Identificador
40200_01_046
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 24' 2.88'' , -4º 18' 49.40''
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
Archivo fotográfico D. Benito de Frutos - Padres Carmelitas, Santuario del Hernar, Cuéllar (Segovia)
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Cuéllar
Municipio
Cuéllar
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA TORRE DE SANTA MARINA se encuentra situada en el interior del núcleo urbano y del recinto murado, cercana al arco de su nombre y al sur de la plaza mayor. Los últimos vestigios de la iglesia se abren a una pequeña plaza, presidida por la peculiar fuente esférica que hasta allí fue trasladada a mediados del siglo pasado. Actualmente se encuentra dentro de una propiedad privada, pues a manos privadas pertenece desde su desamortización decimonónica. Secularizada desde 1836, el seis de octubre de 1854 se proponía en el Boletín Oficial de la Provincia de Segovia un precio para el templo de seis mil seiscientos sesenta y seis reales, en torno a la mitad del valor que se concedió a San Martín y unos dos mil reales menos que a Santiago, probablemente debido a su avanzado estado de deterioro. En 1889 ya había pasado a manos particulares. Como se ha expuesto en el texto dedicado a Santa María de la Cuesta, en el documento fiscal emitido en 1247 por orden del cardenal Gil de Torres aparece repetida la entrada Sancta María, quizá refiriéndose en una ocasión a aquel templo y en otra al de Santa Marina. De ser así sería la primera referencia documental conocida actualmente del templo, aportándonos una fecha ante quem para su construcción que no desencajaría con la estructura y decoración que nos muestra en la litografía de Parcerisa y la fotografía del Padre Benito de Frutos. Según Ubieto Arteta durante el reinado de Alfonso X, en 1272, aparece de nuevo citada junto con las iglesias de San Sebastián y Santo Tomás (Santo Tomé). Al año siguiente, el 24 de noviembre, se la nombra con motivo de la donación por parte de Muño Muñoz, clérigo de Santa Marina, de una tierra al cabildo de la localidad a condición de que este celebrase anualmente un aniversario por su alma. En 1365 contaba con dos clérigos del total de treinta y tres que convivían en Cuéllar, pasando a cuatro en el siguiente censo realizado ya en 1427. En 1629, año en que la visitó Colmenares, el templo hacía las funciones de archivo municipal, así en una arqueta de piedra se conservaba el apeo que el rey dio a la villa de la tierra y su jurisdicción el once de julio de 1210. En la actualidad los restos se reducen a la torre que se encontraba adosada al norte de la cabecera al igual que en Santa María de la Cuesta. Presenta planta cuadrada y desarrollo de tres cuerpos en altura, a los que en el grabado de Parcerisa se sumaba un cuarto con aperturas para campanas de factura posterior y que ha desaparecido. El primer cuerpo muestra recia fábrica de cajones de mampostería entre verdugadas de ladrillo, que en rafas también refuerza los esquinales. En el frente oriental se dibujan sendos arcos de medio punto, uno de ellos a nivel del suelo y el otro algo más elevado acoge en su interior una saetera de iluminación. Los dos siguientes niveles confieren a la torre sus señas de identidad mediante sendos arcos de medio punto doblados e insertos en recuadros por costado, formando en su totalidad un sencillo conjunto que Ruiz Hernando puso en relación formal con la torre de San Sebastián en la capital segoviana. Dentro del grupo de las torres cuellaranas conservadas, la de Santa Marina encuentra cierto parangón con la de Santa María de la Cuesta, si no en la decoración, sí en cuanto a su ubicación y en un sentir afín a lo musulmán en ambas construcciones. Originalmente el edificio completo de Santa Marina estaba construido en fábrica mixta de mampostería -revocada en los muros de caja del cuerpo de naves-, sillería -en los elementos ornamentales del pórtico- y ladrillo -en el ábside y la torre-. Se encontraba canónicamente orientado a levante y según la descripción de Quadrado contaba con tres naves, de testeros rectos las extremas, y cubierta con techumbre de madera la central y abovedadas las laterales y la cabecera, lo que pareció sorprendente a Lampérez. No lo es a la vista de las estructuras de otros templos cuellaranos como San Esteban, San Pedro o San Andrés en los que se repite este sistema de cubiertas, acompañado de una significativa desproporción en anchura de las naves laterales -más estrechas- con respecto a la central, lo que no hemos de descartar que sucediese en Santa Marina repitiéndose así el modelo de planta de San Esteban. Nada más conocemos de su interior, salvo la presencia en un nicho en el costado meridional, perteneciente a Antonio Herrera de Tordesillas, cronista de Indias, autor de Las Décadas y fallecido en 1625. Al exterior mostraba un desarrollado ábside que arrancaba de un zócalo aparentemente latericio, al que se superponían sendas bandas de arcos de medio punto, más esbelta la superior, y como remate una faja de recuadros enfilados con los arcos. En suma, un modelo grato a la albañilería cuellarana de la primera mitad del siglo XIII, cuyo esquema es muy parecido a los ábsides laterales de San Martín y que se repetirá en Ávila en los laterales de Santa María del Castillo de Madrigal de las Altas Torres. A este se añadió con posterioridad -está apoyado sobre el ábside- un pórtico al sur. A juzgar por las representaciones hemos de suponer que en él se conjugaban la piedra en fustes y capiteles, y el ladrillo para la rosca de los arcos, al modo de la cercana parroquial de Pinarejos, y de nuevo mostrando la continua simultaneidad de piedra y ladrillo en las fábricas cuellaranas. El costado sur aparece adintelado y sostenido por puntales. El de levante muestra dos arcos de medio punto de ladrillo y revocados que comparten apoyo central en una columna que partía de alto basamento, con fuste helicoidal y remataba en capitel en el que según Quadrado se representaba a los doce apóstoles.