Identificador
              19047_01_105n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              41º 0' 13.58'' , -2º 46' 27.66''
          Idioma
              
          Autor
          Ana Belén Fernández Martínez
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Baides
          Municipio
              Baides
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              LA IGLESIA SE ENCUENTRA AISLADA DEL CASERÍO, en un  altozano, en el extremo sur del pueblo. Presenta una  sola nave con espadaña a sus pies, rematada por  cabecera de planta cuadrada. En origen contaba con un  pórtico en su lado norte, hoy cegado e incorporado a la  iglesia como nave lateral. Cuenta además con dos estancias  adosadas en esta zona norte, una aneja a la cabecera y  utilizada como sacristía, y otra a los pies del muro septentrional,  hoy convertida en una pequeña capilla. El material  utilizado para su construcción es la mampostería con  remates de sillar para las esquinas. También se utiliza el  sillar en el cuerpo superior de la espadaña y en la arquería  del pórtico. La piedra parece proceder de Viana, pueblo  cercano a Baides.  La singularidad del templo reside en la localización  del pórtico, en la zona norte, cuando lo normal es que se  sitúen en la fachada meridional. Probablemente este pórtico  se incorporaría como una nave lateral en la misma  época en la que se sobreelevó la nave y se colocó la cabecera  actual. Con ello se hizo necesario habilitar la sencilla  portada que hoy se sitúa en la fachada meridional. En  cuanto a las razones que pudieron empujar a la incorporación  del pórtico al templo podemos destacar básicamente  dos. La iglesia necesitaba superficie, no sólo para los asistentes  a los actos litúrgicos, sino también para la creación  de fosas para los enterramientos. Por lo tanto, sería esa  necesidad de espacio la que llevó a los rectores de la iglesia  de Santa María a ampliar este pequeño templo románi  co. La unión de la nave y el pórtico representa la solución  más idónea por su fácil solución arquitectónica y por el  ahorro económico que la propia obra suponía. El paso de la nave central al antiguo pórtico lo marcan  dos arcos rebajados, similares al triunfal. Apoyan sobre  pilares cilíndricos que rematan con capitel de cuarto de  bocel. El primitivo templo románico contó con un pórtico  adosado al muro norte de la nave. Este posicionamiento de  la galería porticada, tan singular como excepcional, quizá  sencillamente se explique por la situación del caserío con  respecto a la propia iglesia. Sea como fuere, el maestro  Juan de Buega va a llevar a cabo la ampliación (por las  razones señaladas más arriba) del pequeño templo románico  en torno a 1588. En vez de derribar completamente la  fábrica se optó por la solución arquitectónica de unir nave  y pórtico. Para ello se derribó el muro de unión de ambos  elementos, colocando en su lugar los dos arcos de medio  punto que vemos hoy. Además de esta incorporación de la  galería como nave lateral, se reformó el ábside, se levantó  la sacristía y la espadaña fue retocada. Desde entonces, el pórtico pasó prácticamente desapercibido  hasta el año 1987 en que se llevaron a cabo unas  obras de adecentamiento general de la parroquia. En esas  obras se pensó trasladar un retablo al muro norte de la  nave lateral. Para ello era preciso un rehundimiento en la  pared y, al picar, apareció la serie de arcos que formaban el  primitivo pórtico del atrio. Éste se encuentra a medio descubrir.  La arquería consta de siete arcos de medio punto  que descansan sobre columnas pareadas. La entrada al pórtico  se realizaba mediante doble arco de medio punto apoyado  en los extremos en cuatro columnas y, en su parte  central, en columnas pareadas. Algunos fustes de las  columnas han desaparecido, siendo sustituidos por vigas  de madera. Los capiteles se encuentran muy deteriorados presentando  decoración fundamentalmente vegetal, con palmetas  y hojas de acanto, algunas finamente talladas. Uno de  los capiteles tiene tallada una tosca cabeza de animal. Los  arcos guardan la particularidad de ser todos de diferente  tamaño. Los cuatro más cercanos a los pies de la nave presentan  mayor luz que los otros tres, lo cual nos demuestra  unas formas toscas y poco elaboradas por parte de los canteros  que aquí trabajaron. Los arcos tercero y cuarto,  comenzando a contar desde los pies de la nave, formarían  en origen la puerta de entrada a la galería. Las dimensiones  de los arcos serían, de occidente a oriente: 120 cm,  125 cm en los dos arcos que daban acceso y 90 cm en los  dos más orientales.  La cabecera de la iglesia es, como hemos dicho, de  planta cuadrada. Aparece rematada por una cornisa nacelada  sostenida por una serie de canecillos con la misma  decoración. Esta cornisa sujeta el vuelo del alero, que se  resuelve con una sucesión de dos filas de tejas. Este esquema  lo encontramos repetido a lo largo de toda la iglesia.  En su cara este cuenta con dos vanos cegados, un ojo de  buey y una ventana cuadrada, que muy posiblemente se  tapiaron en el momento en que se colocó el retablo mayor  que vemos en el interior de la iglesia. Se ilumina, por  tanto, a través de un pequeño vano semicircular habilitado  en su fachada meridional.  