CONSTRUIDA EN PIEDRA de sillería arenisca y mampostería, este pequeño edificio -que no sobrepasa los 25 m de longitud- consta de planta rectangular con una única nave baptisterio en el muro norte y sacristía, ambas adosadas a lo largo del siglo XIX. Esta última es rectangular, posee testero recto y es de la misma anchura que la nave en su exterior, tiene dos gruesos pilares que la separan de la nave y arco triunfal apuntado. Sobre el muro este de la cabecera -en una ubicación poco habitual, al igual que en Renedo de Zalima y Monasterio- aparece una espadaña de cronología tard o rrománica. Está compuesta por dos niveles, separados por moldurajes de simple nacela, el inferior con vanos apuntados y el superior con pequeño campanil rematado por piedra calada representando una estrella de seis puntas inscrita en un círculo. El interior, muy sencillo, se cubre con estructura de madera a doble vertiente en la nave y cañón apuntado en el ábside. Éste queda iluminado por dos ventanales, uno de ellos en aspillera con moldura de líneas paralelas de cronología gótica y otro, en el muro sur, con derrame interior. Una simple moldura resalta la unión entre los muros y la bóveda. La caja de muros actual y la cubierta de la cabecera pertenecen a una cronología plenamente gótica (siglos XIII-XIV). Otras construcciones anexas al edificio, como la sacristía, la capilla bautismal o la caja de la espadaña, son mucho más recientes (siglos XIX-XX). García Guinea relacionaba esta humilde iglesia con la de San Felices de Castillería. Una sencilla portada -cobijada por un pórtico moderno- se abre en el muro sur de la nave. Realizada hacia el siglo XIII, presenta arco de ingreso y dos arquivoltas lisas apuntadas sobre jambas con cimacios o impostas biseladas de perfil liso, muy similar a las de San Felices de Castillería y el Oteruelo de Mudá. Presenta restos de policromía moderna, con un encalado reciente. Los únicos elementos escultóricos que nos recuerdan la existencia de un edificio anterior, propiamente románico, se conservan bajo la cornisa del muro sur de la nave, entre la sacristía y el contrafuerte de la espadaña: se trata de dos erosionados canecillos, uno de ellos figurado con un personaje orante y otro de rollos. Otros de simple nacela aparecen en los muros norte y sur de la nave. Todos ellos presentan talla muy tosca y son similares a los de Mudá. En dos canes del lado meridional todavía apreciamos un motivo inciso y un tosco cuadrúpedo.