Sant Bartomeu de la Vall d'Ariet
ARTESA DE SEGRE
Iglesia de Sant Bartomeu de la Vall d'Ariet
La iglesia parroquial de Sant Bartomeu está emplazada en Sols, y forma parte de la Vall d'Ariet, que sirve de límite entre los municipios de Artesa de Segre y Vilanova de Meià. Desde Artesa se accede por la carretera LV-9136 que lleva a Vernet y Baldomar, población en la que hay que seguir la carretera hasta la Clua, donde a mano izquierda se ha de ascender por una pista hasta que, transcurridos 2 km, se llega a la Vall d'Ariet, donde se divisa el templo en medio de un paisaje solitario.
Históricamente, esta iglesia ha pertenecido a la jurisdicción del priorato de Santa Maria de Meià. Su fundador, Guillem de Meià, pretendía crear un monasterio independiente de toda sujeción eclesiástica ligado a la familia de los Meià. Seguramente entre 1010 y 1039 dependían de este priorato los templos de su propiedad más otros que habrían formado parte de la dotación inicial del cenobio. En 1095 su nieto, Ermengol Guitart, arcediano de la catedral de Barcelona, donó al monasterio todas las iglesias heredadas de su padre, Guitard Guillem de Meià, entre las cuales ya figuraba Sant Bartomeu. En 1140 Bernat Amat, cumpliendo la voluntad de su tío Ermengol, hizo donación de Santa Maria de Meià con todas sus posesiones al abad de Ripoll, dependencia que es confirmada en 1167 por una bula papal de Alejandro III. Más tarde en el siglo xiv, Meià pasó a depender directamente del monarca Jaime II. Parece ser que el templo tuvo un cambio de titular, hecho que no era inusual en la época medieval. Mientras que una visita a las parroquias del monasterio de Santa Maria de Meìa realizada en 1315 por parte del delegado del arzobispo de Tarragona consta que el templo estaba dedicado a san Andrés, en el siglo xvii, en un escrito del clérigo e historiador Roig i Jaspe, ya figura la advocación de San Bartholome Apóstol, la cual se mantiene hoy en día. Hasta la desamortización de 1835, la iglesia estuvo bajo el vínculo de Santa Maria de Meià.
Se trata de una construcción de nave única con cabecera formada por tres ábsides semicirculares dispuestos de forma trebolada y exentos de decoración. El ábside central tiene un mayor diámetro y altura que los laterales, los cuales están adosados perpendicularmente a ambos lados del primer tramo de la nave, dispuestos a modo de capillas. Sendas ventanas de doble derrame y arco de medio punto se abren en el centro de cada ábside, si bien la del meridional se encuentra cegada al exterior. En los muros laterales, que son lisos, se conservan todavía algunos mechinales. La portada, muy sencilla, está localizada en la fachada occidental oeste y tan sólo está formada por un arco de medio punto. Completan el frontispicio de poniente una ventana en forma de cruz con el brazo vertical más largo y estrecho que el transversal y un campanario de espadaña de un solo ojo, que tiene la particularidad de albergar una campana realizada con una cabeza de obús de la Guerra Civil española. Un campo santo rodeado por un muro de piedra se halla en el flanco meridional del templo. El exterior de la fábrica destaca por su austeridad y por el uso de aparejo desigual, mejor trabajado, escuadrado y dispuesto en los ábsides, sobre todo en el principal, y en la parte inferior de los muros laterales. En el resto de los paramentos se utiliza sillarejo colocado de forma irregular.
El interior de la iglesia exhibe una gran sencillez en la que destaca la ausencia de decoración escultórica. La nave se cubre con una bóveda de cañón ligeramente apuntada y dividida en tres tramos por otros tantos arcos fajones que descansan, el más oriental, sobre semicolumnas adosadas rematadas por capiteles lisos con forma trapezoidal, y los otros dos sobre pronunciadas pilastras que provocan la interrupción de los arcos formeros que se encuentran en esa parte de los muros laterales. Esto hace pensar que dichas pilastras, con sus correspondientes arcos, fueron realizados con posterioridad a la primera fase de construcción del edificio. Los formeros situados en el primer tramo de la nave enmarcan las dos capillas laterales. Recorre la base de la nave una imposta lisa. Los tres ábsides se cubren con bóveda de cuarto de esfera, y cuentan con un arco presbiteral de medio punto sobre una moldura de forma trapezoidal. Los arcos absidales son muy delgados, lo cual ha dado lugar a diferentes especulaciones por parte de quienes han tratado sobre este edificio respecto a la función que podían desempeñar. Hay quien piensa que dichos arcos se construyeron para incrementar el aforo de la iglesia cuando se construyó la bóveda de cañón en sustitución de la antigua cubierta de madera y se tuvo que reforzar los muros dándoles un mayor grosor. Sin embargo, otros autores consideran que su función es meramente ornamental. Un banco recorre todo el perímetro interior de los muros. El paramento interior permanece oculto bajo una capa de revoque de cal.
Este edificio destaca por su planta trebolada, lo cual no es un hecho aislado en la zona, donde se pueden encontrar ejemplos con el mismo tipo de cabecera en Sant Pere de Ponts o en la ruinosa iglesia de Sant Jaume de Sant Cristòfol. A diferencia de Sant Bartomeu, en éstas los tres ábsides tenían un tamaño homogéneo. En Sant Jaume de Sant Cristòfol unas pequeñas hornacinas se disponían en el tramo previo a cada ábside, mientras que en Sant Pere de Pons las hornacinas están localizadas en el interior del ábside principal, no así en los laterales, que son lisos.
Seguramente, este edificio es una construcción realizada en el siglo xii, pero concebida con unos planteamientos espaciales y constructivos de la arquitectura propia del siglo xi.
Texto y fotos: Helena Soler Castán- Planos: Marc Santacreu Ortet
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 180-181; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1984, pp. 431-432.