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Fachada oeste de Sant Andreu de Serinyà

Identificador
17190_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.1689327,2.7425107
Idioma
Autor
Lorena García Morato
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Andreu de Serinyà

Localidad
Serinyà
Municipio
Serinyà
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Andreu de Serinyà

Descripción

SERINYÀ

 

El municipio de Serinyà se sitúa al Norte de la comarca del Pla de l’Estany, limítrofe con la comarca de la Garrotxa. Se accede por la carretera C-66 (Girona-Ripoll), la cual atraviesa el pueblo de Sur a Norte. En su término municipal encontramos dos iglesias de origen románico, Sant Andreu de Serinyà y Sant Miquel Sesvinyes. También cabe dejar constancia de la existencia de la pequeña ermita de Sant Sebastià, aunque construida ya en el siglo xvii.

 

Este pequeño pueblo puede presumir de historia. Serinyà alberga el Parc de les Coves Prehistòriques, un complejo dedicado a la divulgación de la historia del lugar a través de varios yacimientos de época paleolítica: el Reclau Viver, la Gran Bora d’en Carreres i l’Arbreda. Ya en época medieval, a mediados del siglo x (957) se conoce documentalmente el pueblo de Serinyà en relación con la sublevación comandada por el monje Adalbert contra el conde Guifré II de Besalú, que acabó con el asesinato del conde. Posteriormente, en 979, tanto el pueblo de Serinyà como el castillo de Taià o Teià (Seriniano vel Taziano) fueron donados al monasterio de Sant Esteve de Banyoles por el conde bisaldunense y obispo de Girona Miró II, hermano de Guifré II. En 1079, el conde Bernat de Besalú concedió la exención de tributos a los ciudadanos, aunque esta no fue reconocida hasta 1297 por el rey Jaime II. Más adelante, en 1379, los seriñanenses consiguieron la abolición del impuesto de bovaje. Por último, la historiografía informa de los saqueos y destrozos que se produjeron en el pueblo, y en otros de la zona, entre 1793 y 1795 como consecuencia de la Guerra del Rosellón, que enfrentó a tropas españolas y francesas.

 

 

Sant Andreu de Serinyà

 

La iglesia de Sant Andreu de Serinyà está emplazada en el centro del pueblo. Su alto campanario es visible desde la carretera.  

 

La primera noticia que se conserva del templo parroquial aparece en el acta de consagración de la vecina iglesia de Santa Maria de Porqueres (1182), entre cuyas posesiones se incluye Sancte Andree de Seriniano. No se dispone de más documentación hasta 1364, cuando la reina Leonor, esposa de Pedro el Ceremonioso, vende la jurisdicción de la iglesia a Ponç de Canadal, abad de Sant Esteve de Banyoles. En el siglo xviii, Sant Andreu de Serinyà fue objeto de saqueos como consecuencia de la incursión francesa en tierras catalanas durante la Guerra del Rosellón.

 

La iglesia tiene una planta de nave única, cubierta por una bóveda ligeramente apuntada que se articula mediante dos arcos fajones. Un doble arco presbiterial, en degradación, precede el ábside semicircular del costado este, que cubre con la tradicional bóveda de cuarto de esfera y está decorado con una franja de pequeñas arcuaciones ciegas, que en sus extremos se transforman en una línea de imposta que recorre todos los muros interiores de la iglesia. Completan el actual edificio seis capillas laterales añadidas en época gótica, todas ellas de planta rectangular. Cuatro se sitúan en la parte central de la nave, y las dos restantes se ubican a cada lado de la zona presbiterial. Existen también tres nichos abiertos en los muros laterales de la nave, de origen y cronología inciertos. El templo está iluminado por dos ventanas románicas de doble derrame, una situada en el eje central del ábside, y la otra en la fachada del muro oeste, encima de la portada.

