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Identificador
34886_01_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 51' 26.54'' , -4º 46' 57.15''
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Lorenzo

Localidad
Valcobero
Municipio
Velilla del Río Carrión
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN LORENZO es una construcción tardorrománica que ha permanecido inédita hasta la fecha, centrándose la mayoría de los estudios realizados exclusivamente en la magnífica pila bautismal que albergó antes de ser trasladada al Museo Diocesano de Palencia. El templo se encuentra sobre la ladera agreste de un montículo que protege al caserío de los vientos del norte y al que se accede a través de una rampa acondicionada entre la roca. Se trata de un edificio construido en mampostería revocada en todo el interior y en parte del exterior. Presenta planta de una sola nave y capilla mayor de testero recto reformada posteriormente, posiblemente al mismo tiempo en que se levantaba la sacristía adosada al lado sur. A los pies del templo se yergue una espadaña tardorrománica de dos troneras -hoy cegadas- que fue reaprovechada entre los muros de la torre actual. La cornisa de la nave, que también conservan su aspecto original, está sustentada por una colección de canecillos de nacela sin decorar, salvo uno del muro sur que presenta una cabeza de animal. En el lado meridional se dispone la portada, ligeramente adelantada respecto a la línea general del muro y protegida por un pórtico moderno cubierto con techumbre de madera. Consta de arco de ingreso apuntado con arista moldurada, una arquivolta con bocel entre medias cañas, otra con tres boceles y guardapolvo liso. Apoya todo sobre una línea de imposta con perfil de nacela. En el interior, la cabecera se cubre con bóveda de cañón, lo mismo que la nave, si bien en este caso está soportada por dos arcos fajones que descansan a su vez sobre impostas lisas. En el primer tramo se sustituyó la cubierta primitiva por una bóveda de crucería octopartita, reformándose también el arco de acceso a la capilla mayor que carece de cualquier tipo de molduración y que apoya directamente sobre los muros. En el muro norte se abría el antiguo baptisterio, de reducidas dimensiones y comunicado con la nave a través de un arco de medio punto. Al trasladarse la pila bautismal a la capital palentina, esta estancia fue desmontada y el arco cegado, dejando abierta una pequeña ventana. Como ya hemos señalado, de esta iglesia procede una de las pilas románicas más interesantes de la provincia, en la actualidad conservada en el Museo Diocesano de Palencia. Consta de copa troncocónica y basa formada por una escocia y dos toros, el inferior con cabezas zoomorfas a modo de lengüetas. Se decora con diez arquillos ligeramente apuntados sobre columnas con capiteles esquemáticos y fustes lisos. Esta arquería abarca todo el perímetro de la pieza. Bajo sus arcos se localiza el tema de la Epifanía, una escena alusiva a la purificación y San Miguel alanceando al dragón. Vemos claramente el sentido procesional de los reyes a caballo y, muy especialmente, la figura del que en postura de adoración inicia la genuflexión sujetándose al fuste de la columna e intentando establecer algún vínculo con la Virgen. Ésta permanece ajena, hierática y con mirada frontal. Lo mismo ocurre con la figura de San José -apoyado sobre el bastón en forma de “T”- de la que emana cierta sensación de aislamiento. La Vi rgen, que aparece sedente, entronizada y mayestática reposa sobre una silla baja con cuerpos y cabezas de águila, lleva al Niño sobre sus rodillas, mientras que con su mano derecha sujeta una especie de piña. De acuerdo con los principios de la estética románica, no existe ningún tipo de relación entre las figuras de la Madre y el Hijo, aisladas entre sí a pesar de la relación que subyace entre ambas. A continuación se desarrolla una escena de bautismo por inmersión en la que aparece un personaje con tonsura dentro de una pila y otro con una especie de copa que se dispone a bautizarle. Bajo el arco siguiente figuran dos personajes, uno con espada envainada que señala con el dedo la escena anterior y otro más pequeño que porta un objeto alargado, posiblemente un cirio. Nos parece cuanto menos arriesgada la opinión de Garbiñe Bilbao para quien se trataría de una versión “única y excepcional” del martirio de san Lorenzo, en la que el artista románico transforma una escena de tormento en una de bautismo, expresando así lo que dicha autora denomina “bautismo de sangre “ . Finaliza el programa iconográfico con la representación de San Miguel luchando con el dragón, en clara alusión al combate del Bien contra el Mal. En general, las figuras están tratadas con una gran sencillez y esquematismo, demostrando gran inexpresividad en el tratamiento de los rostros. En la pila bautismal aparecen otros elementos destinados a animar la rigidez general que envuelve el conjunto: cruces, círculos, rosetas inscritas en el interior de círculos, etc., en los espacios existentes entre los arcos, recordando la cenefa que corre sobre la arquería de la pila de Renedo de Valdavia. En las enjutas de los arcos aparecen simples torres almenadas, quizá reminiscencia de la Jerusalén Celeste o puro marco arquitectónico. Su cronología oscila entre los años finales del siglo XII e inicios del XIII. Para García Guinea existe un gran parecido con la pila de Renedo, no sólo en cuanto a la técnica del relieve, sino también respecto al esquema compositivo a base de arcos y en la re p resentación de los Reyes Magos. Las similitudes estilísticas más certeras se establecen respecto a las pilas de Cantoral de la Peña y Rebanal de las Llantas, situadas en un entorno geográfico relativamente cercano.