LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA, de una sola nave reconstruida no hace muchos años como consecuencia de un incendio, ha sido objeto de numerosas intervenciones a lo largo de los siglos. En época barroca se llevaron a cabo una serie de reformas que alteraron considerablemente la primitiva fábrica románica de la que únicamente se conservó la portada de cuatro roscas, sustentadas por cuatro columnas alternadas con austeras jambas, de sencilla y sobria fábrica ya que no hay elemento decorativo alguno. En el interior de la iglesia se custodian otras dos piezas que delatan el origen del edificio. La pila bautismal situada a los pies, es un vaso semiesférico (114 cm de diámetro x 66 cm de altura), en piedra caliza, ornamentado con los comunes gallones. El otro elemento es una talla de fines del siglo XI en madera policromada de la Virgen con el Niño. María vestida con túnica azul y manto dorado está tocada con velo y corona dorada, en su mano derecha nos muestra el fruto, mientras que con la izquierda sostiene al Niño sentado sobre esta misma rodilla. Jesús, vestido con túnica dorada e igualmente coronado, porta el libro de la Ley en su mano derecha. Ambos muestran una porte rígida, la comunicación entre ambas figuras es inexistente, siendo sus formas sencillas, de rostro redondeado, ojos almendrados, labios y nariz rectos y pliegues no muy marcados.