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Restos de la muralla con estelas reutilizadas del Castillo de Verdú

Identificador
25242_01_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.610855, 1.143969
Idioma
Autor
Juan Antonio Olañeta Molina
Nuria Montoya Vives
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Villa y castillo de Verdú

Localidad
Verdú
Municipio
Verdú
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castillo de Verdú

Descripción

 

VERDÚ

El municipio de Verdú, situado al Sureste de la comarca del Urgell, dista unos 6 km de Tàrrega, desde donde se llega por la carretera C-14, en dirección Sur. Históricamente formaba parte de las tierras conocidas como la Baixa Segarra. Se tiene constancia de la presencia de asentamientos humanos ya desde época prehistórica. De tiempos de los iberos data el poblado de Estinclells.

Villa y castillo de Verdú

Los orígenes de Verdú se sitúan en el siglo xi, durante el proceso de repoblación promovido por los condes de Barcelona, iniciado alrededor de 1056, cuando Ramon Berenguer I recuperó la localidad a los musulmanes e incorporó las tierras conquistadas al condado de Osona y al obispado de Vic. La primera noticia documentada donde se menciona Verdú data de 1072, y es una donación de tierras realizad por el conde de Barcelona a Arnau Company y a su esposa Guilla. En dicho documento, se menciona una iglesia que podría haber sido el primitivo templo dedicado a santa Magdalena, o tal vez el de san Nicolás. Nueve años después, estos señores cedieron los castillos de Verdú y de Talarn de Sió al matrimonio Guillem Bernat y Beatriu, que podrían tener algún parentesco con la familia Anglesola. La presencia de este linaje en Verdú aparece por primera vez documentada en un acuerdo de 1130, entre Berenguer Arnau de Anglesola y su esposa Guillemma y los señores de Verdú, Bernat Guerau y Llúcia, y los castellanos Arnau de Verdú y Ermengarda. En él se obligaba al castellano a vivir durante todo el año en el castillo. En el mismo documento se mencionaba la presencia de clérigos en Verdú. Unas décadas después, Berenguer Arnau regalaba como dote la villa y el castillo de Verdú a su hija Berenguera de Anglesola, como dote por su matrimonio con Guillem III de Cervera en 1164. En el documento se nombraba la villa de Verdú, que existía en la partida del Vilar, cerca de la capilla y la fuente de Santa Magdalena. No se han localizado los restos arqueológicos de dicha capilla en el antiguo poblado del Vilar. A la muerte de su marido, Berenguera ingresó en el monasterio de Vallbona de les Monges, desde donde siguió ocupándose de los asuntos de Verdú. Durante el período comprendido entre la reconquista de estas tierras y la integración de la casa de los Anglesola, se fortificó el castillo y se levantó la iglesia dedicada a san Nicolás de Bari. A pesar de que ya existía el castillo fortificado, la población estaba dispersa por las llanuras del valle del río Cercavins. El núcleo principal estaba situado en la partida del Vilar, y contaba, además, con las partidas de Els Estinclells, Recots y Valerna. Esta ocupación está documentada hasta el siglo xv. La tradición cuenta que una inundación del río destruyó un tercio de las viviendas situadas en el Vilar, motivo por el cual, en 1184, Berenguera de Anglesola concedió a los habitantes una carta de población que les permitía un cambio de la ubicación de las mismas, que pasaban ocupar las tierras de la llanura del castillo. La condición que puso fue la de edificar una muralla con sus torres, sus portales y sus fosos. De esta manera la villa se formó alrededor del castillo y creció bajo su protección. A principios del siglo xiii, en 1203, Guillem IV de Cervera y Anglesola, hijo de Berenguera, empeñó sus posesiones de Verdú y Preixana al monasterio de Poblet, con el fin de financiar una cruzada a Jerusalén. Pero su madre, que era usufructuaria del castillo de Verdú, cedió sus rentas a Vallbona. Sin poder saldar su deuda, dos años después de la muerte de Berenguera en 1225, Guillem IV firmó la venta de Verdú al monasterio cisterciense de Poblet. El dominio de este cenobio, que fue trascendental para la historia de la villa, duró seiscientos años, hasta la desamortización de Mendizábal. Gracias a su influencia, Verdú obtuvo beneficios y privilegios respecto a otras poblaciones vecinas. Fue la población más grande y rentable que tuvo el monasterio. Durante los primeros siglos desde la formación de la villa, ésta se benefició de dicha dependencia y pagaba los impuestos al monasterio en lugar de hacerlo al rey.

