ARELLANO CUENTA CON LA EXISTENCIA de una atalaya o torre defensiva situada en una explanada en dirección este a las afueras del pueblo, próxima a la iglesia parroquial y al palacio de cabo de armería. Desde allí se observa una perfecta panorámica de la vega de Dicastillo y de las montañas circundantes. Esta fortificación, constituida por una torre de sillería, tiene planta cuadrangular con unas medidas de algo más de cinco metros en cada frente. Su alzado, en torno a los catorce metros de altura, se halla recorrido en sus flancos sur, este y norte por dos niveles de ventanas aspilleras, mientras que en el costado oeste, sólo se encuentra una saetera en el piso superior ya que el nivel inferior se halla ocupado por la puerta de entrada. Destaca ésta por ser una puerta elevada a media altura, de arco de medio punto, a la que se accedía por una escalera portátil de madera, y por su orientación hacia el oeste, frente al palacio y la parroquia. En su zona inferior se localiza una estancia abovedada, como en otros edificios de la misma tipología. El lienzo de muro que culmina la atalaya es liso, sin almenas ni otro tipo de elemento decorativo. Ha sufrido una reciente restauración (2006) mediante la cual se ha reconstruido su parte superior así como la bóveda de la planta baja. Se ha mantenido la puerta elevada con su aspecto original y se ha transformado un hueco existente al Oeste en la parte baja de la misma en otra puerta de vano rectangular adintelado. Una estructura de escaleras de acero ubicada en el interior siguiendo una disposición ascendente permite el acceso a la zona superior de la edificación. Según Martinena su función pudo ser fundamentalmente de vigilancia. Precisamente, este mismo autor, así como Uranga e Íñiguez, ha relacionado esta construcción con otras torres prismáticas de estructura parecida que componen el sistema amurallado de Artajona. Ambos ejemplos de fortificaciones se revelan como los más típicamente románicos conservados en Navarra. Diferentes autores han propuesto una cronología en el siglo XII, quizá hacia 1100, aunque es preciso reconocer que no existe ningún dato, más allá de su caracterización por dimensiones y elementos, como característicamente románico. La mención de palacios en los documentos antes reseñados no resulta suficiente como para asignar su edificación a alguno de los linajes nobiliarios allí asentados.