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Detalle de pila bautismal

Identificador
16048_01_012n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 27' 11.91'' , -2º 14' 21.93''
Idioma
Autor
Iván Amor Carretero Gallarte
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Millán

Localidad
Cañamares
Municipio
Cañamares
Provincia
Cuenca
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
A ESCASOS CINCUENTA METROS, en el margen izquierdo de la carretera principal, se halla este templo que mezcla en sus elementos un gótico tardío, junto con el estilo renacentista propio de la época en la que fue edificado. Aunque empezada a construir en el siglo XV, la iglesia llama la atención por la desproporcionada altura del cuerpo principal con respecto al contiguo y a la cabecera. El único elemento de época románica conservado en el edificio es su pila bautismal, ubicada a los pies del altar mayor y apoyada en el muro norte de la iglesia. Tiene más diámetro (102 cm) que altura (93 cm), pues el vaso en sí simplemente mide 72 cm y el pedestal no pertenece al conjunto original. La pila de Cañamares podría catalogarse dentro del amplio grupo de pilas lisas con cenefa; sin embargo su decoración con cabezas de diamante es lo que la hace singular. Ésta consta de un ancho borde superior, de medidas muy similares a la cenefa, que se decora con puntas de diamante y se separa del resto del vaso mediante un cordoncillo. Este ornamento, muy prolífico en dis tintos elementos arquitectónicos de las iglesias de la época, solamente se verá repetido una vez más (Villalba de la Sierra) a lo largo de toda la región. Sin embargo, como bien indica Nieto Taberné, podemos encontrar similitudes con otras pilas de la provincia, como la de Tondos, en la que se intenta representar la citada decoración a base de rombos. Mayores semejanzas se pueden establecer con las de algunas iglesias de la vecina provincia de Guadalajara, entre las que destacan las de San Bartolomé, la Santísima Trinidad y San Gil, ubicadas en Atienza. Sus pilas, aunque con una decoración más prolífica en la copa, recogen los mismos elementos en la cenefa, por lo que no sería extraño que los canteros o maestros venidos de esta tierra cercana hubieran intervenido en la construcción de la de Cañamares. Por este motivo, la podríamos fechar durante su repoblación, es decir, entre los siglos XII y XIII. Por último, su pedestal, de fábrica totalmente posterior y añadido no hace muchos años, presenta una base cuadrada y un cuerpo en forma de trapecio. También es destacable la pequeña pila de agua bendita que se sitúa a la entrada del templo, con una altura total de 92 cm, correspondiente en su mayor parte al esbelto pedestal, ya que la pila tiene 24 cm. Ésta se subdivide en dos elementos diferenciados: por un lado, la copa, decorada con toscos gajos, simplemente dibujados mediante líneas incisas, marcando su borde superior semicircular y convergentes en la base; y, por otro lado, el recipiente de agua, de forma cóncava y cruciforme, con carácter cuadrilobulado y de escasas dimensiones, tanto de cuerpo como de profundidad. No obstante, esta obra representa uno de los mejores ejemplos de pilas de agua bendita de herencia románica de toda la provincia, y su término de ejecución es posterior al de la pila bautismal. En definitiva, pocas pilas hay semejantes a la aquí estudiada que nos puedan dar con certeza una fecha exacta de talla, exceptuando la existente en el pueblo de Valdeolivas.