DEL ANTIGUO PUEBLO QUEDAN los restos de su iglesia, ocultos en parte por las construcciones de la propia alquería que dificultan la correcta contemplación del edificio. Del viejo templo románico sólo se ha conservado -en pésimas condiciones- la cabecera semicircular precedida del correspondiente tramo recto, construido todo ello de ladrillo. En el exterior, el paramento del ábside se articula mediante arquerías de medio punto dobladas que apenas se adivinan bajo los enfoscados y remiendos modernos. Gómez-Moreno que pudo verla en mejores condiciones describía “siete arcos dobles, a medio punto de alto y bajo, y el central, que es más ancho, cobijando una ventana”. En los muros del presbiterio no se percibe ningún tipo de decoración. El interior se encuentra igualmente muy transformado debido a las reformas de que ha sido objeto a lo largo del tiempo, sobre todo el espacio correspondiente a la nave. En la capilla mayor, el presbiterio se cubre con bóveda de medio cañón y el hemiciclo con cuarto de esfera. Gómez-Moreno hacía alusión a unos arcos que decoraban los muros de la cabecera, incluidos dos arcos de medio punto en el lado sur del presbiterio de los que nada pudo ver ya en su día Prieto Paniagua por estar todos los paramentos enlucidos. El deficiente estado de conservación y las alteraciones experimentadas en su fábrica original como consecuencia de los añadidos posteriores dificultan la datación precisa de los restos más antiguos, que en cualquier caso no parecen anteriores al siglo XIII.