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Sección longitudinal

Identificador
50267_01_403n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 26' 6.04'' , -1º 1' 52.99''
Idioma
Autor
Beatriz Hernández Carceller
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de Santa Quiteria

Localidad
Sibirana
Municipio
Uncastillo
Provincia
Zaragoza
Comunidad
Aragón
País
España
Descripción
La iglesia del Salvador de Luesia es actualmente la parroquia de la villa y pertenece al obispado de Jaca. Está ubicada junto a los restos del castillo, al pie de la peña rocosa donde éste se eleva, formando el típico binomio tan utilizado en época medieval. Se tiene constancia documental de una iglesia prerrománica en el año 975, que algunos autores identifican con la cripta de la iglesia de San Salvador. Se debe tener en cuenta que hasta el siglo XII, las parroquias del Salvador y San Esteban constituían el núcleo de dos entidades independientes, según la documentación manejada por Lasuén, aunque a partir de este momento se produce la unificación de la villa, a pesar de continuar ambas parroquias en funcionamiento, lo que genera disputas entre el obispado de Jaca y el de Pamplona por el control de sus diezmos, hasta que en 1163 se entregan las dos a la diócesis pamplonesa. El edificio románico fue concebido con cripta e iglesia de planta basilical, con tres naves y triple cabecera absidal. La separación de las naves se hacía por medio de pilares cruciformes y la cubierta, probablemente, sería de cañón apuntado sobre arcos fajones doblados, excepto en los ábsides, donde todavía se conservan parte de las bóvedas de cuarto de esfera. Los accesos románicos se situaban en el muro sur, actualmente cegado, y en los pies del templo, actual puerta de la iglesia. En el siglo xvi se realizó una importante reforma para ganar espacio que supuso la transformación casi total del edificio. En esta intervención, comenzada en 1530, se unió la nave central con la meridional, y se ocultaron sus respectivos ábsides con un muro, conformando una nueva cabecera plana. Por otro lado, en el muro del lado norte se abrieron tres capillas y se construyó la sacristía en el ángulo nororiental, ocultando el ábside de este lado. Toda la altura del templo se elevó casi un tercio por encima de la fábrica románica original, modificando sus proporciones, y se añadió una espadaña en el lado meridional. En este momento también se cegó la portada del lado sur, probablemente debido a la modificación del espacio exterior al templo, rodeado ahora por nuevas construcciones que eliminaron la escalinata que daría acceso a esta puerta, abriendo una nueva calle lateral a un nivel inferior. En el muro de los pies se añadió un atrio que desde este momento cobijará la portada oeste, aunque en el siglo XVIII se volverá a modificar. Recapitulando, del edificio original tan sólo quedaron en pie los ábsides, aunque ocultos interiormente, los muros sur y oeste, y parte del muro norte. Durante esta reforma, parece ser que se destruyó la cripta, acumulando en este espacio gran cantidad de escombros que, entre 1972 y 1977, se volvieron a desalojar. Durante estos trabajos se hallaron fragmentos de ajedrezado, cuatro partes de fustes, dos basas sobre el pavimento original y los huecos correspondientes a cuatro capiteles arrancados, que ayudaron a recuperar el espacio de la cripta y reconfigurar su hipotético sistema de cubrición. También se descubrió que eran dos, y no tres, los ábsides de la cripta, ya que el correspondiente al lado norte quedaba invadido por la roca natural de la peña sobre la que se levanta la torre del castillo, y salieron a la luz las estructuras abocinadas de los dos vanos de medio punto que abren en cada uno de ellos. Las obras finalizaron en 1979 y dieron como resultado la recuperación de este espacio, reconstruyendo la posible cubrición del mismo con arcos de ladrillo, copiando los capiteles de las columnas tomando como modelo el único aprovechable, situado en el ángulo suroccidental del ábside meridional. La planta actual del edificio es el resultado de la transformación comentada anteriormente: una gran nave rectangular de 20 m de longitud, distribuida en dos amplios tramos, con una anchura de 15,10 m, contabilizando la extensión de las tres naves románicas. La nave remata en testero recto al interior, y con triple ábside al exterior, aunque sólo son visibles dos: el central y el meridional. Aun así, permite conocer la ubicación original de los vanos de iluminación, hoy cegados: tres en el ábside central y uno en cada ábside lateral. El resto de la planta se completa con tres capillas laterales en el lado norte, una sacristía junto a la cabecera y un coro en alto a los pies. Conserva dos portadas románicas, una al lado oeste y otra al lado sur, actualmente cegada. La planta de la cripta tiene la misma distribución que la de la iglesia superior, aunque sin el ábside correspondiente al lado norte, invadido por la roca natural del cerro, con un ventanal centrado en el interior de cada ábside. Exteriormente, el ábside central presenta dos vanos, permaneciendo un tercero oculto por los cimientos de la sacristía, en el lado norte. La nave central mide 10 m de