Sant Ambròs de Tor
ALINS DE VALLFERRERA
Iglesia de Sant Ambròs de Tor
Sant Ambròs de Tor, situada por encima del valle de Vallpeguera, a 1975 m de altitud, es la iglesia más elevada de Cataluña. Su localización en medio de un espeso bosque, a 3 km de cualquier zona habitada y la desaparición de las tradicionales vías de comunicación que la unían con la aldea de Tor, la convierten en un verdadero reto para cualquier interesado en visitarla. Es necesario tener un buen sentido de la orientación o la ayuda de algún aparato de localización geográfica para encontrarla, así como, una buena forma física, para superar los obstáculos del camino, que, en ocasiones, requieren de cierto gusto por la escalada. Para llegar desde Tor, hay que tomar el sendero que conduce a la cima del Roc de Tor y que arranca del extremo oriental del núcleo urbano, siguiendo el curso del barranco de Vallpeguera. Nada más cruzarlo, hay que desviarse a la derecha y seguir el cauce del arroyo, salvando abruptos desniveles, hasta alcanzar el punto en que la pendiente se suaviza y el curso de agua se ensancha y se bifurca, momento en que hay que cruzarlo e ir por los prados en dirección suroeste, buscando las ruinas de antiguos refugios pastoriles. En este punto es posible localizar cierto rastro de lo que en su día fue un sendero y que conduce directamente hasta la pequeña capilla.
No existe ninguna referencia documental de la iglesia de Sant Ambròs, si bien, su dedicación a san Ambrosio, obispo de Milán en el siglo iv, apunta a un posible origen carolingio. Dada su ubicación, se cree que pudo estar vinculada a una comunidad de pastores. Con el estallido de la Guerra Civil española, el edificio sufrió un incendio que dejó la cubierta en muy mal estado. Con las intensas lluvias acaecidas en 1982, los restos de la techumbre que aún se mantenían, acabaron cediendo, lo que ha acelerado su deterioro de forma irremisible.
La capilla de Sant Ambròs, en estado ruinoso, es una construcción que ha sufrido múltiples transformaciones a lo largo de su historia. Actualmente, se conservan los muros perimetrales y parte de la estructura del ábside, aunque amenazan con derrumbarse. El edificio presenta una planta compuesta por una sola nave rectangular y dimensiones reducidas –5,90 m de largo y 4 m de ancho– y un ábside semicircular –de 1,90 m de profundidad y 3,10 m de ancho–, precedido de un arco triunfal. Se desconoce la ubicación del acceso original, que actualmente está en el muro oeste, donde existen dos aberturas, una puerta y una ventana, ambas de perfil rectangular con un dintel de madera, colocadas una encima de la otra, en línea con el eje del tejado. La nave estaba cubierta por una estructura de madera, mientras que el ábside contaba con una bóveda de cuarto de esfera. En el exterior, se resolvía con un tejado de pizarra a doble vertiente. En una reforma posterior, se prolongó la viga cumbrera hasta llegar al ábside, y se realzó el muro de levante para nivelar la cubierta, solución arquitectónica que también se encuentra en Santa Maria de la Serra (Farrera). Quizás a raíz de esta transformación, se seccionó la parte superior del arco triunfal, lo que le confiere, por la parte externa, un aspecto abatido. En un momento igualmente posterior, y tal vez debido a problemas estructurales en la bóveda del ábside, se intervino en esta zona a fin de estabilizarla. Se levantó un arco, en la zona de entrada del presbiterio, paralelamente al arco triunfal, que se aseguró con la construcción de un muro de refuerzo en la parte posterior, el cual oculta la cuenca absidal original. El espacio entre ambas estructuras, fue rellenado creando un muro con un espesor de 1,80 m. Como resultado de esta intervención, la planta interior del ábside quedó convertida en un pequeño trapecio que muchos autores han querido relacionar, erróneamente, con el de San Miquel de Besan. El aparejo empleado en sus paramentos está compuesto por sillarejo de losas de pizarra dispuesto de forma horizontal. En conjunto, la pequeña iglesia de Sant Ambròs, a pesar de la cuestión de su advocación, presenta las características constructivas y tipológicas propias del siglo xi.
Texto y foto: Azucena Povill Espinòs
Bibliografía
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