Identificador
              19092_02_189n
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              40º 55' 35.68'' , - 3º 11' 29.54''
          Idioma
              
          Autor
          Jaime Nuño González
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Beleña de Sorbe
          Municipio
              Cogolludo
          Provincia
          Guadalajara
              Comunidad
              Castilla-La Mancha
          País
              España
          Claves
          
      Descripción
              JUNTO CON EL DE AUÑÓN son los dos únicos puentes de  la provincia que consideramos que han mantenido  parte de su traza románica. Aunque en la actualidad el lugar donde se halla Beleña  de Sorbe es absolutamente secundario, durante la Edad  Media se hallaba en un cruce de caminos de cierta relevancia,  por un lado en que desde las tierras septentrionales  de San Esteban de Gormaz y Ayllón se dirigía hacia Guadalajara  y Alcalá de Henares, y que a través de los complicados  pasos de las sierras de Pela, Grado y Ayllón guar-  dados por fortificaciones como la del Pico de Grado o la  de El Bordegal alcanzaba el valle del Sorbe y posteriormente  el del Henares, y por otro el que procedente de los  territorios de Buitrago o Talamanca del Jarama, se bifurcaba  desde aquí en dirección a Atienza y Sigüenza. La  importancia del sitio viene demostrada además por la existencia  del castillo de los Mendoza conocido popularmente  como de doña Urraca o del Molinán, que lo guarda  de forma evidente y cuyo enlace, un camino empedrado  que desciende serpenteante desde lo alto del pueblo hasta  el puente, aún se mantiene bien reconocible, aunque desgraciadamente  muy maltrecho.  La tradición lo considera un puente de origen árabe, y  no sería extraño que así fuera, por la importancia del, este  territorio dentro de la Marca Media musulmana, sin embargo  creemos que las partes más antiguas del mismo se  remontan ya a época cristiana y más concretamente a siglos  románicos, aunque la mayor parte de la fábrica corresponde  a reformas llevadas a cabo todavía en siglos posteriores. Se halla el puente hacia el noroeste de la localidad, al  pie del cerro donde se asientan castillo y población, salvando  las aguas del Sorbe en un punto donde éste discurre  encajado entre algunos peñascos, bordeados de parcos  campos de cultivo e inaprovechables laderas cubiertas por  matorral.  Se trata de una airosa construcción de un solo arco que  se alza aproximadamente una veintena de metros por encima  del curso habitual del río hoy regulado por un pequeño  y cercano embalse, construido a base de sillería y sillarejo,  aunque con algunas aplicaciones de mampuesto, y  cuya planta es quebrada, de forma que la entrada desde el  pueblo se hace en paralelo al río y al risco que lo flanquea,  girando en ángulo hacia el Noroeste para facilitar el asiento  de la cepa izquierda, volviendo a girar, ya en perpendicular  al río para disponer el arco, y finalmente torciendo  hacia el Suroeste para procurar el asiento de la cepa derecha  sobre el peñasco que delimita el río por ese lado. Se  dispone directamente sobre la roca natural de conglomerado,  sobre la que se practicaron cajeados para colocar las  primeras hiladas de sillares que soportan el arco, un ojo de  medio punto, ligeramente apuntado, bien trazado en  buena sillería, recto, sin tajamares o refuerzos de ningún  tipo, pero que a pesar de ello y de la distancia que guarda  con el curso de agua ha conocido importantes renovaciones.  De hecho consideramos que de época original románica  sobreviven las cuatro primeras hiladas en la cepa derecha  y parcialmente la quinta que pueden ser más en la  izquierda, aunque resulta imposible acercarse hasta ese  lado, formadas por una sillería regular y muy bien concertada,  de piezas de un formato relativamente pequeño,  de tendencia cuadrangular más que rectangular y color  rojizo, que conservan marcas de la talla con escoda de filo  recto y algunas marcas de cantero en forma de ángulo  recto y Z. Se aprecian igualmente los pequeños mechinales  cuadrangulares que soportaban la cimbra para su montaje,  aunque posteriormente fueron cegados. Posiblemente ese puente románico tuviera una forma  similar a la actual, pero da la impresión de que remodelaciones  posteriores han cambiado su estructura, empleando  además sillería peor concertada y sillarejo. Así, observando  atentamente la cepa derecha, aguas abajo, nos da la  impresión que el primitivo puente pudo tener en realidad  un peralte central, que siguió conservando al menos en una  primera reforma e incluso en una segunda, hasta que finalmente  se estableció el tablero horizontal que hoy presenta.  En esta última fase se utiliza mampostería menuda, con  la que se armó el pretil, donde además se reconoce una  reforma muy reciente que reconstruyó la parte superior de  ambos lados. Aunque se reconoce bien la factura románica no podemos  aportar cronologías más concretas, como tampoco de  las reformas posteriores. Miñano, en 1826, lo cita como  antiguo y famoso y dice que se encontraba entonces algo  deteriorado. En todo caso el puente ha sido utilizado hasta  tiempos modernos, con una calzada empedrada de canto  rodado, formando cajas rectangulares delimitadas con guijarros  de mayor tamaño, enlazando con el mismo empedrado  del camino, que bien adaptado al terreno, zigzagueando por  las laderas y cortando la roca en algún punto, sigue ascendiendo  hacia Beleña, conservando una imagen de medievalidad  propiciada en cierto modo por el abandono. Con parajes de su atractivo entorno se relacionan  también leyendas de origen medieval, como el baño de  doña Urraca, una poza donde la reina de Castilla distraería  con su nado a las tropas enemigas, o la fuente de don  Sancho a la que se atribuyen propiedades terapéuticas.