Identificador
              24325_01_001
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              42º 20' 36.58'' , -5º 9' 26.64''
          Idioma
              
          Autor
          Pedro Luis Huerta Huerta
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Gordaliza del Pino
          Municipio
              Gordaliza del Pino
          Provincia
          León
              Comunidad
              Castilla y León
          País
              España
          Claves
          
      Descripción
              LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARBAS es un ejemplo característico de la arquitectura románica en ladrillo que se desarrolla en el entorno de Sahagún en una fase tardía del estilo (siglo XIII). Como es norma habitual, el edificio ha llegado hasta nuestros días con algunas reformas y añadidos de épocas posteriores, aunque en conjunto se adivina bien su traza original. El primitivo edificio presentaba una planta basilical del tres naves rematadas en una cabecera triple de ábsides semicirculares -más grande el central- con sus correspondientes tramos rectos. En el siglo XIV el ábside del evangelio fue transformado en una capilla cuadrada cubierta con una bóveda gótica de crucería, en cuyo interior se descubrieron en 1997 unos murales pictóricos del último cuarto del siglo XV que fueron analizados en su día por Luis Grau. La parte mejor conservada es la correspondiente a la cabecera, pese a haber sido objeto también de importantes modificaciones. El ábside de la epístola consta de un zócalo de cal y canto sobre el que se eleva la fábrica de ladrillo decorada con tres órdenes de arquerías ciegas separadas por frisos de sardineles y esquinillas. En el primer y segundo nivel se distribuyen arcos simples de medio punto que en ocasiones parecen tender hacia un ligero apuntamiento como consecuencia de su irregular trazado. En el último cuerpo se abren cinco arcos doblados de poca altura y sobre ellos diez pequeños recuadros o nichos rectangulares que potencian el claroscuro del muro. Por encima, un friso de esquinillas marcaba la altura de la primitiva cornisa que fue destruida al recrecerse la capilla. Similar decoración se extendería a lo largo del tramo presbiterial que fue posteriormente reformado. El ábside central, de mayor altura y también recrecido en época posterior, presenta un esquema decorativo casi idéntico con la particularidad de incorporar algunos arcos de herradura en su cuerpo bajo y de tener un nivel más de arquerías en las que alternan los ladrillos dispuestos en vertical y horizontal. En el interior, ambas capillas se cubren con bóveda baída en el presbiterio y de cuarto de esfera en el hemiciclo. En los muros norte y sur se abren dos portadas formadas por un arco túmido enmarcado por alfiz. Este tipo de arco es característico de una cronología más avanzada, lo que parece ser síntoma de una primera reforma realizada en torno a la primera mitad del siglo XIV. El cuerpo de iglesia está estructurado en tres naves separadas por pilares rectangulares sobre los que apoyan arcos apuntados inscritos en recuadros y se cubren con una techumbre plana de época moderna que oculta otra anterior de madera. Según Manuel Valdés Fernández esta parte del templo fue reformada en los primeros años del siglo XVI y probablemente de entonces sean los arcos rebajados que se practicaron en el presbiterio de la capilla mayor para facilitar el paso a las laterales. También parecen tardíos los arcosolios apuntados que jalonan el tramo más oriental de los muros del evangelio y de la epístola. El análisis de los elementos que configuran la fábrica de la iglesia de Gordaliza definen un arte popular y torpe que intenta seguir los patrones marcados por el foco de Sahagún, pero sin asimilarlos del todo. Algo que bien pudo llevarse a cabo en las primeras décadas del siglo XIII. Como es habitual en este tipo de edificios, el mayor empeño constructivo y decorativo se encuentra en los ábsides, aunque en este caso las buenas intenciones quedaron ensombrecidas por la escasa destreza técnica de sus artífices.