 

Durante los siglos xiii y xiv ya había dos hornos de alfarería dentro de la villa amurallada. Sin embargo, la primera documentación conservada donde aparece mencionada esta actividad se remonta a la segunda mitad del siglo xv. El derecho otorgado por el rey Pedro el Ceremonioso en 1378 que permitía la existencia de un mercado semanal y una feria anual por san Marcos, que duraba diez días, favorecieron el crecimiento de la villa. La feria se hacía fuera de las murallas. A finales del siglo xv la población se extendía hacia el Sur, donde el terreno era más llano. Durante los siglos xvi al xviii se ocupó el lugar que quedaba protegido por una segunda muralla que dibujaba un semicírculo desde los extremos de la plaza mayor hasta llegar al arrabal. Esta segunda muralla fue levantada a mitad del siglo xvi y tenía torres y portales, como el llamado de Colom. A lo largo de los siglos siguientes la villa creció fuera de las murallas.

 

La villa de Verdú se formó entre las últimas décadas del siglo xii y la centuria siguiente. El elemento vertebrador para la nueva urbanización fue la torre del homenaje que preside el castillo, al lado de la cual estaba la pequeña iglesia dedicada a san Nicolás de Bari, que perduró hasta finales del siglo xiii, momento en el que fue sustituida por la actual de Santa Maria. El hecho de que la iglesia estuviera dentro del recinto amurallado en lugar de estar alejada del núcleo se debe a la nueva fundación de la villa. Durante una centuria se levantaron quince torres de defensa, cuatro portales y las murallas. Se calcula que había un centenar de viviendas que ocupaban las proximidades del castillo, lo que serían las actuales plazas del Castillo (ahora llamada del Bisbe Comellas), de la Vedruna y las calles de la Iglesia, de la Font, de la Peixateria, Mayor (ahora de Sant Pere Claver), Tendes, de les Voltes, de la Botera y de Sant Jaume. Los portales se dispusieron en los cuatro lados de la muralla; el del Norte era conocido como el portal de la Font o de Tàrrega, el del Sur era el de Migdia o de Guimerà, al Este estaba el portal Nou o dels Tiradors, y al Oeste el de Sant Miquel o de Lleida. De los cuatro portales actualmente sólo se conserva el Sur. En la parte superior del portal hay un escudo con el anagrama de Poblet (po) que fue repicado como queja contra el monasterio. En el lado derecho del portal se conserva una abertura que servía como ventanuco de entrada al pueblo.

 

La muralla era una construcción realizada con sillares bien trabajados en la parte inferior, de entre 4 y 7 m de altura, y de tapial en la parte superior, que alcanza una altura de unos 12 m. De lo que fue la villa medieval queda el trazado de las calles que ocupan el terreno enfrente del castillo, además de éste y la iglesia. El crecimiento estuvo condicionado por la orografía del terreno.

 

Quedan pocos fragmentos de la muralla que rodeaba la villa y que definía Verdú como una villa amurallada. El trazado original pasaba por detrás del castillo y de la iglesia, seguía por la calle de la Font, bajaba por la de la Botera hasta la calle Mayor y volvía al castillo por la de la Peixeteria. Las partes más notables son las que se conservan en la parte posterior del castillo, al lado de la carretera comarcal. En ella se pueden ver un conjunto de diez estelas funerarias discoidales que fueron incorporadas como material constructivo cuando se recrecieron las murallas. Probablemente, formaban parte del antiguo cementerio situado en la plaza de la iglesia. Cuatro de ellas tienen representadas en una de sus caras del disco una cruz.

 

El castillo se encuentra situado en el extremo oriental de una pequeña planicie que queda limitada, por el lado este, por un desnivel (donde actualmente pasa la carretera LV- 2101 que conduce a Montornés de Segarra). Por este motivo todas las calles citadas crecieron hacia poniente; algunas formando arcos concéntricos, otras cortando las primeras. Considerada como una de las fortificaciones más importantes de la comarca, tanto por su buen estado de conservación, como su monumentalidad, en su conjunto es una edificación iniciada a finales del siglo xi y terminada a lo algo del xiv. Está formado por una torre cilíndrica que se eleva en la parte central y un conjunto poligonal de dependencias que se disponen a su alrededor. Dichas dependencias tienen tres pisos, en cada uno de los cuales había una nave muy larga, que correspondía a una estancia. Parece ser que esta división horizontal se correspondería con las distintas fases constructivas del castillo, siendo la parte inferior la correspondiente al siglo xii, la de media al siglo xiii y el último piso, o salas nobles, al xiv. Además, a lo largo del siglo xvi se siguió transformando la fortaleza. Durante la Desamortización el castillo fue dividido en ocho partes, de las cuales, en la actualidad, seis son propiedad del Ayuntamiento de Verdú  y las otras dos corresponden a viviendas particulares.

 

El castillo desempeñó una doble función, la defensiva y la de almacenamiento de los productos que formaban parte del diezmo. También fue la residencia del castellano, que era la máxima autoridad en la villa y representaba el poder del señor en su ausencia. Arnau Company habitó el castillo como lo harían los Anglesola y, probablemente, Berenguera de Anglesola. Con la venta del término al monasterio de Poblet, Verdú pasó a ser la capital de las posesiones populetanas en la baronía de la Segarra, y el castillo una de las residencias de los abades cuando visitaban la villa.

