Sant Miquel de la Miana
Iglesia de Sant Miquel de la Miana
La iglesia de Sant Miquel de la Miana se encuentra en el municipio de Sant Ferriol de Finestres, en el sector oriental de la comarca de la Garrotxa. La aldea de la Miana está situada en la cabecera del Junyell, en las laderas nororientales de la sierra de Sant Julià del Mont. De población tradicionalmente diseminada en masías, el lugar se encuentra hoy totalmente despoblado. Muy cerca de la iglesia se pueden observar las ruinas del castillo de los Miana; la iglesia de Sant Miquel era su capilla, aunque estaba situada extramuros. Las últimas noticias del castillo se remontan a 1468, momento en que las tropas del duque de Lorena lo asaltaron.
El acceso a la iglesia se realiza desde Sant Jaume de Llierca, a partir del km 71 de la autovía A-26. Hay que salir del pueblo por la calle Indústria, y tras vadear el río Fluvià, seguir por una pista forestal asfaltada que conduce al coll de Can Jou. Desde allí, tomaremos un camino sin asfaltar que, al cabo de 400 m, conduce a la Miana.
Las referencias documentales de época medieval sobre la iglesia y el castillo son escasas. Consta una primera mención en el siglo xii, donde aparece un linaje homónimo en una donación a favor del monasterio de Sant Pere de Camprodon, que autoriza Arnau Miana. En el siglo xiii, en concreto en 1279 y 1280, la iglesia aparece citada en las Rationes decimarum de la diócesis de Girona. El período de máximo esplendor del templo se supone que se alcanzó en el siglo xvii, pues se conoce el encargo del retablo del Roser, en 1629, al escultor Gabriel Mon. A finales de este mismo siglo se le asignó, como sufragánea, la iglesia de Sant Julià del Mont. Tras décadas de abandono, recientemente se han llevado a cabo trabajos de rehabilitación.
Sant Miquel de la Miana es un edificio de una sola nave, en su etapa inicial, a la que posteriormente se añadieron construcciones en los muros norte y sur. La puerta de románica, hoy tapiada, se ubicaba en el muro de mediodía. La puerta actual, que está protegida por un atrio que ha sido reconstruido recientemente, se abre en la fachada oeste y está formada por varios arcos en gradación, sin decoración. En la parte superior, un ojo de buey substituyó, en época moderna, la ventana románica de la fábrica primitiva.
La bóveda de cañón que cubría la nave primitiva fue substituida por una bóveda apuntada, mientras que en el ábside subsiste la bóveda de cuarto de esfera. Un doble arco preside y separa la zona presbiteral de la nave, y una cornisa en caveto recorre el edificio a la altura del arranque de la cubierta.
El elemento más destacado del edificio es una ventana, de doble derrame, situada en el centro del ábside, orientado a levante. Está adornada con unas finas columnas en relieve, sogueada la de la derecha y en espiga la de la izquierda. Ésta va rematada con un pequeño capitel con relieves en palmetas y collarín en espiga, que a su vez soporta un relieve con dos círculos que inscriben rosetas. La parte superior de la columnilla derecha suple el capitel con una cabeza humana y, por encima, una cruz griega inscrita en un círculo. La ventana cierra con arco de medio punto monolítico, decorado con una arquivolta estriada, en espiga, y un relieve estriado en palmetas, en el intradós que se repite en la base de la ventana. La decoración de la ventana se completa con unos dibujos geométricos y vegetales que se extienden por todo el espacio existente entre dichas columnas y la arquivolta, y el exterior del muro. Constatamos que en el cercano santuario de la Marededéu dels Arcs hay una ventana con decoración y factura de características muy parecidas, por lo que pensamos que podrían ser obra del mismo taller. En el ábside de Sant Miquel hay otra ventana de doble derrame, adovelada, pero sin decoración alguna, situada en la zona sur.
Llaman la atención las construcciones adosadas en el costado meridional de la iglesia. Una corresponde a la zona del transepto y destaca por estar cerrada a modo de ábside, mientras que la segunda está en la esquina occidental, ocupando parte de lo que fuera la entrada primitiva. Hasta hace poco tiempo, el espacio entre los dos cuerpos tenía sepulturas verticales.
Todo el perímetro del edificio está reseguido, en su parte superior, por una cornisa en caveto. En dos piezas del caveto del muro sur podemos observar elementos en relieve muy deteriorados. Uno de ellos con forma de bola.
El campanario corresponde a una etapa constructiva moderna que situamos hacia el siglo xvii. Se trata de una torre de planta rectangular, unida a los muros de la iglesia por el lado norte. Los bajos tienen puerta de acceso desde el exterior, realizada con sillares bien cortados y adintelada, con la fecha 1683 inscrita. El primer piso presenta aberturas pequeñas que en el segundo están cegadas. El tercer piso muestra grandes aberturas de medio punto, y la cubierta es de teja a cuatro aguas. Destacamos que este tipo de campanario es poco frecuente en esta zona.
El aparejo del ábside es a base de sillares grandes, de buena factura, dispuestos en hiladas regulares, al igual que el del muro sur y fachada occidental, que conducen a una posible datación del edificio románico hacia la segunda mitad del siglo xii, corroborada por la intervención arqueológica llevada a cabo en el castillo entre los años 2006 y 2008.
Restos del castillo de Miana
Las ruinas del castillo de los Miana se encuentran a unos 130 m al sur de Sant Miquel. Consta de un recinto amurallado, que se adapta a la orografía del terreno, torre de planta cuadrangular y estructuras, dispuestas en terrazas, a su alrededor.
Una serie de intervenciones arqueológicas, llevadas a cabo en la primera década del siglo xxi, ha permitido identificar dos fases constructivas en el conjunto: una fase inicial, datada en la segunda mitad del siglo ix, para las murallas y la torre; y una fase posterior, para las estancias que se encuentran alrededor de la torre, en el interior del recinto amurallado, que los arqueólogos sitúan entre los siglos xii y xiii. Destaca su semejanza estructural y constructiva con el castillo de Mataplana, en el Ripollès, que data de la misma época y que, al igual que el de la Miana, tenía la capilla (Sant Joan de Mataplana) extramuros.
Texto: Montse Jorba i Valero – Fotos: Raül Casado González – Planos: Xevi Llagostera
Bibliografía
AA.VV., 2008, p. 453; Castells Catalans, Els, 1967-1979, III, pp. 127-129; Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 43-44, 400-401; Cruells i castellet, J. y Nadal i Roma, E., 2008, II, pp. 377-381; Del Campo i Jordà, F., 1989a, p. 66; Monsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, XII, XVII, XIX; Murlà i Giralt, J., 1983, pp. 124-125; Oliva Prat, M., 1967, p. 59; Rius i Serra, J. M., 1946, pp. 77, 90; Sala i Canadell, R. y Olavarrieta i Santafé, J., 1987, p. 172.