 

En el exterior destaca la potencia del aparejo constructivo, a base de grandes sillares calcáreos, de cierta tonalidad ocre, perfectamente tallados y dispuestos con evidente esmero. El ábside está decorado por un friso de arquillos ciegos talladas en bloques monolíticos, iguales a los del interior. Los arquillos apoyan en pequeñas ménsulas cóncavas, lisas, mientras que por encima de las arcuaciones discurre un friso de dientes de sierra.

 

La fachada occidental presenta también un notable aparato decorativo. Preside en la parte inferior una portada elegante y de dimensiones considerables, formada por tres arquivoltas de medio punto dispuestas en degradación sobre las correspondientes jambas, que arrancan a cierta altura debido a la presencia de un zócalo de aproximadamente un metro de alto. La gruesa línea de imposta que separa las arquivoltas de las jambas prosigue en el interior de la estructura, separando el dintel inferior de un tímpano completamente liso pero enmarcado por dovelaje plano, decoración austera pero efectiva que se repite en alguna otra iglesia de la zona.

 

La parte superior de la fachada se articula en forma de frontón triangular, con el fondo ligeramente rebajado y la ventana mencionada anteriormente en el centro, que ser estructura mediante cuatro arquivoltas planas, en degradación y sin decoración alguna. La cima del coronamiento triangular remata con una franja de dieciséis modillones, igualmente lisos.

 

Por encima de dicha estructura se percibe el poderoso sobrealzamiento del templo, que en época indeterminada (quizás no demasiado tardía, a la vista del similar aparejo utilizado) fue objeto de evidente reforma. El desarrollo final de la fachada oeste incluye una sólida torre campanario de planta cuadrada, probablemente montada a partir de la espadaña de la fábrica primitiva. Este campanario, en su primer registro contiene dos ventanas de medio punto en cada costado, mientras que en el segundo piso las aberturas son cuadrangulares y sus marcos sostienen directamente la techumbre a cuatro vertientes. La cronología de esta estructura es incierta, aunque parece muy tardía o, por lo menos, restaurada o remodelada en época moderna. El acceso se efectúa por una escalera adosada al muro meridional.

 

Cabe señalar también la existencia de una antigua puerta de acceso al templo –hoy tapiada– situada en el muro norte de la iglesia, así como de una pequeña galería con arcos de mampostería en la zona alta del lado contrario. En el interior, el ábside alberga una pequeña pila bautismal, posiblemente de época gótica, formada por un fuste estrecho y estriado que sostiene una copa con decoraciones sencillas, a modo de arcos ciegos, incisas en la piedra.

 

La iglesia de Sant Andreu de Serinyà es un templo relativamente modesto de ámbito rural, que sin embargo destaca por el rigor de su formulación geométrica y por la calidad austera de su decoración, muy cuidada pese a la completa ausencia de recurso escultórico. Su modelo constructivo se relaciona, sin duda, con la arquitectura del pleno románico en el condado de Besalú (al cual perteneció el pueblo), e incluso es posible considerar la iglesia monástica de Sant Pere de Besalú como su arquetipo fundamental. Pese a la evidente distancia de ambiciones ornamentales entre ambas, el templo de Serinyà comparte el aspecto pesado y austero de la primera, su formulación horizontal y su rigor constructivo, e incluso repite el ornato exterior del ábside a base de arquillos ciegos pulcramente tallados bajo la cornisa. La cronología del templo debe ser acorde con esta relación, y en efecto parece razonable una datación en torno al último cuarto de siglo xii. La fecha es acorde, además, con la primera noticia documental del edificio en la mencionada acta de consagración de Santa Maria de Porqueres del 1182.

 

Texto y fotos: Lorena García Morato – Planos: Isabel Font Mercader

 

 

Bibliografía

 

Alsius i Torrent, P., 1895, p. 31; Catalunya Romànica, 1984-1998, V, pp. 462-463, IV, pp. 189-212; Constans i Serrats, L., 1985-1993, I, p. 98, II, p. 191, 194; Coromines i Planellas, J. M. y Marquès i Casanovas, J., 1967-1978, III, pp. 211-213; Montsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, XVI, p. 280; Palmada Auguet, G. et alii, 2005, p. 559.