En cuanto a la nave central, su paño sur está totalmente  rehecho en el siglo XVIII por el maestro Antonio  Sancha, el cual lo derribó y lo volvió a levantar desde la  espadaña hasta el arco toral. Se habilitaron tres vanos  semicirculares que guardan la misma altura y que fueron  ampliados en las obras llevadas a cabo en el año 1987. En  este muro sur se encuentra la actual puerta de entrada, de  sencillo arco de medio punto. Tanto la cornisa como el alero que lo rematan siguen  el esquema marcado en la zona de la cabecera. La fachada  norte nos deja ver los siete arcos de medio punto que formaron  el pórtico de la primitiva iglesia. Junto a ellos, y a  los pies del muro, se abre un sencillo vano rectangular. En  el siglo XVI, este muro fue recrecido para tomar su aspecto  actual.  Adosada al antiguo pórtico y a la cabecera, encontramos  la sacristía, de menor altura que el resto de la iglesia.  Construida durante el siglo XVI, se ilumina a través de un  vano semicircular abierto en su cara este. Sólo su lienzo  norte remata con cornisa y alero similar a los ya descritos.  También al norte, a los pies de la nave, se adosó otra  pequeña estancia que en la actualidad se utiliza como  pequeña capilla. Contemporánea de la sacristía, cuenta  con un pequeño vano rectangular en su cara oeste, rematado  con un alero de factura reciente (simula en cemento  la sucesión de dos filas de tejas). Remata la nave una espadaña, a sus pies, dividida en  dos cuerpos: el inferior, de mampostería, con una pequeña  saetera y, el superior, de sillar, que arranca de una cornisa  que sobresale del propio muro. Remata en cornisa nacelada  y contiene dos vanos para campanas. Se encuentra muy  retocada, fundamentalmente durante el siglo XVI. El  derrumbe y levantamiento del muro sur de la nave en el  siglo XVII provocó el retoque del flanco derecho de la espadaña.  Ya en pleno siglo XX, se desmontó la caja del campanario,  precisamente colocada durante el siglo XVI. Por  todo ello, poco queda ahora de la primitiva espadaña  románica.  El templo se presenta al interior como un edificio de  dos naves, la central y el pórtico tapiado, que actúa como  tal. Actualmente la iglesia se encuentra enyesada, exceptuando  los pilares, los arcos de separación entre naves y el  triunfal, así como los restos del primitivo pórtico. La cabecera  se cubre con un artesonado de planta octogonal. Recibe  la luz exterior a través de la ventana abocinada abierta  en su paño sur. La separación entre la cabecera y la nave central se  resuelve a través de arco triunfal rebajado que apoya sobre  pilares cilíndricos con capitel de cuarto de bocel. Tanto  éste como los otros dos que marcan la separación entre las  naves aparecen biselados. La nave central se cubre con  armazón de madera, recientemente colocada, y a sus pies  se levanta el coro, con balaustre de madera, también del  siglo XVI. Centrando este último encontramos la aspillera  abocinada, que abre en el lienzo occidental. Completan la  iluminación interior de la nave los tres vanos semicirculares  abiertos al mediodía. La nave lateral se cubrió en un primer momento con  cubierta de madera, sustituida en el siglo XIX (no está aún  documentado), por una falsa bóveda de madera y yeso.  Ésta fue desmontada en las últimas reformas llevadas a  cabo en la iglesia (2005-2006), en las que se rehizo íntegramente  el tejado del templo. En cuanto a la sacristía,  adosada en el muro norte, se accede a ella por un arco de  medio punto que se abre al pórtico y por una puerta adintelada  de sillar que se abre en la cabecera. Sencilla, de  planta cuadrada, tan sólo cuenta en su interior con un  pequeño vano semicircular en la fachada oriental. Justo al  otro extremo de la nave, a sus pies, se levanta otra pequeña  estancia, que en un primer momento pudo ser utilizada  como baptisterio. En la actualidad se ha instalado una  pequeña capilla. La iglesia cuenta con un elemento curioso. En los  arcos de separación entre naves, el pilar más occidental  está cortado en uno de sus extremos. Arranca, además, un  pequeño arquito de medio punto. El corte del pilar es perfecto,  lo que nos lleva a pensar que estamos ante una solución  arquitectónica adoptada en el momento de unión de  las dos naves. Quizá en el momento de proyectar la refor-  ma del siglo XVI la amplitud de los dos arcos de medio  punto no fue suficiente para abarcar la unión entre las  naves, por lo que fue necesario proyectar otro pequeño  arco para completar el cerramiento de la galería porticada.  El retablo mayor, que corona la cabecera, cuenta con  tres calles y un ático. En la calle central se abre un arco de  medio punto que apoya en dos pilastras, cubierto, a su vez,  por otro arco de mayores dimensiones. Descansa en su  interior una imagen de Nuestra Señora de la Paz. En las  calles laterales, y flanqueadas por sendas columnas salomónicas,  apoyaban sobre dos sencillas ménsulas, otras dos  tallas. En la actualidad el retablo sólo cuenta con una de ellas  (la de la izquierda) que representa a San Isidro con las  espigas. Falta una imagen de Santa María Magdalena, que  fue quemada, como tantas otras, durante la guerra civil. En  el ático encontramos un pequeño Cristo crucificado que,  al igual que las otras dos, parece de la misma época que el  propio retablo. Precisamente el retablo tiene grabada la  fecha del 1692. Para algunos autores, como María del Carmen  Muñoz Párraga, esta fecha marcaría la culminación  ornamental del proceso de obras que, desde el siglo XVI,  transformaron casi por completo esta pequeña iglesia. Por  último, cabe señalar que el ático está rematado por un  escudo de los Condes de Salvatierra, a quienes perteneció  el Señorío de Baides durante largo tiempo.
           
        
    