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Interior

Identificador
40340_01_082
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 13' 30.41" , -4º 6' 48.62"
Idioma
Autor
Raimundo Moreno Blanco
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María

Localidad
Aguilafuente
Municipio
Aguilafuente
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SANTA MARÍA se encuentra ubicada en el frente septentrional de la plaza del Sínodo, alojada en el interior del casco urbano y muy cercana al edificio de Ayuntamiento. Tal denominación la recibe en conmemoración del sínodo provincial celebrado en 1472 en la parroquial, siendo convocado por el obispo don Juan Arias Dávila. Su importancia histórica radica en el hecho de que sus actas fueron impresas en Segovia por Juan Párix de Heidelberg constituyéndose en la primera obra impresa en el país. En la actualidad este incunable se conserva en la catedral segoviana. Se trata de un templo litúrgicamente orientado, de planta basilical, tres naves y construido en fábrica mixta de mampuesto y ladrillo, con accesos tardogóticos al norte, poniente y sur, siendo este último el único en uso en la actualidad. Sin embargo, no fue esta su disposición primigenia que se reducía a una sola nave y cabecera a las que posteriormente, avanzado el siglo XIII, se añadiría la torre al sur del ábside. Hacia las fechas de la celebración del sínodo provincial se planteó la necesidad de realizar una remodelación con la que se aumentaría la capacidad y el porte del edificio. Para ello se mudó la antigua nave por un espacioso cuerpo de tres, con cuatro tramos, en el que la central tiene cerca del doble de ancho que las laterales sostenidas todas por pilares cruciformes. Se añadió además un nuevo ábside semcircular al norte del primitivo. Queda la interrogante del tipo de abovedamiento que se empleó para el cuerpo de naves, pues el edificio experimentó otro gran cambio interior en el siglo XVIII, momento en el que se dispusieron las actuales bóvedas tabicadas de crucería y medio cañón con lunetos respectivamente variando entonces la proporción del edificio, no pudiendo observarse en la actualidad huellas de las primitivas bóvedas en el bajo cubierta por el precario estado que este presenta debido a la plaga de palomas que soporta. En la misma época se procedió a la elevación del coro, quedando hoy marcado su espacio al exterior por medio de grandes grietas verticales, y al enyesado completo del interior del edificio como tantas otras veces en la provincia. Así pues, los restos románicos quedan reducidos al ábside central, que al exterior muestra una sencilla organización basada en la repetición de arcos de medio punto. Se trata de una cabecera poligonal de once lados asentada sobre un potente zócalo compuesto en mazonería con una verdugada de ladrillos intercalada. Sobre este se superponen tres bandas de arcos de medio punto doblados al modo de Samboal, quedando abierta la intermedia en sus lados tercero, sexto y noveno por medio de aspilleras de iluminación. Remata el tambor un sencillo friso de esquinillas. Al norte se le adosó un ábside semicircular construido con el denominado “aparejo toledano” de mampostería entre cintas de ladrillo, que enlaza decorativamente con el anterior mediante una hilada de ladrillos a sardinel bajo un friso de esquinillas a la altura del dispuesto en el central, aunque en este caso prosigue el desarrollo vertical del ábside. La diferencia de tamaños se salvó mediante dos arcos en esviaje que unen los hemiciclos y estos con la torre, otorgando al conjunto su particular aspecto que esquemáticamente repite el modelo de cabecera de la vecina San Juan: ábside central original, torre al sur y capilla adosada al norte. En el interior da acceso a la cabecera un esbelto triunfal de medio punto y cuatro roscas -de doble ancho la interior que las exteriores- que arrancan de una imposta de ladrillos en nacela que se prolongará por todo el ábside sobre un friso de facetas. El tramo presbiterial queda dividido por un fajón doblado de medio punto, dando lugar a dos secciones de paramento que se articulan mediante sendos arcos redondos que arrancan desde el suelo y alcanzan la imposta. El hemiciclo está abierto por tres vanos de fuerte derrame al interior, compuestos por tres roscas bajo las que se repite la decoración de la imposta superior bajo los alfeizares, repitiendo un modelo visto en San Martín de Cuéllar. El ábside dispuesto al norte está completamente recubierto por los yesos de la reforma barroca, dejando estos discernir un tramo presbiterial cerrado con bóveda de medio cañón apoyada en un fajón que reposa en ménsulas y el absidal con el cuarto de esfera decorado con motivos geométricos. Por el sur se adosa la torre, de planta cuadrada y construida en mampostería con refuerzo de sillares en los esquinales. Se accede a ella mediante un husillo situado entre el ábside mayor y la torre que lleva a la altura del bajocubierta, para después continuar por una escalera de madera que da paso al cuerpo de campanas donde se abren arcos apuntados que junto a los canes en perfil de proa de barco que sustentaban la primitiva cornisa nos hacen retrasar su fecha de factura con respecto al ábside central. El último cuerpo es adición contemporánea. En el sotocoro, arrimada a la nave del evangelio, se conserva la pila bautismal de traza románica. Se trata de una pieza tallada en caliza de copa semiesférica de 117 cm de diámetro y 59 cm de alto decorada con los repetidos gallones y sobre ellos, cercano a la embocadura un motivo sogueado que se repite en la parte superior de un tosco pie de 18 cm de alto. Teniendo en cuenta la aparición de la iglesia en el conocido documento fiscal de Gil de Torres -1247- y las formas decorativas conservadas en el ábside, cercanas a algunos modelos cuellaranos, hemos de proponer una datación para los restos conservados en Santa María hacia la primera mitad del siglo XIII.