longitud por 5,5 m de anchura. La meridional tiene la misma longitud pero es de menor anchura, contabilizando 3,5 m, y alojando en sus pies la escalera por la que se accede a este espacio. Es un edificio realizado en sillería, con unas hiladas de 24 a 27 cm de altura. Las modificaciones sufridas, el enlucido interior y la erosión de la piedra arenisca en el exterior hacen difícil encontrar marcas de cantero, aunque persisten algunas en forma de esvástica y B tumbada, en los sillares que forman la escalera de acceso a la cripta, y otras en surcos diagonales, X y A en algunos sillares. La cubrición actual de la iglesia a base de bóvedas estrelladas es fruto de la reforma del siglo XVI. La cripta consta únicamente de dos naves terminadas en sendos hemiciclos, pues el espacio correspondiente a la del lado norte está ocupado por la roca natural de la peña de la fortaleza. Ambas naves están unidas por un pasillo de 0,90 m de anchura por 1,90 m de longitud. En el ángulo suroccidental del ábside meridional se conserva un capitel original decorado a base de hojas lisas hendidas terinadas en picos que, junto a otras dos basas originales, han servido de modelo para reproducir el resto en cemento. La nave central tiene dos tramos, separados por un muro que sustenta la estructura superior reformada en el Quinientos. Ambos ábsides tienen ventanales centrados, abocinados con derrame hacia el interior que exteriormente tienen forma aspillerada y están enmarcados por un arco de medio punto. En uno de los sillares de la jamba izquierda de la puerta que comunica las dos naves de la cripta se ha localizado una inscripción en la que se lee DONAIATAE, interpretada por Cabañero y Escribano como DON[N]A ATA, que sería el epitafio de Doña Ata, una mujer enterrada junto al altar del ábside central, en relación con alguna fundación, y que ambos expertos datan en el siglo XIII. Durante la restauración de los años setenta se fabricaron los arcos de medio punto en ladrillo que hoy podemos observar, intentando emular la cubierta original a partir de las piezas conservadas de algunas de las columnas que la sostendrían. Como se ha señalado, la cabecera fue tabicada para convertir la original románica de triple ábside en una de testero recto más amplia, y así colocar el retablo mayor. A pesar de ello, todavía se puede acceder al interior del cilindro absidal central a través de un pasillo existente en la sacristía, pasando por la parte externa del ábside norte, oculta desde el siglo xvi por dicha sacristía. El interior del ábside central presenta una arquería que combina alternativamente los arcos de medio punto de las tres ventanas, con otros ciegos que apean sobre columnas cuyos fustes y capiteles han desaparecido, conservando los cimacios que se prolongan en una imposta decorada con ajedrezado. Las tres ventanas, radialmente dispuestas, tienen derrame interior, mientras que al exterior abren en estrechos arcos de medio punto, doblados por una arquivolta con baquetón en su arista y chambrana en su exterior que apea en dos columnas con fustes y capiteles bastante deteriorados, aunque en alguno se puede apreciar cierta ornamentación vegetal. La bóveda de horno que cubría el cilindro absidal se encuentra parcialmente desmontada, debido a la elevación de la altura del conjunto del edificio. El alzado interno de la iglesia, junto con el enlucido y la capa de pintura decorativa de sus muros, no dejan percibir los escasos restos de las primitivas formas románicas que lo compondrían. Tan sólo, por encima del coro, se puede apreciar un ventanal original, actualmente cegado, que abre en arco de medio punto doblado por dos arquivoltas con baquetón en sus aristas, que descansan a su vez sobre columnas con capiteles de hojas lisas vegetales vueltas en sus extremos, a modo de bolas. Por medio de una estrecha escalera se puede acceder a su parte exterior que presenta una configuración similar, salvo por el arco de medio punto interno que está achaflanado. En la parte exterior no se conservan los fustes de las columnas y los capiteles están muy deteriorados. La portada occidental, utilizada como acceso al templo, está formada por cuatro arquivoltas principales de medio punto, con baquetón en sus aristas, entre las que se disponen arcos en retirada, con un desarrollo tal que casi permitiría calificarlos como arquivoltas secundarias, decorados con roleos, flores de cuatro pétalos y motivos en zigzag. Bajo ellas y sobre el vano de la puerta se dispone el tímpano, sobre dos ménsulas con las características cabezas de monstruos a las que, en la oriental se enfrenta un personaje con espada, y en la occidental otro personaje es engullido por la bestia. El tímpano presenta un relieve con la figura del Pantocrátor, Cristo en Majestad, envuelto en la mandorla mística y flanqueado por el Tetramorfos, los símbolos alados de los cuatro evangelistas. Las arquivoltas apean sobre columnas de fuste cilíndrico liso, con unos capiteles bastante deteriorados dedicados al ciclo del Nacimiento de Cristo y al Pecado Original. El orden narrativo acorde con la narración bíblica comienza por el capitel interior del lado occidental, sucediéndose las siguientes escenas: en dicho capitel