EN EL EXTREMO MERIDIONAL del pueblo se encuentra la iglesia parroquial de San Cipriano, una construcción del siglo XV formada por una nave rectangular cubierta con bóveda de cañón y una capilla mayor cuadrada con bóveda de crucería octopartita. En el alero sur de dicha capilla se conservan once canecillos románicos aprovechados de una construcción anterior. Dos de ellos son lisos y el resto se decoran con diferentes motivos de carácter vegetal, geométrico y figurativo: cinco rollos superpuestos, una hoja lisa albergando una bola, dos hojas muy esquemáticas de perfiles lobulados, un cuadrúpedo recostado, una cabeza antropomorfa y tres personajes en diferentes actitudes. Uno de ello aparece tocando un instrumento de viento y los otros dos en posición sedente, aunque muy mutilados. Parecen seguir modelos desarrollados durante la segunda mitad del siglo XII pero interpretados por artesanos populares.