Identificador
39015_02_006n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 10' 32.67'' , -4º 39' 50.96''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Argüébanes
Municipio
Camaleño
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Claves
Descripción
SITUADA EN UN BELLO SITIO, al norte de Turieno bien visible su caserío desde el mirador de San Miguel, en las proximidades de Santo Toribio y en la vaguada que baja desde el pico de Samelar (2.227 m) para terminar en Turieno, la iglesia de Argüébanes se rodea de nogales, fresnos e higueras, en un lugar paradisíaco que reúne un viejo puente medieval y un humilde molino que recibe las aguas del río Mancorbo, casi torrente, y que apenas logra verse a través de una densa vegetación. A la iglesia se sube, un poco a la izquierda, abriendo una verja de hierro moderna. A su ábside se ha adosado un pequeño cementerio de nichos, que romperían ciertamente el encanto del lugar, si no fuese porque el golpe de meditación que producen, se sobrepone a la misma belleza del contorno y, con la espadaña que les está mirando con ojos abiertos, casi asustados crean un rincón de apacible melancolía que no resulta ajeno al que, por su vejez, ya tiene el valle. El templo mantiene ese alzado que tanto se repite en las iglesias lebaniegas, mezcla de una antigua edificación románica, pobre y rural como los mismo pueblos y algunas restauraciones que pudieran realizarse, ya en periodo transitivo, con un estilo de inercia que puede siempre dificultar su cronología: nave rectangular, espadaña y cabecera, o ábside, también del mismo plano, todos en mampostería, aunque en este de Argüébanes, el campanario ha sido revocado bastante exageradamente con una fuerte capa cementicia que, sólo en sus roturas, deja ver zonas de clara utilización de la sillería. Las cornisas también se sirven de la piedra escuadrada, sin canecillos en la nave (lo que prueba su colocación en fechas posteriores), y con ellos, todos de caveto, en la cabecera, cuatro en el muro meridional, dos esquinados, y seis en el hastial este. La espadaña, como dijimos, con dos troneras bajas y bastante esbeltas, de arco doblado y apuntado y una en el piñón, centrada y más pequeña. La colocación de esta espadaña es sobre el arco triunfal que separa la nave, más alta, del presbiterio, más bajo. La puerta se coloca en el centro aproximado del muro meridional y no puede ser más sencilla. Tan sólo mantiene una chambrana apuntada y biselada, sin decorar, y un arco de entrada, también apuntado, de nueve sencillas dovelas. Ambos apoyan sobre el cimacio de las jambas, que es igualmente biselado y sin decorar. No existen ni columnas, ni capiteles. Sin embargo es de tradición románica, pero sin ninguna manifestación escultórica. Un pórtico quizás del siglo XVIII-XIX, sostenido por dos pies derechos de madera, forman un espacio que protege la entrada.