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Iglesia de Santa Cecilia de Salas de los Infantes con la portada procedente de la iglesia de Santa Eulalia de Mazariegos

Identificador
09346_04_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 1' 20.79'' , - 3º 16' 57.10''
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés,José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

Iglesia de Santa Eulalia

Localidad
Mazariegos
Municipio
Mecerreyes
País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa Cecilia

Localidad
Salas de los Infantes
Municipio
Salas de los Infantes
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA ANTIGUA IGLESIA PARROQUIAL de Mazariegos es pura ruina venida a menos en los últimos años; apenas nada resta de su nave, levantada en mampostería, mientras que la cabecera rectangular tardogótica, en tiempos cubierta por bóveda de crucería y construida en sillería, atiende igual suerte. Los vestigios de lo que fuera una iglesia románica transformada a fines del siglo XV están disgregados entre Salas de los Infantes y Madrid. Afortunadamente, a la ciudad serrana se trasladó la maltrecha portada en 1980, remontándola como dijimos al oeste del recinto de la iglesia de Santa Cecilia del Barrio de Costana, a la vera de la carretera de Nájera. En su actual disposición muestra la portada arco y una arquivolta levemente apuntadas y lisas, con marcas de labra a hacha en las dovelas originales. Apean los arcos en impostas de listel y nacela y jambas escalonadas en las que se acodillan dos parejas de columnas sobre muy maltrechas basas áticas sobre plintos. De los cuatro capiteles que las coronan los exteriores son iguales, cubiertos de carnosas hojas con pomas en sus puntas, mientras que los interiores reciben sendos mascarones. El del lado izquierdo del espectador presenta un destrozado mascarón masculino, de abultados mofletes y grandes orejas, mientras que el otro tiene rasgos monstruosos, dotado de puntiagudas orejas o cuernos, ojos almendrados y rehundidos marcando los párpados, erizada cabellera y parece que en actitud de engolar el fuste. Ambos manifiestan ruda labra. La enorme y hermosa pila bautismal, labrada en un bloque de caliza, se conserva en el Museo Arqueológico Nacional y consta de copa semiesférica decorada con un bocelillo, banda de dientes de sierra y bocel sogueado en la embocadura, bajo el que corre una banda de contario, una fina cenefa con zarcillos y una ornamental arquería. Se compone ésta de veinte arcos de medio punto rebajados y doblados, los interiores abocelados, con trifolias en las enjutas. Apean en columnas de capitelillos vegetales, gruesos fustes sobre basas y plintos, albergando entre los capiteles, inscritas en clípeos, rosetas de tres, cuatro y seis hojas, cruces y estrellas. Se alza la copa sobre tenante cónico con un bocel sogueado inferior. Mide 127 cm de diámetro x 106 cm de altura total. En la embocadura porta una fragmentaria inscripción que según Garbiñe Bilbao reza: [...] DE MCXC [...] / PETRUZ ME FECIT. De ser correcta tal transcripción -guardamos nuestras reservas sobre todo en el “de” inicial- nos encuadraría cronológicamente el ejemplar entre 1152 y 1161. Esta datación puede hacerse extensiva a las pilas bautismales de Ciadoncha, Mecerreyes o Palazuelos de Muñó, de similar tipología y factura, muy probablemente salidas del mismo taller que la que nos ocupa, guardando relación formal con las de Tañabueyes, Cojóbar, etc.