LA IGLESIA PARROQUIAL se halla en el centro del caserío, sobre una cota ligeramente superior, destacando además sobre el conjunto por la figura de su torre. En su construcción se combina la sillería y el ladrillo, quedando configurada con cabecera semicircular, con presbiterio y una nave, con torre adosada a mediodía y con una moderna construcción a modo de pórtico cerrado que cubre toda la fachada meridional, donde está el acceso. Tuvo también una sacristía adosada al norte, ya desaparecida. Salvo la cabecera, que se remonta al período que nos ocupa, el resto responde a modificaciones muy tardías, posteriores a la Edad Media e incluso muy recientes. La cabecera está construida fundamentalmente en ladrillo, aunque el ábside parte de un zócalo de sillería arenisca, tan desgastada que ha obligado a levantar un poco agraciado refuerzo de hormigón. Toda esta parte de piedra constituiría un primer cuerpo, que no es tampoco original, aunque las humedades lo han deteriorado de tal manera que antes de la moderna solución ya se habilitaron otros parches, algunos en ladrillo. El primer cuerpo primitivo estaba constituido por una serie de arquillos, seguramente doblados, de los que apenas si queda algún leve resto en el lado más septentrional. Un segundo cuerpo, ya mejor conservado, estaba formado por siete arcos ciegos, situados en distinto eje que los inferiores, muy sutilmente apuntados y doblados, aunque el más meridional desapareció prácticamente en una de las múltiples obras que ha sufrido el conjunto; es posible que el arco central, hoy tapado con mampostería, albergase una saetera, mientras que casi todos ellos han sido recortados en sus bases por las reformas. Un último cuerpo estaba formado originalmente por ocho arcos simples, alternantes con los del segundo y coincidentes con los del primero, más altos y enmarcados en rectángulos -generalmente desmochados por las reformas-, con los dos de los extremos más estrechos, aunque de nuevo ha desaparecido el de mediodía. El alero, de ladrillo y teja, es también una modificación moderna. El presbiterio presenta la misma anchura y altura, aunque parece estar también algo desmochado. El lado sur se ha perdido al construirse la torre, aunque el norte está perfectamente visible, levantado todo él en ladrillo, aunque con el zócalo de moderno hormigón. Rematado lateralmente por sendas pilastras -más ancha la occidental-, se organiza en tres cuerpos, uno inferior formado por tres esbeltos arcos ciegos apuntados, enmarcados entre pilastrillas que llegan hasta el alero, continuando sin interrupción a través de los otros dos cuerpos. Cada arco está superado por una imposta aplantillada en nacela, sobre la que se levanta la segunda serie de arcos, que a su vez rematan en simple listel, dando paso a lo que parecen pequeños casetones, aunque incluso podían ser bases de arquitos. En el interior todo está completamente revocado, adivinándose la bóveda de cuarto de esfera del ábside. Por su parte el presbiterio muestra una cubierta de madera, ochavada, con lacerías, de cronología postmedieval, seguramente hecha cuando se reconstruyó todo el arco triunfal. Esta cabecera sigue los esquemas de los grandes templos vallisoletanos de San Pedro de Alcazarén, de Santa María de Íscar o de San Miguel de Olmedo, todos ellos de controvertida cronología, que M. Valdés considera al menos de la segunda mitad del siglo XIII. Por nuestra parte nos inclinamos, al menos para el de Olmedo, por un momento bastante anterior, a tenor de su decoración escultórica y precisamente este templo es quizás el que mejores re f e re n c i a s tiene con Aldealengua, que nos atrevemos a fechar en los primeros años del siglo XIII.