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Detalle de la parte superior del esquinal noroeste donde se aprecia la imagen de dos grifos afrontados

Identificador
40235_01_022
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 28' 19.83" , -4º 3' 22.75"
Idioma
Autor
Raimundo Moreno Blanco
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María Magdalena

Localidad
Aldeasoña
Municipio
Aldeasoña
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SANTA MARÍA MAGDALENA se encuentra inmersa en el interior del abigarrado caserío de la localidad, lo que hace difícil avistarla en la lejanía debido a lo cercano de los edificios colindantes, de los que sólo la separa un alto pretil que delimita el atrio ajardinado. Mucho ha variado su aspecto desde el instante en que fue proyectada en estilo románico lo que hace que en la actualidad encontremos estos restos de forma fragmentaria. En planta hoy se nos muestra como un edificio atípico en el que sus dos naves la confieren un extraño aspecto acentuado en el momento de la celebración, en el que desde la nave sur, y a pesar de la amplitud de los formeros, se observa cierta dificultad para seguir las ceremonias dada su ubicación escorada con respecto al altar. En nuestra opinión esta anomalía responde al proceso de reforma de la estructura del templo llevada a cabo en el Renacimiento. En su disposición primitiva, la iglesia debió plantearse con una planta de única nave unida a la cabecera -bien recta, bien semicircular- a la que se adosaría por el norte una sacristía rectangular cubierta con medio cañón, y pórtico al sur, quedando la incógnita de la ubicación del campanario. Aquella primera fábrica fue completamente replanteada a comienzos del siglo XVI, momento en el que las necesidades espaciales, favorecidas por la riqueza derivada de su cabaña en la provincia de Segovia (vid. ARÉVALO CARRETERO, C., 1932b, p. 26), impulsaron la reforma. Esta consistió en la inclusión del espacio del pórtico al interior del templo por medio de la apertura de amplios arcos de medio punto en el muro meridional, lo que aún queda más patente si observamos la notable diferencia de altura entre las naves. Además en este caso se modificaron ambas cabeceras con la inclusión de sendas bóvedas de nervios sustituyendo las anteriores. Desconocemos el tipo de cubiertas que se emplearían para los cuerpos de las naves, pues hoy voltean bóvedas tabicadas muy posteriores a la fecha de la reforma descrita y que acompañaban a un engalanamiento general del templo mediante yeserías barrocas del que hoy nos han privado necios restauradores. De aquél primer templo románico son escasos los restos que se conservan, llegándonos parcialmente la estancia de la sacristía cuya bóveda de medio cañón ha sido removida y recientemente reformada. Al exterior conserva una pieza en la parte superior del esquinal noreste donde, aunque muy deteriorada, se advierte la imagen de dos grifos afrontados. Embutida entre dos machones posteriores se encuentra la portada norte. Consta de cinco arquivoltas bajo chambrana, alternando las de arista viva, que voltean sobre jambas, con las de baquetón entre listoncillos, que lo hacen sobre columnas acodilladas. El cimacio es corrido a modo de imposta, con perfil de nacela y listel, decorado en la zona oriental con rosetas en clípeos y en la occidental con taqueado. Las cestas, cúbicas, muestran extrañas iconografías de muy rudo tratamiento donde predominan representaciones vegetales y animales talladas a bisel. Comenzando de oriente a occidente, el primer capitel muestra motivos vegetales, entre los que se pueden distinguir una piña, una roseta, dos tallos en espiral y una esquemática hoja de acanto. El siguiente, muy deteriorado, nos deja intuir una figura humana con lo que pudiera ser un bastón o garrote en las manos cercano a un cuadrúpedo. El primero del lado occidental representa dos leones -macho y hembra- de ruda talla y afrontados. Su pareja, una enigmática figura femenina de largos y lisos cabellos que parece acoger en su regazo un niño y lo que podrían ser representaciones de almas en la parte superior. Todo el conjunto de características bien distintas al grifo de la sacristía, recordando en el tipo de talla a los capiteles del ábside de la parroquial de Membibre de la Hoz por lo que hay que datarlo en la misma época nunca anterior al siglo XII como se ha propuesto si admitimos que la talla es ruda y no antigua. En el interior se conserva la pila bautismal de trazas románicas. Se encuentra arrimada al muro de la epístola, en la zona cercana a los pies. Se trata de una pieza de copa semicircular lisa de 124 cm de diámetro sobre un pie semicilíndrico de 34,5 cm de altura. En el interior del vaso se conservan las huellas de labra a hacha, así como de bujarda al exterior.