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Revisar Título

Identificador
33111_02_003
Tipo
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
María Fernández Parrado
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santo Tomás

Localidad
Riello
Municipio
Teverga
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
POCOS DATOS CONOCEMOS acerca del origen de este pequeño templo, de aspecto rural y bastante remodelado, que parece haber sido una abadía medieval. Las referencias documentales a su período de construcción, que podemos situar bien entrado el siglo XIII dentro de las corrientes arcaizantes y populares del románico, nos son totalmente desconocidas, teniendo que esperar para encontrar los primeros datos a los últimos años del siglo XIV, cuando el Libro Becerro de la catedral de Oviedo, en la Nómina de parroquias mandada elaborar por el obispo Don Gutierre, lo cita entre las abadías de la diócesis y dice de él: Santo Tomás de Riello nunqua fue vesitada nin paga pedido ni procuraçión. [Es abadía. Tiénela agora el prior de Fano y es buena]. En el margen del documento aparece escrito por distinta mano Casa de Miranda. Posteriormente, en el siglo XV, la abadía de Riello aparece bajo la dependencia del abad de San Pedro de Teverga, como demuestra que en 1470 se titule un tal Fernando como abad de Teverga y de Riello. Bajo el patronazgo de la Casa de Miranda aparece la iglesia en 1695 cuando, según reza una inscripción, el templo fue reconstruido bajo el patrocinio de éstos. Posteriormente, en el siglo XX, se emprendieron otra serie de reparaciones que dieron a la construcción su aspecto actual. La iglesia está, por tanto, compuesta por elementos de tres campañas constructivas diferentes, correspondiéndose únicamente con el período románico el presbiterio, restos del muro en el extremo noroeste de la nave y dos canecillos, de bordes redondeados y sin ningún tipo de decoración que encontramos en el lado norte del testero. De lo conservado se desprende que, siguiendo la tónica general de las construcciones rurales de la época, se adoptó como sistema planimétrico el sencillo esquema de nave única y cabecera cuadrada, cubriéndose la primera con armadura de madera y la segunda con bóveda de cañón corrido. Como elemento de separación entre los dos espacios se sitúa un sencillo arco triunfal, -en torno al cual hoy se conservan unos frescos del siglo XIV o XV, quizás siguiendo las trazas de pinturas anteriores- que constituye el aspecto más destacado de todo el conjunto. Se compone éste de un potente arco de tres roscas de medio punto rebajadas, que por un efecto óptico, al apoyarse las roscas más exteriores en machones cortados a bisel, adopta forma de herradura. La rosca interior se apoya en dos columnas de fuste liso, con sencillas y toscas basas de tipo ático y dos capiteles troncopiramidales invertidos en los que se esculpieron motivos vegetales y antropomorfos de factura tosca y rudimentaria. El capitel de la derecha, con decoración vegetal, se compone de dos gruesas hojas lanceoladas con el extremo superior doblado hacia fuera para dar abrigo a un fruto esférico. Se trata de un modelo repetido abundantemente en el románico español y francés, del que encontramos importantes muestras a lo largo de todo el Camino de Santiago, siendo frecuente en varios templos de Asturias y León. En cuanto al izquierdo, se decora con unos extraños seres de carácter monstruoso y rasgos antropomorfos, con grandes cabezas barbadas de rasgos expresivos y cuerpos desnudos de reducido tamaño, donde destacan las extremidades que se entrecruzan y adoptan formas caprichosas. Motivos semejantes a los de este capitel de Riello los encostramos en la iglesia berciana de San Miguel de Corullón, pero este tipo de representaciones, que pueden hablarnos del pecado y el mal, en las que el pecador se convierte en bestia, no son muy frecuentes en los capiteles del románico peninsular. Se trata, por tanto, de una construcción eminentemente rural, tanto en tipología arquitectónica como en aspectos ornamentales, ligada a las fórmulas habituales del románico tardío debido a manos poco duchas salidas de los talleres locales, que sin duda debieron de tener en los vecinos templos de San Pedro de Teverga y Santa María de Villanueva sus puntos de referencia.