Sant Esteve de Pedret
Iglesia de Sant Esteve de Pedret
La iglesia de Sant Esteve de Pedret fue la parroquia de un vecindario que se encuentra muy diseminado, en una zona de humedales que ocupa el espacio del desaparecido lago de Castelló. Junto a la iglesia sólo encontramos dos masías y la antigua rectoría. Se accede fácilmente al lugar desde el vecino núcleo de Marzà, o por la GIV-6101 que nace en la cercana población de Pau.
La iglesia de Pedret está documentada por primera vez en el año 974. En el siguiente siglo, en 1060, la condesa Guisla de Empúries, hizo donación, a la sede de Girona, de un alodio en su término parroquial. Más adelante, en 1127, Ramon Ademar de Rabós, hace entrega de sus derechos de cobro de 70 sueldos a dicha iglesia y a sus capellanes. De nuevo, en 1279 y 1280, encontramos referencias a Sti. Stephani de Pedreto en las Rationes decimarum que incluían la relación de iglesias que contribuían a las Cruzadas. La iglesia es mencionada en varios documentos del siglo xiv (Sancti Stephani de Petreto, Pedret o Padreto), entre los cuales los nomenclátores de la diócesis de Girona. Perdió su condición de parroquia en 1968 a favor de la nueva iglesia construida en Marzà.
El templo está construida sobre un pequeño terraplén rocoso entre dos masías del núcleo de Pedret. Destaca por sus grandes dimensiones, teniendo en cuenta que se trata de una parroquia rural. Se trata de un edificio de una sola nave y planta rectangular, con ábside semicircular orientado al este. La nave está cubierta con una bóveda apuntada, mientgras que el ábside cubre con bóveda de cuarto de esfera y va precedido de un tramo presbiterial cubierto con una bóveda más baja que la de la nave, aunque también apuntada. Los muros laterales, en el sector del presbiterio, sobresalen exteriormente insinuando un inexistente transepto. La comunicación con la nave se realiza mediante doble arco triunfal.
Los muros estaban cubiertos por unas pinturas modernas bastante deterioradas y se procedió a su limpieza y consolidación quedando sólo fragmentos en la cuenca absidal y en algún intradós de las capillas laterales. Esta intervención dejó al descubierto el aparejo, que en la zona inferior del ábside está formado por piedras de distinto tamaño, apenas desbastadas y trabadas con abundante mortero, dispuestas de forma irregular. En cambio, en los muros de la nave observamos unos sillares de buen tamaño y factura, colocados en hiladas horizontales.
Hay dos puertas de acceso, una a poniente y otra en el muro sur. La puerta occidental, que estuvo mucho tiempo tapiada, queda a considerable altura y en la restauración moderna del templo se optó por convertirla en un curioso balcón. Es una abertura rectangular con arco de medio punto adovelado. La puerta meridional es la que da, pues acceso al interior del templo, mediante una escalera lateral que salva el desnivel existente. Esta portada presenta características similares a las de otras iglesias rurales de la zona del Empordà o de las vecinas comarcas del Rosellón, el Vallespir y la Garrotxa. Tiene una abertura rectangular coronada por tres arcos de medio punto en degradación, adovelados, los cuales encierran un tímpano liso sustentado sobre un dintel monolítico que presenta una cruz griega inscrita en un círculo, en relieve. La arquivolta exterior está protegida por un guardapolvo adovelado en caveto, que se une a las impostas que sostienen los arcos y que siguen el mismo modelo. La arquivolta central es moldurada en bocel. Las jambas que sustentan el conjunto están formadas por sillares de gran tamaño y buen corte. Llama la atención la existencia de otra pequeña puerta, tapiada, situada entre la portada principal y el ángulo de poniente. Buscando una explicación a sus pequeñas dimensiones (1 m de alto por 0,60 cm de ancho), quizás podría tratarse de la puerta de acceso al comunidor o esconjurandero de la parroquia, que podemos ver en la esquina superior de la fachada de poniente con el muro sur.
El edificio posee tres ventanas que le proporcionan iluminación, las tres de doble derrame, adoveladas y con arco de medio punto. Una se encuentra en el centro del ábside y está formada por dos arcos adovelados en degradación, uno de ellos en bocel. El interior se apoya en dos columnas de fuste cilíndrico y liso con dos capiteles esculpidos de forma troncocónica invertida. El del lado izquierdo tiene esculpida una figura humana rodeada de motivos vegetales. En el capitel derecho se representa una cabeza humana y otra zoomórfica alternadas con decoración vegetal. Ambos capiteles están cubiertos por sendos cimacios de mayor tamaño que la moldura que sostienen.
Hay otrta ventana en el muro de mediodía, entre la puerta y la zona de levante. Es también de doble derrame con arco de medio punto, formada por dovelas con el ángulo en caveto y en la parte exterior, una arquivolta formada por un friso con dientes de sierra y un guardapolvo en caveto. Completa el conjunto, la ventana de la fachada de poniente, de parecidas características a la del ábside. Está situada en el centro del muro sobre la antigua puerta de acceso. Contiene elementos de las dos ventanas descritas anteriormente. Comparte con la ventana del ábside las columnas que comunican con los capiteles por un astrágalo circular sin decoración. De los dos capiteles, sólo se conserva en buen estado el del lado derecho que nos muestra dos felinos devorando la cabeza de un humano que muestra las nalgas y la espalda mientras que el derecho está tan erosionado que no permite ser descrito. De las tres arquivoltas, la exterior muestra la misma decoración de dientes de sierra que encontramos en el muro sur y un guardapolvo en caveto, mientras que las impostas son parecidas al guardapolvo de la ventana de mediodía.
Está claro que el modelo de las ventanas sigue un esquema habitual en la región ampurdanesa, nacido del influjo de la escultura rosellonesa en mármol, aunque simplificado y adaptado a las posibilidades de un templo rural. Iglesias más o menos cercanas como Sant Miquel de Solans o Santa Maria de Agullana ofrecen fórmulas parecidas, aunque de mayor entidad. En cualquier caso, el tipo de construcción permite pensar que Sant Esteve de Pedret fue construida en época avanzada del románico, seguramente en la segunda mitad del siglo xii.
Texto: Montse Jorba i Valero – Fotos: Carmen Ropero Manchón/Montse Jorba Valero – Planos: Carlos Javier García Muñoz
Bibliografía
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