Identificador
              37830_01_006
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              40º 52' 43.55'' , -5º 21' 56.05''
          Idioma
              
          Autor
          Jaime Nuño González
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Coca de Alba
          Municipio
              Coca de Alba
          Provincia
          Salamanca
              Comunidad
              Castilla y León
          País
              España
          Claves
          
      Descripción
              LA IGLESIA OCUPA LA COTA MÁS ALTA DE LA POBLACIÓN, rodeada por el caserío. No sabemos a qué re s p o n d e ese doble patronazgo, pero seguramente la advocación de Nuestra Señora del Rosario sea ya del siglo XVIII, cuando se extiende el culto mariano bajo esta forma, si bien la titularidad de la Virgen puede ser igualmente antigua, ya que en 1552 se constata la realización de un “retablo con su custodia e imagen de Nuestra Señora para la iglesia de Coca”. El edificio actual consta de ábside semicircular, con presbiterio, todo ello en ladrillo, con nave única, más baja, donde se combina ese material con la piedra, con portada a mediodía y espadaña barroca a los pies, de ladrillo sobre basamento de sillería granítica y, finalmente, con el cementerio adosado al lado norte. La cabecera se remonta a la época que nos ocupa, mientras que el resto es muy tardío, hasta el extremo de que la nave es prácticamente obra del siglo XX. El ábside semicircular se decora al exterior con tres filas de nueve elementos cada una, colocados en el mismo eje vertical. La más baja está constituida por arcos de medio punto doblados, la intermedia la componen arcos simples, más esbeltos y enmarcados por alfiz, tres de los cuales albergan saeteras -una reconstruida- que proporcionan luz al interior; en el último arco del lado sur se ha abierto una ventana posterior de sección cuadrada, que desdice del conjunto. Finalmente el cuerpo superior presenta recuadros ciegos enmarcados igualmente por alfiz, sin que conserve otro alero que una simple teja. Todo el muro, de marcada apariencia poligonal, está enfoscado, aunque la humedad ha descarnado el ladrillo en la parte inferior. El presbiterio es de la misma anchura e idéntica altura y presenta sólo dos niveles, el inferior de arcos doblados y el superior de arcos simples con alfiz. Se suprime por tanto el tercero y los otros dos se tornan más esbeltos, si los comparamos con los del hemiciclo absidal. Este tramo recto se observa perfectamente en ambos lados, pues no existe la habitual sacristía que en otros templos suele alterar sustancialmente una de las partes. El interior de esta cabecera ha sido restaurado hace algunos años por los vecinos de la localidad, dejando a la vista el ladrillo y eliminando cualquier mueble. El hemiciclo presenta un cuerpo inferior con arquería ciega de siete arcos de medio punto doblados, superados por friso corrido de esquinillas y por imposta aplantillada en perfil de nacela. El segundo cuerpo se encuentra mucho menos decorado y en él simplemente se abren tres saeteras de medio punto con aristas en cuarto de caña. Se remata también este cuerpo con los mismos recursos de esquinillas y nacela del inferior, a partir de lo cual arranca el cascarón, también realizado en ladrillo. El presbiterio se articula en dos tramos, encajados entre tres pilastras que se prolongan en respectivos fajones. Entre pilastra y pilastra el muro se decora con un esbelto arco de medio punto doblado, enmarcado en rectángulo y superado por nacela y listel, antes de dar paso a la bóveda de cañón apuntado. El triunfal es doblado y apuntado y apoya en pilastras escalonadas en planta. La organización de las decoraciones nos recuerda a otros templos de la provincia, como La Asunción de Cantaracillo o San Pedro de Villar de Gallimazo, o a vallisoletanos como San Miguel de Olmedo, Santa María de Mojados o La Asunción de Muriel de Zapardiel, considerados éstos por M. Valdés como manifestaciones ya avanzadas dentro de lo mudéjar, con unas fechas en torno a la segunda mitad del siglo XIII e incluso posteriores. No sería descabellado pensar sin embargo que la manda testamentaria del arcipreste Juan Martínez, de 1244, estuviera vinculada precisamente al momento en que se está levantando la iglesia de Coca.
           
        
    