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Puerta de Trascastillo

Identificador
40357_02_042
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 26' 23.66" , -3º 58' 47.93"
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Murallas

Localidad
Fuentidueña
Municipio
Fuentidueña
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA PRIMITIVA VILLA se rodeó seguramente desde el mismo momento de sus orígenes de una extensa muralla de cal y canto que además muy pronto se vio desbordada por el lado septentrional, aunque con el paso de los siglos buena parte del espacio interior quedaría yermo. No se conocen noticias referidas a su construcción o a las numerosas reformas que atestiguan sus paramentos, aunque cabe suponer que la mayor parte de lo que ha sobrevivido se deba a la cerca original, levantada en los momentos de esplendor de la villa de fines del XII y siglo XIII, con reconstrucciones llevadas a cabo en los siglos bajomedievales, cuando fue un hecho generalizado el reforzamientos de los muros en muchas villas a consecuencia de las frecuentes luchas nobiliarias que entonces se desarrollaron. Estas reformas parecen verse claramente en algunos lienzos que fueron recrecidos, quedando inutilizados los primitivos merlones. El muro, cuyo recorrido se adapta perfectamente a la sinuosidad del terreno, estaba reforzado por una serie de cubos de desigual formato y distribución que muy posiblemente correspondan a distintos momentos, inclinándonos por la idea de que los cuadrangulares pueden pertenecer a la primitiva fábrica y los semicilíndricos -claramente adosados, al menos en alguno de los casos- a las reformas bajomedievales, estando éstos preferentemente asociados al sector del castillo. Además hay grandes tramos como el septentrional que no portan cubo alguno e incluso en el sector oriental, donde se abre un tajo rocoso, es muy posible que la muralla fuera una obra menor, pues es la zona más inaccesible para un asedio y además el único tramo donde apenas se han conservado restos. El recinto conserva las tres puertas que al parecer siempre tuvo, aunque no podemos descartar la existencia de algún postigo, como era habitual, aunque no haya noticia alguna al respecto. La puerta de mediodía o de Trascastillo, la más próxima al castillo, se halla en el tramo de muralla mejor conservado, con un arco de medio punto entre dos altos cubos cuadrangulares; y creemos que es obra del siglo XIII, aunque reformada posteriormente empleando ladrillo. Hasta la reordenación de los campos circundantes extramuros mediante la concentración parcelaria se conservaba el camino original de acceso a la villa por este lado, muy modificado a partir de entonces, aunque todavía reconocible en algún tramo. Igualmente parece intuirse en esta parte meridional parte de un foso y restos de una antebarrera que precedía a la muralla y que a día de hoy está siendo objeto de fuertes agresiones por los cultivos. La puerta noroeste o del Salidero es la que todavía sirve de entrada a la villa, aunque de ella sólo queda un cubo cilíndrico -con el vano de salida al adarve- y un contrafuerte que luce un escudo de los Luna objeto de damnatio memoriae. Esta puerta debió ser la más importante, al menos en época bajomedieval, e incluso su acceso estaba controlado desde la casa frontera intramuros mediante al menos una saetera que directamente vigila el acceso. La tercera entrada es la puerta de la Calzada, situada hacia el nordeste y formada por un sencillo paso abierto en un corto quiebro del trazado que aparenta la forma de cubo cuadrangular. Ha desaparecido el recerco del arco pero conserva parte de los merlones que la coronaban y un erosionado escudete en el que es prácticamente imposible reconocer las armas. En la parte más alta del recinto amurallado y asociado al mismo se conservan los restos del castillo, hoy, al ser propiedad privada, rodeados por una valla que impide su libre acceso y análisis. No es mucho lo que queda de él, aunque Justo Hernansanz dice que tenía “dos puertas, a las que se pasaba mediante puente elevadizo, una al norte, que daba a la Villa, dentro de murallas, y la otra al Sur, que salía a la cumbre del cerro, fuera de murallas”. Este mismo autor, que aporta el dibujo personal de una hipotética reconstrucción de la fortaleza, nos cuenta que algunos ventanales y escudos de los Luna se encuentran hoy colocados en el castillo de Castilnovo. Los restos del castillo de Fuentidueña fueron sacados a subasta pública por el Estado en el año 1970 y de nuevo en 1972, pasando entonces a propiedad privada. Hace algún tiempo su actual propietario llevó a cabo una discutida intervención en el solar, que parece no afectó mucho a los muros conservados pero sí al yacimiento arqueológico, pudiéndose contemplar ahora en el lugar una construcción de nueva planta que ejerce la función de bodega. En el extremo opuesto al del castillo se debía hallar otra importante edificación adosada a la muralla, cuyos últimos restos se pueden apreciar en la plaza del ayuntamiento. Se trata de dos ventanales parejos formados por arcos escarzanos, con arrimaderos en el interior desde donde se puede observar una magnífica vista de la vega del Duratón. Son los últimos restos de lo que debió ser una construcción de carácter palacial, sobre los que recientemente se han colocado unos merlones, en una solución tan imaginativa como indocumentada y en consecuencia carente de sentido.