Pasar al contenido principal
x

Vista de la iglesia de Santa Juliana con el abside en primer plano

Identificador
39034_02_020n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 15' 15.28'' , -4º 30' 35.88''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa Juliana

Localidad
Lafuente
Municipio
Lamasón
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
ES ESTA UNA IGLESITA PEQUEÑA, de una sola nave rectangular y ábside semicircular. La espadaña, de dos troneras, se sitúa sobre el muro oeste, justamente encima de la puerta de entrada. El edificio es muy completo y de estilo uniforme, sin haber sufrido variaciones notables en su primitiva planta; tan sólo es obra moderna un soportal al Sur, que preserva una pequeña entrada en este lado. La puerta principal está, como decimos, al Oeste. Avanza un poco en relación con el hastial, como es normal en muchas puertas románicas, Cervatos, San Juan de Raicedo, Santillana, etc., y la cubre un tejadillo formado por una cornisa de piedra que sostiene ocho canecillos de caveto simple, sin decoración. La arcadura de entrada lleva una chambrana sencilla de listel resaltado y cinco arquivoltas prismáticas, también sin decoración, que apoyan en tres capiteles a cada lado y en dos intercolumnios. Todos los arcos tienen una cierta tendencia al apuntamiento. Los capiteles son de una tosquedad y primitivismo muy destacados, por lo que podemos asegurar se trata de una obra totalmente localizada y realizada por canteros indígenas. Por ello, lo que no consigue la escultura de la iglesia de Lafuente, que es presentarnos un arte de calidad, lo suple ofreciéndonos una rústica ejecución difícilmente repetible. Los capiteles del lado izquierdo de la puerta, bajo cimacios sencillos sin decoración, llevan en la parte superior (los dos primeros) un resalte adornado con extrañas molduras. Las cestas se estrechan un poco a partir de su mitad inferior y en ellas se trazan especie de almenas en el nº 1 y de líneas variables en el nº 2. El nº 3 muestra un juego vegetal en cuya base se forman como dos grandes ojos u órbitas vacías. Los capiteles del lado derecho están también dentro de esta misma línea de ordenación gráfica, sin grandes complicaciones. El más exterior lleva en lo alto un juego serpentiforme. El segundo se adorna, desde la base misma del cimacio, con cinco piñas tosquísimas que penden sobre una rueda de siete radios. El más próximo a la puerta es iconográfico, pero el artesano de Lafuente tampoco aquí logra librarse de su rústica disposición hacia el monigote. Si no viésemos, por el conjunto uniforme que forma la fábrica románica tardía de Lafuente, su cierta cronología, y tuviésemos que juzgar sólo por el primitivismo de este capitel, no sería difícil que –como frecuentemente se hace al utilizar solamente el método estilístico– cayésemos en una equivocación lamentable. Los artesanos ingenuos, incultos y desconocedores de las corrientes más avanzadas de los maestros de su época, se dan en todo momento. En el muro del mediodía la iglesia dispone de otra puerta sencilla, algo apuntada, con arquivolta simple y una columna a cada lado, con capiteles del mismo estilo que venimos describiendo. Al exterior, el ábside, semicircular, divide su lienzo por columnas dobles que bajan desde la cornisa y apoyan en una imposta seguida, de billetes. Unos pequeños contrafuertes prismáticos y escalonados sirven de sostén a la basa de estas columnas. Todo el ábside y presbiterio es de sillería, en cambio, no sabemos si por reformas, los muros de la nave son de mampostería. Conserva el ábside todos los canecillos de la cornisa, algunos muy sencillos, de caveto, rollos, vegetales, etc., y alguno iconográfico. De los capiteles dobles de las columnas, está decorado con molinillos y vegetales el izquierdo; el derecho es liso y parece pieza añadida recientemente. El ábside debió de tener ventana, en el centro del muro, pues parece que se ve una indudable reforma de colocación de la sillería, pero hoy no existe. En el interior, la iglesia de Lafuente conserva el arco triunfal, de medio punto algo vahído, por presiones, que apoya sobre cimacios decorados con formas vegetales o zarcillos de hojas o de molinillos con abultado relieve. Estos cimacios, distintos en figuración, corren también por el muro del presbiterio y ábside, y se desenvuelven igualmente en el lienzo que da a la nave. Los capiteles del arco triunfal, toscos también, y originales, pero con alguna mayor prestancia que los descritos en las puertas, representan: el izquierdo la adoración de los Magos, un poco al estilo de los de Piasca, con los caballos de los reyes colocados en posición superpuesta sus cabezas; el capitel derecho, más “primitivista” aún, se organiza a base de unas orlas que salen de cabezas de animales sobre las que se sostienen tres figuras en el centro y dos en los laterales. Una de ellas, la que ocupa el puesto principal en el capitel, lleva una bandeja sobre la que se mantiene un libro. Todo ello puede representar una escena ritual o ceremonial, pero es muy difícil determinar el tema. Las columnas de este arco se ven abrazadas en el centro del fuste por otra imposta de molduras horizontales, que lleva el mismo recorrido que la que formaba los cimacios de los capiteles descritos. Las basas son de grueso toro, con lengüetas artificiosas en los ángulos, y apoyan sobre alto banquillo moldurado. Difícil es, como dijimos, adscribir la iglesia de Lafuente a una escuela de canteros. Desde luego los que hacen los capiteles, han visto ya obras avanzadas en la carrera del arte románico del XII. La carnosidad de los cimacios nos lleva a un gusto que sigue la excelente escultura de los maestros de Aguilar o de Piasca, por lo que podríamos fechar a la iglesia de Lafuente en los últimos años de la duodécima centuria, o la primera mitad del siglo XIII.
Imagenes relacionadas