Sant Fruitós de Fontelles
RIBERA D’URGELLET
Iglesia de Sant Fruitós de Fontelles
Al Noroeste de Cal Franc, en el lugar de Fontelles, se encuentra una pequeña iglesia dedicada a san Fructuoso, la cual se yergue oculta entre la espesa vegetación, prácticamente al pie del camino que bordea el Tossal de Cal Franc por el Sur. El acceso debe realizarse con un vehículo adecuado desde la palanca que cruza el Segre en al Sur de La Seu d’Urgell, en el inicio de la carretera C-462. Es preciso remontar la sierra de Nabiners hasta el despoblado del mismo nombre, el cual debe dejarse a mano derecha y seguir la pista que bordea el valle del torrente de la Freita en dirección a la Creu dels Canyamassos. Una vez en la solana del Tossal de Cal Franc, poco después de dejar atrás la masía del mismo nombre, deberá prestarse atención al lado septentrional del camino, pues la iglesia se hará rápidamente visible entre el follaje.
Todas las referencias documentales acerca de Sant Fruitós de Fontelles que se han conservado datan de la segunda mitad del siglo xi. En la mayoría de los casos, Sancto Fructuosio, Sancto Fructuoso o la ecclesia Sancti Fructuos, son mencianados como punto de referencia para la delimitación de alodios objeto de cambios de propiedad, aunque cabe destacar que el 1077, Sancto Fructuoso in villa qui vocatur Fontelias es incluido en la relación de bailíos y franquezas que el conde Ermengol iv de Urgell dió a la catedral, y que curiosamente, la referencia más antigua a esta iglesia –fechada en 1055– la vincula al lugar de Ladirt en vez del de Fontelles.
El edificio, flanqueado por el Sur por un cementerio con las sepulturas de los últimos habitantes de Fontelles, presenta una planta formada por una sola nave y un ábside semicircular más estrecho y de menor altura que aquélla. La construcción se asienta en un recorte del terreno, especialmente reforzado en la zona del ábside mediante un par de hiladas de contención. En los paramentos se pone de manifiesto que tanto la nave como la cabecera fueron recrecidos con posterioridad. En el centro del liso paramento absidal se halla una estrecha ventana cegada. En el tramo oriental del muro sur, sobresalen respecto a la superficie del resto del paramento los vestigios del lienzo original, de factura más consitente y de mejor calidad, que el caótico aparejo utilizado en aquél, formado por una combinación de sillarejo y piezas sin labrar colocados de forma nada uniforme. En el centro del muro se abre la puerta de acceso al templo, formada por un arco rebajado y obra, sin duda, moderna. Por su parte, el paramento norte es totalmente liso, carece de vanos, y presenta un aparejo más cuidado y regularmente dispuesto, formado por sillarejo, en su parte inferior que en la superior, en la que prevalece el irregular mampuesto. La fachada occidental resulta especialmente interesante, pues su aspecto se vio notablemente modificado como consecuencia del recrecimiento del edificio. Aparentemente, estaba rematada por una espadaña de dos ojos, los cuales fueron reconvertidos en ventanas durante las tareas de remodelación, hecho que ha dotado esta fachada de un curioso aspecto. Entre los ojos de la antigua espadaña se encuentra una placa de pizarra con la leyenda 1957, a la cual acompaña una placa de mortero donde se lee parcialmente una fecha ([9]67), las cuales podrían corresponder a las fechas de realización de las intervenciones más recientes sobre el conjunto. Además, en este muro se abre una ventana rectangular de un solo derrame que proporciona la mayor parte de la iluminación al espacio interior, pues los ojos de la espadaña iluminan el espacio bajo cubierta y el pequeño vano cuadrangular de un solo derrame abierto en el muro sur, cerca del ábside, apenas permite el paso de la luz.
La techumbre sobre la nave es de doble vertiente sobre vigas de madera y fue restaurada a principios del siglo xxi empleando tejas planas, mientras que la del ábside, troncocónica, está compuesta íntegramente por losas de piedra.
En lo que se refiere al interior, éste ha sido completamente modificado en época reciente: se enlucieron los muros, se incorporó un coro a los pies de la nave y se cegó la cavidad absidal para convertirla en una gran hornacina a modo de altar. Antecede al ábside un espacio presbiterial mas estreccho que la nave, que en su muro norte cuenta con una sencilla imposta, mientras que en el sur se observan las marcas que separan los restos del paramento original del resto. Finalmente, la nave –excepto el coro– está cubierta con un falso techo de factura modesta, cuya falta de altura le lleva a entregarse al altar, deformándolo parcialmente.
Texto: Esther Solé Martí/Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Esther Solé Martí
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., 1983, pp. 63 y 132-133; Baraut i Obiols, C., 1984-1985b, pp. 44-45, 62-63 y 92-93; Baraut i Obiols, C., 1986-1987, pp. 57-58, 90 y 173-174; Catalunya Romànica, 1984-1998, vi, pp. 300-301; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1977, pp. 173-174.