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Puerta con cornisa

Identificador
39004_09_024n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 11' 21.10'' , -4º 2' 18.84''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Juan Bautista

Localidad
San Juan de Raicedo
Municipio
Arenas de Iguña
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
HABIÉNDOSE YA INICIADO estos tomos de la Enciclopedia del Románico en Cantabria y creyendo que teníamos recogidos prácticamente todos los edificios de este estilo en la región, así como los restos que en otras iglesias o ermitas más modernas podían existir como testimonio de un pasado medieval (canecillos, puertas, ventanas, etc.) atribuibles a los siglos XI-XIII un hallazgo (indudablemente sorpresivo, y desde luego muy satisfactorio, aunque no tan inesperado, porque creemos que todavía la arqueología medieval, tiene campo abierto a nuevos hallazgos), vino a detenernos en nuestros iniciales trabajos preparatorios de la Enciclopedia, una visita que nos hicieron en 3 de febrero de 2006, los descubridores de un gran número de materiales pétreos (dovelas, cimacios, capitel, trozos de arquivoltas, etc.) espléndidamente tallados, que Alberto Alcubilla y Eduardo Álvarez, jóvenes de reconocido interés cultural y artístico, habían encontrado, casi sepultados totalmente por la vegetación y el tiempo, en el interior de unos muros, también cubiertos de salvajes hiedras y arbustos, que se sostenían aún en parte, en un bosque difícilmente accesible, situado en acusada pendiente, a pocos metros de las últimas casas de Raicedo y bajo la carretera que desde este pueblo sube hasta Bostronizo. Vistas las fotografías que nos mostraron en la biblioteca del Museo de Prehistoria, a través del ordenador, al que esto escribe y a la colaboradora de la Enciclopedia del Románico en Cantabria, Carmen García, nos dimos cuenta que el hallazgo podía tener un indiscutible valor para la ampliación del conocimiento de nuestro románico provincial, por lo que nos ofrecimos a acompañarlos hasta el lugar indicado, lo que hicimos el día 11 del mismo mes, en unión de los técnicos oficiales de la Consejería de Cultura, Pedro Fernández Vega, director del Museo de Prehistoria y Arqueología, y Roberto Ontañón, arqueólogo, que habían sido previamente informados del hallazgo. Se iniciaron inmediatamente las labores precisas para la limpieza y principios de una excavación de urgencia, para presentar el hallazgo a las autoridades políticas, que decidieron trasladar el material artístico a los almacenes que el gobierno de Cantabria tiene en Guarnizo, donde ahora se encuentra, esperando un estudio más detenido y comparativo que pueda, en cierto modo, aclarar, un poco al menos, dos interrogaciones que sugieren estas excepcionales piezas arquitectónicas decorativas: su procedencia y el porqué parecen, más que ruinas del edificio que ahora las cobija, un depósito en él de materiales traídos de otra parte. Creíamos que las excavaciones de urgencia, realizadas por el arqueólogo Javier Peñil, podrían haber aclarado el misterio de su localización en un lugar, que no parece pudiera ser consecuencia de la destrucción de los muros que las circundaban. Tenemos, como apuntamos, intención de realizar un estudio más detenido de estos materiales, que bien se lo merecen, pero ahora nos limitamos a publicar algunos de los sillares que aguardan en Guarnizo un lugar idóneo en donde puedan ser analizados, acoplados o ensamblados convenientemente, para poder ver si, con estas operaciones, puede determinarse qué lugar pudieron ocupar en los muros de la ermita o cabaña al pie de cuyos muros aparecen o, tal vez, puedan proceder del desguace de otra iglesia del entorno más importante que pudo ser demolida o arruinada. Hay piezas que llegan a tener 1,57 m de largo, pero otras varían mucho en tamaño. En cuanto a decoraciones, existen los grandes boceles en zig-zag, de forma adovelada, que pudieran referirse a arquivoltas de una puerta, formas que no son raras en algunas iglesias románicas. Esta misma decoración llena totalmente la cesta de un capitel de 28 cm de altura, que apoyaría, por la marca dejada en el collarino, en un fuste octogonal. También existen otros motivos, vegetales o geométricos, muy vistos en impostas o cimacios de nuestro mejor románico (Santillana, Silió, Bárcena de Pie de Concha, etc.) como cálices de flor decagonal, con centro muy profundo, inscritos en círculos grapados. Entre los geométricos, prevalecen los hexágonos tangentes inscritos por líneas cruzadas, y otras veces hay círculos tangentes, sin grapas, que también encierran hexapétalas o cuatripétalas. Como excepción podemos señalar una pieza animalística que coloca, en el ángulo de una banda de hexapétalas, una cabeza con altas orejas, muy deteriorada, que no permite reconocer la especie representada. De indudable interés, por su excepcionalidad, es un bloque que responde a una disposición de dos arcos que, por su exceso decorativo en todas sus caras, nos parece, por ahora, de difícil desciframiento. Igualmente son de destacar unas grandes rosetas que parece pudieran haber formado un tímpano. Son hexapétalas, inscritas en círculo, que recuerdan, por su talla biselada, a las grandes rosetas de las lápidas sepulcrales tardorromanas o visigodas.