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Vista de la portada con la espadaña al fondo

Identificador
39093_01_004n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 54' 23.61'' , -4º 1' 49.65''
Autor
Sin información
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Juan Bautista

Localidad
Aldea de Ebro
Municipio
Valdeprado del Río
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
ENTRE LAS PIEZAS que componen la colección de imaginería medieval del Museo Diocesano de Bilbao se incluye desde 1995 esta preciosa imagen que forma parte de un depósito del Museo Vasco de esta misma ciudad, donde ingresó en 1921, según consta en los datos de su registro, anotándose su procedencia en la localidad cántabra de Colindres, sin que se precisen más datos sobre su emplazamiento originario. La talla nos ha llegado en un estado de conservación bastante aceptable, pues tan sólo se ha perdido la mano derecha de la Virgen y el niño, piezas que debieron de tallarse de forma independiente, como se deduce de las espigas que aún se conservan en la talla, y por lo que no es posible precisar el atributo que portaría en ella la Virgen María, si bien la disposición del brazo del niño Jesús parece corresponder al gesto de bendición habitual. Anotar también el retallado de la parte superior de la cabeza, realizado con toda probabilidad para asentar una nueva corona, tal vez una pieza de orfebrería. A simple vista, la escultura se halla repolicromada, al menos por lo que respecta a la indumentaria de la figura del niño, pues se pueden apreciar en la laguna de su rodilla izquierda hasta tres capas de policromía. Sin embargo, por lo que respecta al manto de la Virgen, totalmente cubierto por oro bajo el que se trasluce el color rojizo del bol preciso para su correcto asentamiento y a las carnaciones, que son mates y cuentan con aplicaciones de tonos rojos y negros para representar los ojos y las cejas, parece que nos encontramos ante el revestimiento original. Por lo que respecta a sus caracteres estilísticos, en general se observan los rasgos propios de las imágenes románicas: Cristo se asienta sobre las rodillas de su madre, totalmente centrado y en disposición rigurosamente frontal, rasgo que comparte con ella, si bien existe un contacto en la mano izquierda que coloca la Virgen, con maternal dulzura, junto al muslo de su hijo, lo que indica una relación más humana entre ambos personajes. Cristo lleva como atributos un libro en su mano izquierda, y una corona, a modo de diadema, sobre su cabeza, vistiendo con túnica y manto que se cruza sobre su pecho, al modo de una toga romana. María también se cubre con túnica de cuello redondo y un manto, que deja libres los brazos, y cuyos extremos reposan sobre sus piernas, ambos muy ajustados al cuerpo, reduciéndose el plegado a las sinuosas curvas de su borde inferior. Carece, sin embargo, de velo o cualquier otro género de tocado, llevando su cabeza totalmente descubierta, lo que es verdaderamente inusual en las tallas románicas y no se observa como habitual hasta fines del siglo XV (caso por ejemplo de la talla de Fresnedo), sospechándose de dudosas intervenciones en las tallas románicas que lo presentan. No es este el caso, ya que no se aprecian indicios de retallado, y si a esto unimos el modo tan natural con el que se ha representado el cabello de la Virgen, ondulado en los laterales, y cuyos mechones reposan de manera muy convincente sobre sus hombros, además de la incipiente sonrisa de su rostro, por lo que resulta preciso retrasar la cronología con que se viene indicando en la cartela del Museo (c.1190) al menos hasta el segundo tercio del siglo XIII, resultando en todo caso una talla contradictoria.