuya decoración, como esta de Vizmalo, puede encajar perfectamente en la escultura que se está haciendo en el entorno de 1200.