Sant Andreu de Castellbò
MONTFERRER I CASTELLBÒ
Iglesia de Sant Andreu de Castellbò
La iglesia de Sant Andreu se encuentra en el flanco septentrional del pequeño núcleo de población del mismo nombre, localizada en la parte alta del valle de Castellbò. El acceso al templo no presenta dificultad alguna, pues Sant Andreu de Castellbò se encuentra el pie de la carretera que une Castellbò y Sant Joan de l’Erm, a unos 14 km de la primera.
Las referencias documentales tanto al lugar como a la iglesia son relativamente escasas y se concentran en varios documentos del siglo xii de carácter testamentario. Sin embargo, debe mencionarse un documento del cartulario del monasterio de Sant Serni de Tavèrnoles fechado en 914, donde se detallan varios cenobios bajo su influencia y entre los cuales destaca uno bajo la advocación de san Andrés, del que no se explicita su ubicación. De la misma forma, en otro documento firmado en 935, por el que varios terrenos de la zona de Pallerols pasaban a manos de la catedral de La Seu d’Urgell, se empleaba el topónimo sancto Andrea como referencia geográfica de los mismos. No se dispone de total certeza que ambas referencias hagan alusión al templo que nos ocupa. Ya en el siglo xii, el vizconde Ramon de Urgell-Castellbò dictó testamento en 1113, en el que dejó sus posesiones –entre las que se encontraban las localizadas en Sanctum Andream cum suis terminis– a su esposa Ermessenda y a su hijo Pere. Cuando dicho testamento fue publicado, el mismo 1113, el lugar de san Andrés era mencionado como kastrum Sanctii Andree cum suis terminis. Este mismo castillo era nuevamente referenciado en el testamento del vizconde Pere de Castellbò, fechado en 1141, a favor de su esposa Sibil·la, quien recibiría totum meum honorem quem habeo […] et ipsum Sancti Andree. Estas posesiones pasaron a manos de los Caboet a finales de ese mismo siglo, cuando Arnaua de Caboet recibió el castillo de Sant Andreu de manos de Arnau de Castellbò, su segundo esposo. Finalmente, cuando en época moderna se publicó el Spill manifest de totes les coses del vescomdat de Castellbò, Sanct Andreu es mencionado como un enclave del valle de Castellbò, en el cual se ubicaba una castellanía. Los datos acerca de este castillo son terriblemente escasos y poco claros, si bien ciertos paramentos de edificios cercanos al templo actual (Cal Segú) podrían corresponder a esta estructura.
La iglesia de Sant Andreu de Castellbò es un edificio de una sola nave de planta ligeramente trapezoidal y un curioso ábside semicircular que se entrega directamente a aquélla aunque la supera notablemente en altura. Esta estructura es coronada por una vistosa espadaña de dos ojos cuadrangulares, erigida sobre el muro exterior del ábside de tal manera que adopta una peculiar forma curvada que la hace única en este territorio. El flanco oriental del templo se asienta sobre un afloramiento de roca. El aparejo utilizado está compuesto por losas de esquisto, de tamaño y grosor variable, dispuestas en hiladas poco uniformes, prácticamente sin servirse de mortero. Destaca la presencia de varias hiladas ejecutadas en opus spicatum, perfectamente integradas en la fábrica y claramente visibles en la parte baja de los muros norte (en el tramo oriental) y oeste. Por otra parte, tanto la nave como el ábside están cubiertos con un tejado a dos aguas de alero prominente, ejecutado con losas de piedra.
El edificio ha sido objeto de múltiples intervenciones y ampliaciones que pese a no afectar en exceso a la volumetría del conjunto, sí han supuesto un crecimiento de la nave. La puerta de acceso, que se abre en uno de los sectores añadidos a la nave, en su flanco suroccidental, está resuelta mediante un arco de medio punto algo rebajado con importantes restos de enlucido. El interior es iluminado y ventilado mediante cuatro aberturas abiertas en el flanco meridional: dos pequeños vanos cuadrangulares perforan la parte alta del muro y flanquean la entrada, mientras que dos ventanas de doble derrame arrojan luz al presbiterio, una de ellas cuadrangular mientras que la del extremo oriental es de arco de medio punto. Por su parte, el ábside es perforado por una profunda ventana cuadrangular de doble derrame, actualmente muy cerca del nivel del suelo. Desde el exterior puede observarse la cicatriz de una quinta abertura en el eje del ábside, mientras que en el flanco sureste del mismo se localiza una segunda puerta en alto, que permite acceder al espacio situado bajo la cubierta y al campanario.
Tras superar el escalón que protege la entrada, se accede a un espacio cuyo aspecto ha experimentado sucesivas modificaciones en época moderna. Así, la nave –con el aparejo mural a la vista– se cubre con una bóveda de cañon muy rebajada, cubierta de enlucido y pintada de azul. Ésta se apoya sobre dos arcos apuntados, ejecutados con el mismo tipo de aparejo que el resto de la construcción, aunque levantados con posterioridad a la obra original, tal como lo revela la lectura del paramento, pues éstos solamente se entregan parcialmente a los muros perimetrales. Estos elementos conservan restos parciales de decoración pictórica que, a diferencia de la del techo, alterna falsas dovelas blancas y rojas. Un coro en alto se eleva a los pies de la nave, mientras que el presbiterio es diferenciado del espacio destinado a los fieles mediante un cancel metálico y un escalón. Éstos son precedidos por uno de los arcos que sustentan la bóveda, el cual genera la impresión de tratarse de un arco presbiterial aunque no debiera considerarse como tal. El ámbito absidal, que se cubre con una bóveda de cuarto de esfera, queda separado del resto del templo mediante un tabique liso, practicable a través de un vano abierto en el flanco meridional y torpemente animado mediante la incorporación de un arco moldurado de medio punto y rosca gruesa. Además, cabe mencionar que a lo largo del muro septentrional, tanto en la nave como en el presbiterio, se encuentran varios tramos de un banco corrido, también de clara factura moderna.
La sucesión de trabajos arquitectónicos sobre este templo hace difícil su interpretación. Pese a la complejidad y variedad de estructuras congregadas en un mismo edificio, puede considerarse que el templo actual parte de una base probablemente erigida alrededor del siglo xi). Ésta se sirve de elementos constructivos que testimonian la pervivencia de tradiciones anteriores, como es el caso de las hiladas de opus spicatum del muro norte, que conviven con las hiladas de opus spicatum de factura posterior presentes en el muro occidental. No obstante, son precisamente estas particularidades, así como la volumetría característica del templo, las que le aportan significación entre el conjunto de construcciones erigidas en el valle de Castellbò desde la época medieval.
Texto y fotos: Esther Solé Martí
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., 1979, pp. 71-72; Baraut i Obiols, C., 1988-1989, pp. 105-106, 108 y 282-284; Catalunya Romànica, 1984-1998, vi, pp. 234-235; Gascón i Chopo, C., 2009, pp. 71-72; Tragó, P., 1982, pp. 12-15; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1977, pp. 216 y 218.