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Planta

Identificador
34486_06_011
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 40' 56.92'' , -4º 20' 51.77''
Idioma
Autor
Jesús Antonio Tejedor Sánchez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Cristóbal

Localidad
Prádanos de Ojeda
Municipio
Prádanos de Ojeda
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EL ACTUAL TEMPLO DE SAN CRISTÓBAL no conserva a primera vista ningún testimonio de la primitiva iglesia románica, excepción hecha de una pareja de capiteles que más adelante estudiaremos y otros restos situados en los pilares que separan el segundo y tercer tramo de la nave. La planta es basilical de tres naves con cuatro tramos coronados por triple ábside, torre a los pies, pórtico y sacristía adosados al sur y dos capillas abiertas en la nave del evangelio. Se combina en la construcción la sillería arenisca (procedente de las canteras de Becerril y Villaescusa) en el cuerpo de la nave, pórtico y ábside central, con la mampostería de la sacristía, trascoro y ábsides laterales y el sillarejo de los dos cuerpos inferiores de la torre. Al interior los paramentos muestran trazas de abujardado. Ninguna de las actuales estructuras puede considerarse románica y pese a que la morfología del ábside central sigue claramente dichos modelos, su construcción se sitúa en pleno siglo XVI. Los libros de fábrica del archivo parroquial, estudiados por su párroco D. Isidro López Merino, nos ofrecen la secuencia exacta de los trabajos acometidos en el edificio. Sabemos así que hacia 1568 se inicia la ampliación del antiguo templo, añadiéndose un tramo de nave hacia el este y realizándose la actual cabecera de triple ábside, destacado el central. Se compone este de presbiterio rectangular abovedado en cañón y hemiciclo cubierto con bóveda de horno. Una saetera abocinada se abre e n el eje, apreciándose al exterior sillares románicos reutilizados labrados a hacha. Los ábsides laterales muestran, por su parte, una tipología más acorde con la fecha de su erección y combinan la sillería de los contrafuertes con la mampostería de sus muros. Según I. López, parece que las trazas de la cabecera corresponderían al palentino Juan de Ambers. Las obras debieron prolongarse durante la segunda mitad del siglo XVI reformando completamente la estructura de las naves románicas. Restos de molduraciones tardogóticas se aprecian principalmente en la nave de la epístola y en los pilares del segundo y tercer tramo de la nave del evangelio, sin solución de continuidad respecto a otras de perfil clásico, evidenciando así ese momento transitivo entre el vocabulario gótico y el incipiente renacimiento. A inicios del siglo XVII tenemos constancia de la intervención en la fábrica de San Cristóbal de Prádanos de dos arquitectos, Juan de Iturriaga y Domingo Uría. En 1608 se acomete el abovedamiento de las naves, para el que se trajo piedra toba de Cozuelos. En la central las bóvedas son estrelladas, de claves profusamente decoradas con rosetas, cruces de San Andrés, motivos heráldicos y geométricos. Las colaterales reciben bóvedas de crucería estrellada y sendas de terceletes en el primer tramo, sumamente irregular en la norte. Los pilares sobre los que apean las bóvedas son cruciformes, algunos amorfos, y presentan molduraciones clásicas. Los arcos formeros y perpiaños son de medio punto, alguno levemente apuntado. A los pies de la nave central se construyó la torre, de tres pisos, planta cuadrada y levantada en sillarejo con refuerzo de sillares en los ángulos. Dobles troneras de medio punto se abren en cada lado del cuerpo de campanas, cuyo acceso se realiza gracias a un cubo octogonal adosado al sur albergando una escalera de caracol. Al interior, la estructura de la torre recoge el baptisterio y sobre él, el coro alto de madera, cubierto con cañón apuntado. Completa este cuerpo occidental, a los pies de la nave norte, una estructura con función de trascoro y acceso exterior. En 1610 y con piedra traída de Villaescusa de Ecla se erigió el pórtico rectangular adosado al primer tramo de la nave de la epístola. Dicho pórtico, en principio abierto, recibió sendas puertas a los lados sur y este en 1789 y al oeste se le adosó un trastero, derribado en 1985. Las trazas del arco occidental, cegado