LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA, situada en la plaza del pueblo, es una construcción de tres naves rematadas en testeros planos y espadaña a los pies. En el exterior, junto al lado este, se abre un gran arco de medio punto que según algunas fuentes daba acceso al palacio arzobispal del que tomó nombre la localidad. Los orígenes del templo se remontan a los últimos años del siglo XII, si bien de esos momentos sólo ha llegado hasta nuestros días parte del hastial occidental, con una portada románica y una columna en el interior adosada al mismo muro. La portada románica consta de un arco de medio punto, arquivolta lisa y guardapolvo decorado con ovas o lengüetas muy planas y una especie de pequeña cabecita de rasgos casi inapreciables a la altura de la clave. El arco de ingreso y la arquivolta apoyan sobre una imposta moldurada en el lado izquierdo y con pentafolias envueltas por aros entrelazados, en el derecho. Sobre esta portada aparecen dos canzorros y los huecos de otros dos que sujetaron la techumbre de un pórtico desaparecido que protegía la entrada. En el interior, junto al muro de los pies donde se sitúa la portada antes descrita, se conserva una columna adosada provista de un capitel decorado con motivos vegetales a base de hojas planas con nervio central que se vuelven en el tercio superior en forma de voluta.