Iglesia de Sant Urbà de Monclús
La iglesia dedicada a san Urbano está situada en el villaje abandonado de Montclús. La primera referencia histórica sobre Sant Urbà aparece en la repartición de los bienes de la canónica de Àger efectuada por el abad Guillem Ramon y Arnau Mir de Tost que se hizo efectiva en 1066. La mitad de los bienes provenientes de la parrochia Montis Clusi fueron otorgados al canónigo Mir Oliba de Àger. Más tarde, aparecía en una bula del papa Eugenio III de 1151, en la cual se otorgaba la iglesia de Monte Cluso a la canónica de Santa Maria de Solsona, junto con otras iglesias del condado de Urgell, donación que se ratificó en el acta de consagración de la misma, del año 1163. La categoría de parroquia que se le confirió con el tiempo reafirma la hipótesis de la importancia de Monclús hasta su paulatina despoblación y final abandono.