recientemente, son aún visibles. Se cubre con bóveda de crucería. En 1650 el arquitecto Juan de la Cuesta construyó las capillas de la Virgen del Rosario y Nuestra Señora de la Piedad, abiertas en la nave del evangelio. La sacristía adosada al muro meridional de la cabecera, cuadrada y levantada en mampostería, fue construida en 1748 y el cementerio que envuelve el edificio por el norte se erigió en 1804. San Cristóbal de Prádanos se nos presenta así como un templo básicamente renacentista con resabios tardogóticos. El perímetro de la iglesia medieval no fue, sin embargo, más que puntualmente alterado y prueba de ese respeto la dan tanto la reutilización en la nave del XVII de la pareja de capiteles románicos como la elección de una estructura absidal heredera de la original, claramente retardataria para una fecha avanzada dentro del siglo XVI. La decoración escultórica del edificio se reduce, si exceptuamos dos repisas góticas de mediana calidad, a la pareja de capiteles románicos conservados entre el segundo y tercer tramo de la nave central y los cimacios -decorados con palmetas inscritas en tallos- que los coronan. El capitel del lado de la epístola, que conserva restos de policromía de tono azul cobalto, presenta cinco series de volutas entrecruzadas y caulículos en los ángulos de los que penden palmetas apenas visibles. Tras la vegetación asoman cuatro personajes, barbados y con largas cabelleras, cuyos puntiagudos calzados apoyan sobre el ástragalo, horadado éste con puntos de trépano. El personaje de la cara que mira a occidente del capitel aparece tocado con un bonete semicircular y muestra un utensilio, especie de cuchillo afalcatado. El cimacio, como el del capitel vecino, se decora con un friso de palmetas. El capitel frontero muestra, por su parte, el tema, tan frecuente en la región, de Sansón desquijarando al león (Jue., 14,6 y 15,15-17). En el frente de la cesta aparece el héroe veterotestamentario con sus atributos característicos: larga cabellera y barba, vestido con túnica -con vestigios de policromía de tonos ocres- y manto al viento, cabalgando y forzando las mandíbulas del felino. De entre las fauces del león emerge la cabeza de un personajillo, detalle éste que refuerza el carácter diabólico del león y que volveremos a encontrar en Santa Eufemia de Cozuelos. Enmarcan la escena del combate bíblico sendos gruesos caulículos y en los ángulos palmetas de puntas rizadas y horadadas con trépano. En las caras laterales del capitel aparecen dos enigmáticos personajes de rasgos idénticos a los de Sansón. El occidental aparece tocado con un bonete cónico claveteado y blande una especie de tranca contra el león, al que sujeta por una de sus patas. El personaje de la cara que mira al altar alza la cola de la fiera con su mano izquierda mientras se apresta a cortarla con una especie de hoz que mantiene en su diestra. La presencia de personajes adyacentes en la iconografía de Sansón no es caso aislado, si bien su número y actitud varía. Los capiteles del triunfal del Santa Eugenia de Dehesa de Romanos y del transepto de Cozuelos son los más próximos iconográficamente a este de Prádanos. En el plano estilístico, no cabe duda de la relación de nuestro escultor con el entorno del grupo definido por García Guinea como relacionado con el “maestro de Moarves”, cuya actividad se constata en Aguilar (capitel en el MAN), portada de Moarves, Dehesa de Romanos, etc. En cualquier caso, las estrechas similitudes entre la pareja de capiteles de Prádanos y otros de Cozuelos permite, si no su atribución a un mismo escultor, sí probar la estrecha relación entre ambos. Prueba de ello la dan tanto la iconografía como la composición prácticamente idénticas en el caso del Sansón, una misma concepción ligeramente trapezoidal de los rostros, de cabelleras y barbas partidas, los pliegues helicoidales en los hombros y rectilíneos superpuestos en las mangas, las mechas lanceoladas de la melena del felino, la profusa utilización del trépano o detalles tan reveladores como el extremo del manto de Sansón cubriendo en parte uno de los caulículos. Las relaciones estilísticas de los relieves conservados nos lleva a proponer una cronología, acorde a la comúnmente aceptada para el transepto de Cozuelos, dentro de las dos últimas décadas del siglo XII.