Pasar al contenido principal
x

Panorámica del exterior

Identificador
31395_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 37' 43.84'' , -1º 33' 33.12''
Idioma
Autor
Carlos Martínez Álava
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Bartolomé

Localidad
Amunarrizqueta
Municipio
Leoz
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
LA ANTIGUA PARROQUIAL DE AMUNARRIZQUETA se yergue sobre una colina, conformando una pintoresca silueta, lamentablemente ya arruinada. Su planta responde al tipo mayoritario de las iglesias menores de la Valdorba, con nave de cuatro tramos irregulares y testero recto. Antes del colapso de la estructura, su perímetro mural se cubriría mediante bóveda de cañón reforzada por fajones levemente apuntados, que apeaban sobre pilastras adosadas al muro, sin contrafuertes exteriores. No obstante, sólo se han conservado las cubiertas del presbiterio y el tramo de los pies, con bóveda de cañón el primero y cielo raso moderno el segundo. Los otros dos tramos centrales se han desplomado junto al fajón central, del que solamente subsisten los arranques. Como es habitual en estos casos, la fractura del arco se ha producido a la altura de sus riñones. En el fajón del presbiterio, el hundimiento del tramo previo ha dejado al descubierto también acentuadas grietas en el mismo punto y en el ápice del arco, anunciando así el camino que va a seguir el resto del edificio. ¿Cómo era la cubierta primitiva? El aspecto general de los elementos conservados y las huellas que han dejado los desaparecidos conforman un espacio arquitectónico de génesis compleja. El sistema de soportes coincide con el de Benegorri y en parte también con Bariáin. Responde a tipos románicos pragmáticos y populares, menos evolucionados aunque probablemente contemporáneos a las ménsulas reforzadas por contrafuertes. El aspecto interior de la iglesia es sumamente popular, y da la impresión de estar modificado. Los fajones son gruesos y de perfil muy rebajado, coincidiendo en su sección con los pilares que muestran un sencillo cimacio liso en su remate. La bóveda actual no sigue la rosca de los fajones sino que se integra en el muro a la altura de sus riñones de una forma bastante irregular. Da la impresión de que obedece a alguna reforma posterior de la techumbre original, que probablemente sería de madera a dos aguas. De hecho, los tramos desprendidos no parecen haber tenido nunca el grosor habitual de las bóvedas de cañón de origen medieval. Es más, sobre el arco y el recrecimiento de los soportes que caracterizan el tramo de los pies no quedan restos de las cadenas de sillares que se debían encontrar con la hipotética bóveda perdida, sino los huecos y huellas correspondientes a una techumbre a dos aguas. De hecho, todo el paramento del arco que daba a la nave estaba lucido y pintado siguiendo las vertientes de la citada techumbre, no el perfil del arco de una hipotética bóveda de cañón. Exteriormente los muros son de sillarejo con cadenas de sillares en los ángulos. Conserva la portada original abierta a la derecha del segundo tramo del muro de la Epístola. Responde a uno de los tipos más sencillos, con arco de medio punto y arquivolta exterior lisa que voltea sobre cimacios también lisos, a modo de imposta. Conserva también un atrio porticado que protege la portada, la antigua sacristía y la torre prismática a los pies, todo ello de cronología muy posterior. También parecen posteriores los potentes contrafuertes que cinchan el tramo de los pies y la torre. Su bella pila bautismal románica fue trasladada a la colegiata de Roncesvalles. Convertida en fuente, decora en la actualidad el centro del jardín claustral. Articula el exterior de la taza mediante una faja de arcos de medio punto sobre soportes de aspecto final ovoide y radios inferiores que une arquería y fuste. El breve fuste nace de una amplia basa sobre plinto cuadrado y bolas en los ángulos. El carácter popular de la construcción impide asignarle una cronología precisa, aunque su relación con el amplio grupo de iglesias del XIII de la Valdorba es innegable. El arco de medio punto de la portada, y el sistema de soportes a base de gruesas pilastras adosadas parecen indicar una cronología efectivamente integrada dentro del siglo XIII.