Identificador
39077_01_014n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 2' 57.26'' , -4º 4' 57.08''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Lantueno
Municipio
Santiurde de Reinosa
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Claves
Descripción
EN EL COMIENZO DEL TRAMO de calzada romana que siguiendo la cuenca del Besaya, y para evitar las estrechas gargantas de Pie de Concha que apenas podían dejar camino se había empinado aquella a las cumbres, fue en estas donde en la Edad Media se colocaron los pequeños pueblos. Uno de ellos fue Pesquera y los otros Ríoseco y Pujayo, a muy pocos kilómetros el uno del otro, sin duda como guardianes de un tramo peligroso y agreste que se abría entre bosques y de difícil subida y bajada de los carruajes. Pues bien, en estas tres aldeas hay, y hubo, iglesias románicas. Dos de ellas Ríoseco y Pujayo nos han llegado casi intactas, mostrando, eso sí, su pequeñez y su humildad. Y en la iglesia de Pesquera, para darnos testimonio de que también en este pueblo hubo iglesia construida nada menos que en el siglo XI, en 1085, tan sólo nos ha quedado, grabado en dos sillares, una inscripción que prueba que en Cantabria se levantaban iglesias que, por la datación, había que considerarlas románicas. Esta inscripción se hizo sobre el muro sur del ábside, ahora cuadrado, pues la fábrica románica de esa fecha debió de desaparecer totalmente. Lo que no podemos asegurar es si ya, en estas tierras apartadas, hubo una configuración de plano y alzado románicos. Pero este muro donde se halla el epígrafe si que es de características del estilo naciente. Como no se conserva cornisa ni canecillos de esa iglesia del XI, pudiera haber sido una iglesia a la que todavía no habían llegado los elementos característicos del románico, como las ocurre, por ejemplo, a algunas pequeñas iglesias rurales de Liébana, y nos asegura que a fines del XI, aunque con reminiscencias arcaicas, se construían iglesias ya románicas La cabecera que hoy existe, de planta rectagular, que lleva al exterior, y en los dos lados, canecillos de caveto y de proa de nave, sosteniendo una cornisa muy sencilla, parece que fue un arreglo, ya en el siglo XIII, de, en un románico ya transitivo, de la fábrica más primitiva del XI, que tenía la inscripción. La iglesia actual se ve que tuvo reformas en siglos posteriores XVI-XVII, tal vez que incluso hicieron desaparecer a la románica del XIII, colocando en el hastial de occidente una torre prismática que, tal vez, sustituyese a una espadaña. En el interior tan sólo se perciben inercias románicas en al abovedamiento del ábside, una bóveda de cañón, en sillería, y capiteles del arco triunfal con cestas de tipo románico. También podemos ver en el interior una pila bautismal troncocónica, muy sencilla en su cuba, pero que lleva en su base, en la misma piedra, cuatro bolas angulares muy románicas. Sin ninguna decoración, con embocadura plana, sin boceles ni molduras, pero de aire muy medieval. Pero la autenticidad de la inscripción no es discutible, tanto por los términos como por el dictus de las letras que se utilizan, y desde luego por la claridad con la que se determina su fecha. La inscripción dice así: CONSEGRATA HEC EGLESIA GOMICONE EP(iscop)O BUR GENSI VI K(a)L(en)D(as) IUNIAS ERA MCXXIII. FELIX ARA Fue consagrada esta iglesia por Gomicone (Gómez), obispo de Burgos, el VI de las Calendas de Junio de la era MCXXIII (año 1085). Feliz ara. Este obispo don Gómez, Gomicone, Gomizón o Gomesano que con todas estas variaciones aparece su nombre, en documentos y lápidas ocupó la diócesis de Burgos (FLÓREZ, España Sagrada, t. XXVI, pp. 209 y ss.) de 1082 a 1095. Durante su obispado se fijaron los límites entre la diócesis burgalesa y la de Osma, y se acumularon a Burgos las antiguas diócesis de Oca, Valpuesta y Sasamón (p. 216) quedando además exenta de todo metropolitano (p. 218), dependiendo directamente de la Santa Sede. El interés de don Gómez sobre nuestra provincia se perfila claramente en las frecuentes visitas que solía hacer a los feligreses montañeses, acudiendo personalmente a la consagración de sus iglesias (1085, Pesquera; 1093, San Mateo) y en las heredades que aquellos ofrecían a Santa María de Burgos, como nos consta lo hicieron Gonzalo Muñoz y su mujer Sendina Rodríguez, al donar a don Gómez en 1093, seguramente con motivo de la estancia del obispo en la montaña para la consagración de San Mateo un solar en Santiurde de Toranzo (FLÓREZ, ibidem, p. 225).