LA IGLESIA QUE CONTEMPLAMOS hoy día es de una sola nave, sin cabecera diferenciada, con sacristía adosada al muro sur, pórtico en la fachada meridional, sobre la entrada, y torre cuadrada en el lado este, adosada al hastial de la cabecera. Está construida casi íntegramente en mampostería caliza, con esquinales de sillería de la piedra caliza blanca que habitualmente se emplea en la zona para las construcciones más nobles o elementos escultóricos. Sólo la torre y la fachada sur se levantaron en sillería. Es un edificio de construcción muy tardía, erigido seguramente a lo largo de los siglos XVIII y XIX, aunque no cuenta con elementos claros que permitan precisar sin la menor duda esas cronologías. En otro momento existió sobre la adintelada puerta de acceso un letrero pintado, actualmente borrado pero que recogió Rafael Navarro y que atribuía la obra al año 1856, siendo cura Juan Cascón, o Gascón, según los autores del Inventario Artístico. De la primitiva iglesia románica -seguramente con posteriores reformas góticas- queda constancia en las numerosas piezas reutilizadas como mampuesto y que presentan marcas de los instrumentos de trabajo de ambos períodos, así como varios signos de cantero. Entre esas antiguas piezas destacan algunos sillares de aristas aboceladas y un par de robustas basas rematadas en bolas que ahora se encuentran soportando la techumbre del pórtico y que en origen debieron formar parte de un arco toral, puesto que fueron concebidas para estar adosadas a la pared. Pero el único elemento constructivo de época románica que permanece in situ es la espadaña, hoy formando parte de la torre, de modo que desde el exterior pasa completamente desapercibida. Sólo desde el interior puede apreciarse claramente su estructura, con un cuerpo inferior macizo, de mampostería, en el que una pequeña saetera dio en su momento luz al ábside. Sobre este basamento se alza el cuerpo de troneras, de sillería, con dos ventanales cegados, separados por pilastra, de factura sencilla, con arcos apuntados y chambranas molduradas que descansan sobre impostas similares. El remate debió de ser, según los modelos habituales, en piñón, con una tronera más, ahora integrada en el último cuerpo de la torre y que sigue el esquema de las dos inferiores. Se trataría en consecuencia de uno de esos ejemplos de templo tardorrománico fechable ya en las primeras décadas del siglo XIII, que debió de poseer ábside de planta cuadrada, único elemento que permitiría la rara solución de disponer la espadaña en el lado oriental de la iglesia, tal como se puede ver en otros casos de la zona, como Monasterio, Renedo de Zalima o Gramedo. Al interior la única nave se compartimenta en tres tramos, uno de ellos haciendo la función de capilla mayor. Se cubre con bóveda de cañón apuntado sostenida por arcos fajones que suponemos fruto de la reconstrucción moderna de la iglesia imitando el modelo románico precedente. El hecho de estar totalmente revocada no permite hacer mayores precisiones al respecto. Por último, la existencia de algunas piedras reutilizadas en la torre y que presentan enlucido da pie a imaginar el interior del templo medieval totalmente encalado, con despiece de sillares pintados a base de doble línea roja, ornamentación que, por otro lado, cada vez se está documentando con mayor frecuencia en otras iglesias de esta región y cuya cronología ronda el siglo XV.