 

El castillo primigenio estaba formado por la torre del homenaje y un recinto poligonal más pequeño que el actual que lo rodeaba, en el que la puerta estaba situada en el lado norte. La torre sigue el modelo de construcción de frontera conocido como “torre manresana”, nombre que deriva de una torre situada en Prats del Rei en la comarca de Anoia, que presenta estas mismas características de torre circular, con una puerta de entrada a unos 6-7 m de altura, dividida en tres compartimentos y que tenía como función la de defender y sobre todo la de vigilar. La comarca de Urgell cuenta con otras torres cilíndricas de este estilo, como la de Guimerà y la de Almenara. Tradicionalmente, se ha considerado que la torre de Verdú es una edificación de finales del xi con estructuras internas que corresponden al siglo xii. Tiene unos 25 m de altura y otros tantos de perímetro, y 8 m de diámetro. La puerta de acceso, de arco de medio punto, está situada en el flanco oriental, a unos 9 m sobre el nivel del suelo, es decir, queda en el lado interno del castillo. En la entrada se conserva una estructura a modo de voladizo de piedra que probablemente habría sustituido al original de madera. El grosor de los muros disminuye en altura. El aparejo está formado por hiladas horizontales de sillares muy regulares y bien trabajados, motivo por el que algunos autores han planteado que la torre podría corresponder a una cronología más tardía, dentro del siglo xii. En ciertos puntos del paramento se encuentran algunos mechinales. Originalmente, estaba rematada por almenas y merlones, que fueron modificados durante la Guerra de Sucesión, y aquéllas convertidas en ventanas. Como en los otros ejemplos estudiados de torres manresanas, Interiormente, la torre se divide en tres pisos, cada uno de ellos cubierto por una bóveda. La parte inferior de la torre, asentada directamente sobre la roca, es un espacio cerrado a modo de pozo, sin accesos exteriores. Tiene un diámetro interior de unos 2 m y una altura de 8 m hasta la cubierta. En el centro de la falsa cúpula se abre un vano circular. Este paso permitía la comunicación con los otros dos niveles. A pesar de no haber encontrado evidencias que lo confirmen, se ha asignado a esta estancia la función de mazmorra. En el interior de la planta noble hay unas escaleras que dan acceso a la planta superior, y de allí a la terraza. La presencia de una escalera empotrada que aprovecha el muro es una solución que se encuentra en otros edificios militares. En el exterior, por debajo de las almenas, hay una serie de huecos que podrían haber servido para alojar las vigas de una galería de madera. En la planta noble se han encontrado unos grabados con representaciones de herramientas agrícolas e instrumentos musicales, y, en el piso inferior, una imagen de Cristo crucificado en un sillar a unos 1,8 m. de altura. En la misma pieza se ha detectado la presencia de otra figura que no se ha podido identificar. Algunas hipótesis proponen que el bajorrelieve de Cristo sería una imagen fundacional realizada en el momento de edificación de la torre, o de protección de los alimentos en ella almacenados. Otros estudios consideran los dos grabados como una representación de devoción personal propia de los siglos xii y xiii. Debido al desgaste, no se distingue si se trata de un Cristo con tres o cuatro clavos, lo que permitiría acotar su cronología.

 

Junto a la torre había una pequeña capilla cubierta por una bóveda de cañón con una ventana, que sería la parte más antigua del castillo. Bajo el dominio del monasterio de Poblet se ampliaron las estancias y se levantó el ala este. Bajo el mandato del abad Domènec Porta (1502-1526) se abrió una la actual entrada, una gran portada con arco de medio punto con grandes dovelas. Encima de ella hay una barbacana con su escudo. Con la construcción de esta puerta se cambió la orientación del castillo que hasta ese momento era hacia el Este. En la parte meridional se edificó la capilla de San Bernardo, de planta rectangular. En el lado este de la galería se encuentran las estancias abaciales que comunican con llamada la sala del abad Copons (1316-1348). En las plantas inferiores del castillo se hallan los almacenes, correspondientes a las primeras fases constructivas del conjunto. En la planta baja están los de cereales, que también se utilizaban como lagares, y que fueron edificados a lo largo del siglo xiii. En un nivel inferior al almacén central hay una bodega cubierta por una bóveda de cañón que fue construida en el siglo xii. También se ha datado como perteneciente a la primera fase un almacén de aceite con unos grandes silos de piedra que se localiza donde había estado la primera capilla al lado de la torre. Además, el castillo también tenía horno y molino.

 

Texto: Nuria Montoya Vives - Fotos: Juan Antonio Olañeta Molina/Nuria Montoya Vives

 

Bibliografía

 

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