se muestran dos representaciones, por un lado el Pecado Original (momento en el que Adán se lleva la mano a la garganta) y por otro la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso, ambas separadas en el ángulo del capitel por la serpiente enroscada al árbol del fruto prohibido. El siguiente capitel contiene la Anunciación a la Virgen María, San José y otro personaje femenino (algunos autores lo identifican con la escena de la Anunciación a los Magos, al seguir un orden de lectura inverso al propuesto y al no advertir el velo de la figura de la esquina; por otra parte, el ángel portador de la cruz es propio de la Anunciación). En el tercer capitel hacia el exterior se representa la Anunciación a los Pastores, con el ángel tras las ovejas dando la noticia a un grupo de personajes. Finalmente, el capitel exterior de este lado oeste contiene la escena del Nacimiento, en un espacio arquitectónico cerrado por dos arcos de medio punto. La narración continúa por el capitel interior del lado oriental, que representa a los Magos a caballo camino a Belén, siguiendo la estrella que aparece tallada en la cara oeste del pequeño capitel de transición. En el siguiente aparece representada la escena de la Visita a Herodes, con los tres Magos en pie ante el monarca acompañado de su armígero. En el tercero se muestra la Epifanía, con la típica figura de San José meditabundo o dormido. Por último, en el capitel externo aparece la escena del Sueño de los Magos, en el que el ángel se les aparece avisándoles de las intenciones de Herodes, con la particularidad (no atípica en el arte románico) de que los tres aparecen acostados en el mismo lecho. Sobre los capiteles se dispone una imposta corrida con los habituales frutos vegetales en forma de corazón, característicos del taller del maestro de San Juan de la Peña. El conjunto de la portada tiene una anchura de 5,65 metros, reservando 1,80 metros para el vano. La portada del lado meridional, fuera de uso desde la reforma renacentista, es más modesta, tanto en proporciones como en ornamentación. La anchura de su vano es de 1,30 m, y la del conjunto de 4,20 m. Se compone de cuatro arquivoltas de medio punto lisas, de sección rectangular, que apoyan en sus respectivas columnas de fuste cilíndrico y capiteles tallados muy deteriorados. En este caso, el tímpano no presenta ningún elemento decorativo, y apoya su peso sobre modillones en saledizo que, a pesar del tabique que ciega el vano, parecen no tener ningún tipo de decoración. Todos los capiteles salvo uno presentan decoración a base de motivos vegetales, aunque algunos, como los dos capiteles exteriores, se encuentran totalmente destruidos. Los hay con derivaciones de acantos a la manera languedociana, otros con hojas de palma y frutos colgantes y también con sucesivas corolas de hojas lisas y volutas. El capitel interior del lado oriental es historiado, presentando una escena en la que se aprecia a dos ángeles que adelantan sus brazos hacia un personaje. García Lloret reconoce con acierto que se trata de una figuración de la Anunciación. De ser significativo, el inicio de genuflexión visible en el ángel interior recordaría al esquema de las anunciaciones tardorrománicas derivadas de la fórmula silense. Tanto el estilo como la temática de las formas escultóricas, sobre todo las ubicadas en la portada occidental, hacen patente una conexión directa con el maestro de Agüero, presentando importantes similitudes con otras obras de este taller, como la portada norte de la iglesia del Salvador de Ejea de los Caballeros y las parroquiales de Biota y Agüero. Por otro lado, la estructura original de la fábrica románica de la iglesia del Salvador de Luesia guarda semejanzas con otros templos de planta basilical de tres naves, como los de Sos del Rey Católico o Murillo de Gállego. En definitiva, es evidente la acumulación de elementos propios del románico tardío sobre un esquema eclesial perfectamente consolidado en el pleno románico. Todavía se conserva en su interior, concretamente en la segunda capilla del lado norte, la pila bautismal románica. Se trata de una pieza con copa monolítica lisa, semiesférica, de 1,21 m de diámetro. No han llegado hasta nosotros, o hasta el momento no se tiene constancia, documentos que avalen la fecha de construcción de este edificio. Aun así los expertos mayoritariamente se inclinan por ofrecer la fecha de 1075 como datación para la cripta, cronología excesivamente temprana para el motivo ornamental del capitel conservado, mientras que el resto de la fábrica románica se construiría durante el siglo XII y principios del XIII. La decoración escultórica de las portadas se completaría en la segunda mitad del siglo XII, en el caso de la portada meridional, y a finales del siglo XII en el de la occidental, según García Lloret, aunque otros autores retrasan esta última hasta principios del XIII. La incorporación de esquemas arquitectónicos en la parte alta del capitel figurativo ha sido comentada por García Lloret con relación a modelos comparables de Santa María de Sangüesa y San Martín de Uncastillo; el gesto de uno de los ángeles anteriormente descrito confirma su ejecución en el último tercio del siglo XII.