MASARAC

El término municipal de Masarac, con una extensión de 12,53 km², comprende el pueblo de Masarac, que es cabeza de partido, el vecindario del Priorat y el agregado de Vilarnadal. El municipio es cercano a las estribaciones más meridionales de la sierra de la Albera. Se asienta en una pequeña colina (llamada Puig d’Altrera) desde donde se dominan campos de viñedos, cereales y olivos. La llanura está atravesada de Norte a Sur por el río Anyet. Se accede, desde Figueres, por la carretera comarcal GIV-6024 que lleva a Sant Climent Sescebes, o tomando primero la N-II y luego, a la altura del km 762,8, la comarcar GIV-6026 que conduce directamente al pueblo.

El lugar aparece mencionado como Meserago en documentos de los años 956 y 974. Se conoce que en el último cuarto del siglo xi el monasterio de Sant Quirze de Colera poseía un alodio en la villa de Meserag. Perteneció a la canónica de Santa Maria de Vilabertran desde el 1093, por donación del obispo de Girona de las dos iglesias que había en su término. Esta abadía ejerció el dominio a través del priorato de canónigos agustinianos establecido en Santa Maria de l’Om. Durante los siglos xiii y xiv, los señores de Navata disfrutaban del diezmo de Masarac, en feudo del obispo; consta que en 1226 estaba en posesión de Arnau de Navata, y en 1323 de Guerau de Rocabertí.

Sant Martí

La iglesia de San Martí se encuentra en la parte más elevada del pequeño núcleo de Masarac, en el extremo noreste de la población.

Hay noticia del templo en un falso precepto de Carlos el Calvo del año 844 otorgado a la abadía de San Quirze de Colera, que en realidad parece que data del siglo xiii. En 1093, el obispo de Girona Berenguer Guifré donó Sancti Martini de Mesaracho a la canónica de Santa Maria de Vilabertran. La iglesia figura en las Rationes decimarum de los años 1279 y 1280, y en los nomenclátores diocesanos del siglo xiv. Fue parroquia hasta 1592, cuando la titularidad pasó a la cercana iglesia de Santa Maria de l’Om. Actualmente, el culto parroquial se celebra en San Martí, por su situación dentro del núcleo de la población, y los oficios solemnes en Santa Maria de l’Om

Se trata de un edificio de una sola nave de planta rectangular con un gran ábside trapezoidal de origen prerrománico, que se podría datar entre los siglos viii y ix. Del templo original, que ha sufrido modificaciones posteriores, quedan los muros de la nave y  la cabecera. El ábside aparece algo desplazado hacia la izquierda respecto de la nave, y destacamos la considerable longitud del mismo si tenemos en cuenta las reducidas dimensiones de la nave.

En el muro de mediodía, llama la atención una puerta tapiada. Se trata de una puerta románica datada en el siglo xii, que probablemente  habría sustituido el acceso primitivo de la fábrica prerrománica. Consta de arco de medio punto, adovelado en gradación, con jambas construidas con sillares escuadrados. El arco arranca de una imposta moldurada que sigue por encima del dintel liso al igual que el tímpano interior.

La entrada actual se ubica en el centro de la fachada de poniente. De formato rectangular, con las jambas y el dintel construidos con sillares de piedra bien desbastados, aunque el dintel fue restituido. El marchapié presenta la impronta grabada de una herradura. Pertenece a la remodelación que se llevó a cabo en época moderna, entre los siglos xviii y xix.

El interior del edificio está rebozado, ocultando el aparato de piedra de los muros. La bóveda de la nave, abocinada, está sostenida por una cornisa moldurada, situada en los muros laterales, y  muy posterior al resto del edificio. El arco triunfal de medio punto, a base de dovelas de piedra caliza de buena factura, y la bóveda de cañón del ábside podrían corresponder a la construcción primitiva. En el muro de mediodía hay un gran arco de medio punto adintelado, empotrado a modo de hornacina, con la imagen del santo que coincide con la apertura tapiada del portal de acceso original al interior.

El templo presenta cuatro ventanas que iluminan el interior. Dos se encuentran situadas en el ábside, en el centro y a mediodía, y otras dos en los muros de la nave, a la derecha de la puerta tapiada y sobre el portal de acceso actual. Son todas rectangulares, de un solo sesgo y con forma de saetera. La fachada está rematada por un campanario de espadaña de tres pilastras construido con sillares escuadrados y sin los arcos. Presenta una campana.

Cabe destacar el muro septentrional del ábside, dado que fue sobrealzado posteriormente, formando un característico biombo. Actualmente, adosados ​​a la fachada de mediodía del templo hay dos muros de piedra con una puerta de arco de medio punto en cada uno. Ambas estructuras también se adosan a la casa situada al Sur de la iglesia, conocida como Can Serra.

El aparejo es a base de grandes sillares de buena factura en las esquinas, y el resto de los muros, levantados con piedras desbastadas, trabadas con abundante mortero. El opus spicatum bien marcado aparece en algunas hiladas de poca longitud. Desgraciadamente, en unas obras recientes, se destrozó el antiguo enlosado del interior que fue sustituido por un pavimento moderno.

Texto Montse Jorba i Valero – Fotos Carmen Ropero Mochales-Montse Jorba i Valero – Planos: Núria Dolors Vila Costa

Bibliografía

Badia i Homs, J., 1975, pp. 39-40; Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 265-270; Barral i Altet, X., 1981, p. 204; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 567-568; Gifré i Ribas, P., 2000, p. 310; Pons i Guri, J. M., 1964-1965, pp. 17, 54, 74; Monsalvatge i Fossas, F., 1908; Villanueva, J., 1803-1852, XIII, p. 225; XV, p. 222.