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Detalle de la espadaña

Identificador
39013_06_007n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 8' 52.63'' , -4º 35' 35.65''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de los Caballeros

Localidad
Frama
Municipio
Cabezón de Liébana
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
EL CONJUNTO QUE HOY FORMAN LA IGLESIA de Frama y la torre que junto a ella se levanta en 1905, a expensas del párroco de la villa, Fidel Gómez de Bedoya, consiguió en su época lograr un verdadero ejemplo de acertadísima rehabilitación de monumentos. Ahora que, después de cien años, tanto se discute sobre la conservación y restauración de lo histórico-artístico, bien convendría una aproximación a este rincón lebaniego, para que muchos de los que ahora nos ocupamos de estos problemas aprendiésemos, de quienes operaron en estos años iniciales del siglo XX, sobre una difícil conjunción de elementos y que, seguramente, más por intuición que por afectados principios, obtuvieron un resultado digno de general aplauso. Hubo seguramente aprovechamiento de elementos ruinosos de una iglesia románica; construcción con ellos y sobre ellos de una nueva posiblemente del siglo XVI-XVII; levantamiento de una alta torre prismática, utilizando quizás los cimientos de otra más antigua; unión de torre e iglesia por medio de una portada de arco de medio punto y sillería de piedra muy distinta; protección o cubierta de la vieja puerta románica de principios del XIII. Muchas cosas, sin duda, que pudieran haber organizado un verdadero conglomerado de contraposiciones y, sin embargo, este rincón de Frama está lleno de belleza y deleite. Nada, ni la utilización, que parece pudiera ser abusiva, de la mampostería, ni la misma proximidad de los edificios, ni su unión por portada moderna de gusto neoclásico, han podido con el misterioso encanto del lugar. Muchos principios que ahora parecen constituir reglas obligatorias en las leyes de la restauración, fueron aquí, en este pequeño sitio de Frama, inconscientemente vulnerados, y sin embargo, el resultado no ha podido ser más exitoso. ¡Son los misterios de la belleza que escapa a todo intento de encasillarla! Lo más llamativo, desde el punto de vista decorativo, y por su antigüedad, es la puerta de entrada a la iglesia, que se halla entre los dos primeros contrafuertes del muro meridional. Protegida por un tejadillo a dos aguas sobre armazón de madera, añadido moderno pero también perfectamente adaptado, se nos muestra en trabajada sillería de color ocre amoratado, con variaciones de tono. Sus arcaduras, todas de medio punto, son las siguientes, de exterior a interior: chambrana formada por estrecho listel y banda de taqueado de tres hiladas; viene después una arquivolta adornada toda ella con grandes puntas de diamante en número de treinta y cuatro. El arco de entrada lo forman nueve grandes dovelas que rompen su esquinal con un fino bocel y adornan la rosca con siete dientes de lobo de buen tamaño, dibujados con líneas incisas pareadas. Las tres arcaduras descansan sobre cimacios acodillados en nacela, todos lisos, salvo la parte recta que viene surcada por una fuerte incisión horizontal. El cimacio central del acodillado, apoya sobre sendos capiteles, uno a cada lado, decorados así: el izquierdo, de cesta alargada, se labra, de arriba abajo con: banda estrecha de nido de abeja o de cuadraditos excisos en dos filas; debajo, otra banda, de la misma altura aproximadamente, con tres flores cuatripétalas de nervio central bien marcado; soga bien señalada que apoya sobre la punta de cinco altas y esquematizadas hojas de acanto que nacen de un collarino, también sogueado, que forma parte de la cesta. El fuste es de dos tambores, como su similar frontero, y sus basas se esculpen con dos finos toros separados por un estrecho canalillo. Ellas cargan sobre un reducidísimo plinto que, a su vez, pesa sobre un banco rectangular de esquinas matadas por bocel. El capitel derecho es también muy largo y lleva, igualmente en bandas: nido de abeja similar al de su compañero; dos únicas cuatripétalas, sogueado y acantos más alargados; concluye con un fino sogueado que hace de astrágalo. En este lado derecho, el sillar de la jamba exterior que se corresponde con el capitel, lleva grabada una gran cruz de brazos iguales, pero con apéndices intermedios, que está inscrita en círculo. Esta puerta de Frama pudiéramos considerarla como la puerta tipo del románico de Liébana, sobre todo por lo que se refiere a las arcaduras pues, prácticamente con el mismo orden, y con la utilización de las puntas de diamante, las vemos en Ojedo, Perrozo, etc., aunque la de Frama utiliza arco de medio punto, en tanto que las demás le tienen apuntado. Lo que nos inclina a pensar que fuese la de Frama la más antigua, y la que se constituye como modelo. La iglesia es de muy buen tamaño, de tres cuerpos, incluida la cabecera que es más baja. Todos sus muros, como apuntamos, son de mampostería. Llevan cornisa biselada de sillería, piedra ésta que también es utilizada para las ventanas, y óculo abiertos en los muros laterales, ventanas que tienen una traza posiblemente del siglo XVII. A lo largo de todos los muros, empezando por el esquinal del suroeste, se ha incrustado en la mampostería un calvario de piedra, cruz a cruz, que va recorriendo la iglesia, rodeándola, hasta el centro del muro occidental, el de la espadaña, donde termina en tres cruces, una central, vacía, para Cristo, y dos laterales, con brazo inclinado, simbolizando las de los dos ladrones. La espadaña, de tipo románico, copió seguramente la da la antigua iglesia, o fue ésta la que se alzó otra vez, desmontándola, hasta la altura del muro levantado, cosa que pudiera ser posible, dado el reducido tamaño, que desentona un poco con la elevación que adquirió el monumento. A uno y otro lado persisten algunos canecillos, al nivel quizá de la iglesia románica, de caveto alguno y otro de tres rollos.