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Vista general de la iglesia

Identificador
39076_09_016n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 22' 39.97'' , -4º 3' 33.24''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de El Salvador

Localidad
Viveda
Municipio
Santillana del Mar
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
MUY POCO CONOCEMOS DE LA HISTORIA de esta iglesia de San Salvador de Viveda. Aunque fue sufragánea del monasterio de Santillana desde tiempo inmemorial conforme se dice en escritura de composición (mayo de 1414) entre el abad de Santillana Alfonso Niño y su cabildo, de una parte, y de otra Gutier Alfonso de Biveda, en nombre del concejo y hombres buenos del dicho lugar. En dicho contrato se estimó que por quanto la eglesia de Sant Salvador de Biveda era e ex anexa a la Mesa de los dichos Prior e cabillo e en los tiempos pasados, los vecinos e moradores feligreses ponían de cada año un clerigo preste que celebrase en la dicha eglesia… Agora el dicho Prior e cabillo dize que pues es suya la dicha eglesia que la quieren servir por si e tomar sus diezmos enteramente. Es pues, un caso de la recuperación de derechos de la abadía de Santillana que, como principal iglesia, los quiere volver a tener, pactando amistosamente con el concejo de la villa de Viveda. Quedan en que la misa y otros servicios de la iglesia se sirvan en adelante por “un clerigo que fuese vecino e morador en la villa de Santillana”. Este contrato no sabemos si tendría ejecución por parte de los vecinos del concejo de Viveda, pues treinta y cuatro años después, en 1449, el prior de Santillana y su cabildo vuelven a insistir pidiendo al Obispo de Burgos, don Alfonso, ratifique el derecho que tenían en varias iglesias sufragáneas, entre las que aparece San Salvador de Viveda de poner en ellas servidores… e puedan administrar e administren en las dichas iglesias. Lo que prueba que la abadía de Santillana debió de tener resistencias por parte de sus sufragáneas, que tendían a nombrar sus curas, lo que no parece sea el caso de Viveda que, documentalmente, acepta de buen grado que su párroco lo nombre el monasterio. Por otra parte sabemos que, en 1200, Diego Gómez hacía donación de un solar en Viveda a la Regla de Santa Juliana, y en 1305 (9 de enero) el abad de Santillana Alfonso Pérez daba un solar a Pedro Martínez que el monasterio tenía en Viveda, con objeto de que lo pueblen el y sus sucesores, lo que prueba el interés de la abadía de reforzar el concejo de Viveda. Pero lo más interesante de esta iglesia es que conserva una lápida muy vieja, incrustada a la derecha de la arcadura de la puerta del muro sur, que nos parece indicar que antes de los pocos restos románicos que persisten de otra de este estilo, San Salvador de Viveda había sido consagrada o en los años finales del siglo IX o en el primer cuarto del siglo X. La dificultad de asegurar la fecha se debe a las distintas cronologías que los epigrafistas han creído leer; E. Jusué, leyó ERA 916 (año 878); Ortiz de la Azuela, ERA 956 (año 918). Nosotros creemos leer año 918 (como Ortiz de la Azuela, o ERA 966 (año 928). Esta fecha del 928 nos parece la más aceptable, pues siendo el consagrante Oveco, obispo de Oviedo, viendo las dos últimas siglas de la inscripción son muy parecidas a las de una lápida de Vierces que de 927 publica Hübner, en donde los numerales LXV se combinan cruzándose, de forma muy semejante a los de nuestra lápida. Podríamos pues, fechar en ERA 966, año 928, pues sigue siendo Oveco obispo en Oviedo. La V además de la inscripción de Vierces se asemeja bastante a la de Viveda, así como la D uncial de 500. Aunque, considerando el enlace XL como 40, podría también leerse ERA 941-942, lo que daría unos años de 903 o 904. La transcripción que nosotros proponemos es: SACRE : TEMPLI OBEE CO : EP(iscopu)S : VIIK IUNIAS ERA DCCCCLXVI Que a finales del siglo XI o principios del XII, esta vieja iglesia podría tener un alzado románico, sustituyendo a la que consagró Oveco en época del rey Alfonso IV de León, lo asegura su puerta que ha quedado como testimonio. Se trata de un sencillo vano de medio punto, con dovelas de gran tamaño, que apoya sobre cimacios biselados sin ninguna decoración. Una sola arquivolta, de arco también de medio punto, la precede, remarcada por un doble y fuerte baquetón simplemente; arquivolta que carga en este caso sobre capiteles decorados, tanto en la cesta como en sus cimacios. El de la izquierda lleva un escueto entrelazo de dos cabos que corre por ambos lados. Está cascado en su esquina, a más de erosionado. La cesta tiene tallado, con claridad en su cara izquierda, un ramo que desde un vástago central vertical abre simétricamente siete hojas a cada lado. La cara derecha de la cesta, enormemente deteriorada, presenta dos figuras al parecer humanas, en vertical y de destacado relieve. Es imposible reconocer lo que hubo. El capitel derecho, también casi imposible de descifrar, tiene un cimacio roto pero, por ser repetitivo, puede suponerse completo: círculos concéntricos de tres cabos en disminución y flor hexapétala central que se separan por haces vegetales. La cesta, en ambos casos, lleva figuras verticales, en alto relieve, totalmente fracturado, cuyo asunto somos incapaces de imaginar. Estos capiteles se sostienen por fustes monolíticos, cilíndricos y lisos, de collarino poco claro y basas áticas bastante ruralizadas. Sobre la arcadura de la puerta se ha tallado una chambrana de billetes en tres filas que añade una nota muy románica al conjunto descrito, que creemos bastante emparentado con el hacer de alguno de los canteros que trabajaron en la iglesia-colegiata de Santillana, es decir, que nos parece posible pensar que la iglesia románica del Viveda, prácticamente desaparecida, podría haber sido hecha por los talleres que levantaron en los años finales del XI o principios del XII, la abadía de Santa Juliana de Camesa o de Planes. La iglesia actual de San Salvador perdió, posiblemente en los siglos XVI-XVII, su vieja fábrica románica. Hoy es un edificio de una sola nave, de buena altura, que se marca al exterior por tres tramos, mediante contrafuertes de sillería. El ábside, cuadrangular, se cubre por bóveda estrellada de cinco claves. El arco triunfal carga sobre altas pilastras acanaladas que llevan al siglo XVI. Todos los muros son de mampostería, salvo vanos y pequeña espadaña de dos troneras sobre el hastial occidental. En el muro sur de la casita adjunta al ábside, hay separados, entre hierba, dos fustes monolíticos que no sabemos donde pudieron prestar servicio.