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Pila bautismal aflorando a través del muro

Identificador
09136_02_011
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 38' 29.32'' , - 4º 14' 22.85''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González,José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa Ana

Localidad
Cuevas de Amaya
Municipio
Sotresgudo
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA SE ENCUENTRA en el centro del casco urbano y Pascual Madoz, que llama a la población Cuevas de Villadiego, dice que está bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción. Es un templo levantado de nueva planta hacia la segunda mitad del siglo XVI o incluso ya a lo largo del XVII, con cabecera poligonal, una sola nave precedida de crucero, y con torre a los pies. El único elemento que puede encuadrarse en el espacio artístico que estudiamos es la pila bautismal, ubicada en el muro norte, en el hueco de una antigua portada posteriormente cegada. En realidad está empotrada en el muro, y hasta tal extremo que parte de su embocadura aflora en el exterior del templo, a pesar del regruesamiento que se hizo en ese sector del paramento. Por tanto, en el interior de la iglesia, sólo es visible la mitad de la pieza. Se trata de una pila tallada en piedra caliza, de 85 cm de altura y 127 cm de diámetro, compuesta por un vaso troncocónico sobre un corto pie circular embadurnado de cemento. La embocadura está recorrida por el típico bocel y la superficie externa del vaso muestra una serie de arquillos escarzanos, con finas columnillas de basas y capiteles insinuados, y con las enjutas ocupadas por triángulos rebajados. Debe tener doce arcos, de los cuales sólo son visibles cinco completos, en cuyo interior se suelen disponer diferentes figuras y formas geométricas, a veces de complicada interpretación. De esos cinco arcos uno está vacío, otro porta siete barras, el tercero un castillete y los otros dos sendas figuras que podríamos interpretar -con la suficiente imaginación- como una hoja de guadaña y una especie de pico o quizá el martillo para picar la guadaña. El interior del vaso ha sido retallado, mostrando claras diferencias en cuanto al instrumento con que fue labrado, percibiéndose además el arranque de otro bocel que recorría la embocadura por la cara interior. En cuanto a su cronología, a pesar de los pocos datos que puede aportar tan extraña decoración, creemos que no se puede dudar de su filiación románica, mostrando el típico vaso troncocónico que comparten tantas pilas bautismales de la época, una forma que después parece extinguirse.