DEBIÓ DE SER UNA PEQUEÑA EDIFICACIÓN de una sola nave y un solo ábside semicircular en la cabecera, muy de acuerdo con la función de ermita, tal como la considera el Madoz en los mediados años del siglo XIX. En fechas imprecisas, la única nave románica fue sustituida (tal vez en los siglos XVII o XVIII) por otra de mayor altura, que es la que hoy desentona con el testero. Esta nueva nave hizo desaparecer tanto a la románica como a la espadaña que pudo existir, según costumbre, sobre el hastial occidental. El ábside disfraza su humildad, con un buen muro de bien tallada sillería, que aparece demasiado denso, pues sólo se abre en él una aspillera larga, pero muy estrecha, en su punto central. Se corona este ábside con una cornisa también de sillería, no decorada, y esculpida a bisel, que se sostiene por rudos y cortos canecillos casi todos de caveto liso. Algunos, sin embargo, presentan cierto motivo decorativo, como una rueda con cruz inscrita o un miembro viril.