Identificador
              19243_02_020n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              40º 54' 59.75'' , -1º 51' 14.66''
          Idioma
              
          Autor
          Víctor Manuel Ricote Ridruejo
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Rueda de la Sierra
          Municipio
              Rueda de la Sierra
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          Descripción
              LA IGLESIA PARROQUIAL DE RUEDA DE LA SIERRA, bajo la  advocación de Nuestra Señora de las Nieves, se  encuentra situada sobre un ribazo a las afueras de la  localidad. Su advocación original no es la que guarda en la  actualidad: la primitiva titular, y así aparece en la documentación  consultada, era Santa María la Mayor.  Su traza original obedece al patrón de su obra románica  primigenia, levantada en el siglo XIII. Proyecto que  con posterioridad ha sufrido importantes modificaciones,  especialmente en los siglos XVI y XVII, hasta el punto de  que el único vestigio románico que permanece inalterado  en la actualidad es la portada. El conjunto del edificio está  construido en mampostería, reservándose la piedra de  sillería a los vanos y el refuerzo de las esquinas. Su planta  consta de una sola nave, con cabecera rematada con crucero  marcado en planta, y espadaña emplazada a los pies. La cabecera original fue convertida en el crucero que  ahora se aprecia, al que se le añadieron la sacristía y la  capilla anejas, fruto de las modificaciones llevadas a cabo  durante los siglos XVI, sobre todo, y XVII. El cronista Layna  Serrano en su obra La arquitectura románica en la provincia de  Guadalajara advertía a este respecto: la iglesia románica  aparece muy transformada por añadidos y reconstrucciones  de los siglos XVI y XVII, en cuyo tiempo la antigua espadaña  sobre el muro de poniente fue convertida en torre  alta y desgarbada. Durante este período la primitiva espadaña de un solo  bloque se convirtió en una torre de planta rectangular y  estructurada en cuatro cuerpos, alzados en piedra sillar. En  los dos últimos cuerpos de la cara este de la misma, se aprecia  una ejecución en tapial, con el habitual color rosáceo  del mortero característico utilizado en la comarca. En la  cara oeste de la torre, su último cuerpo alberga dos amplios  vanos, sobre arco de medio punto, que sirven para el sustento  de dos campanas de medianas dimensiones. En el restringido  muro sur, nos sorprende la presencia testimonial  de un vano en forma de quilla, o arco conopial invertido. En el inicio del segundo cuerpo, bajo la factura en  tapial rosáceo de la fachada este, perdura una línea de  canecillos que sustentan una viga de madera, que presumiblemente  formaría parte de la primitiva factura de su espadaña  románica. En el cuerpo inferior, el de mayores  dimensiones, se inscribe un gran arco de medio punto,  cegado también con tapial rosado, al igual que los dos  cuerpos superiores, decorados en esta ocasión con peculiares  elementos geométricos circulares.  Un amplio patio, cerrado a media altura, nos conduce  directamente a la fachada principal. En el lado norte de la  misma es reseñable la apertura de un vano, que aporta de  la necesaria luz a la capilla. La ventana, coronada por un  arco de medio punto, abre en derrame al exterior. Su contorno  aparece decorado con una pequeña moldura, en  bocel, de claras reminiscencias góticas, pese a que se trata  de un elemento constitutivo, respetado de una factura previa,  de la transformación de su cabecera, llevada a cabo  durante la reforma renacentista del siglo XVI. El ingreso al interior se efectúa a través del tramo  situado a mediodía, próximo al campanario. Allí nos recibe  un vulgar atrio cerrado obra del siglo XVI oculta la  antigua puerta abocinada, en palabras de Layna Serrano.  El elemento más significativo que nos ha llegado de su  antigua fábrica románica es la portada principal. El acceso  enclavado en el ingreso del mediodía, oculto hoy bajo un  portal de moderna construcción, ha concitado la especial  atención de aquellos especialistas que se han interesado  por este monumento. La opinión generalizada concibe  dicho elemento como el más representativo del conjunto,  incidiendo en su tratamiento como único vestigio de la  primitiva fábrica románica, en opinión de Ruiz Montejo.  Aseveración compartida por Nieto Taberné: conserva de  la obra original románica, la portada principal. El vano se abre en muro saledizo de buen sillar, con  tejaroz que apoya en canes de perfil prismático sin figuración  alguna. Un tipo de estructura desprendida del muro  principal, que también encontramos en Castellar de Muela  y en Poveda de la Sierra. El tejaroz descansa sobre ocho  canes prismáticos carentes de ornamento. La portada se articula en torno a un arco semicircular  abocinado, con arcadas lisas, que conforman tres arquivoltas  cortadas a bisel: El exterior con añadida moldura  saliente esculpida en flores cuadrifolias o cabezas de  clavo, describe Layna Serrano, y ribeteadas por la típica  chambrana de puntas de diamante, remata Ruiz Montejo.  Los biseles albergan un delicado exorno de entrelazos, a  manera de roleos, de posible reminiscencia mudéjar, según  Layna Serrano. Las arquivoltas guardan alternancia al apoyar sobre  pilastras y las columnas adosadas, cuyos fustes lisos y ábacos  se prolongan, a modo de moldura, a lo largo de toda la  superficie muraria. La escueta ornamentación de los capiteles  se concreta en simples y esquemáticos motivos de  temática vegetal. En el lateral izquierdo encontramos decoración reticulada,  en el primero, combinando con los motivos foliáceos  que se advierten en su par. En los emplazados en el lateral  derecho se representan hojas planas con volutas en sus  extremos que sirven de fondo a otras de silueta festoneada.  Todo ello rematado con el reiterado uso de los roleos que  recorren la rosca de la segunda arquivolta y algún fragmento  de los ábacos, como ya habíamos reseñado con  anterioridad. La portada ha sido considerada elegante dentro del  tono general austero del edificio y del estilo artístico. Nos  encontramos, en definitiva, con una notable obra de tardía  factura, cuyas características principales respetan fielmente  los principios estéticos impuestos por los monjes cistercienses,  de fuerte arraigo en toda la provincia, como  apuntaba Ruiz Montejo.  Su única nave se articula en el interior en cuatro tramos,  cubiertos con bóvedas de lunetos que se prolonga  también al crucero. Una capilla renacentista, con notable  arco de entrada de medio punto y coronada con bóveda de  crucería, se localiza en el lado de la epístola, rematando su  estructura con el clásico coro alto que albergan los dos  últimos tramos de la torre-campanario.
           
        
    