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Identificador
19006_01_005n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 18' 17.68'', - 2º 51' 3.80''
Idioma
Autor
Ezequiel Jimeno Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de Nuestra Señora de Cubillas

Localidad
Albalate de Zorita
Municipio
Albalate de Zorita
Provincia
Guadalajara
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
AESCASA DISTANCIA DEL PUEBLO, a 1 km y hacia el Oeste, entre huertas y caminos, se encuentra la que pudo ser la antigua parroquia de la localidad, la ermita de Nuestra Señora del Cubo. Aprovechando su ubicación a las afueras del pueblo se dispuso en este recinto el cementerio municipal, llegando así hasta la actualidad. Construida hacia el siglo XIII, época en la que se consolidó la repoblación de la zona, es de estilo románico tardío. La planta real del edificio es desconocida, pues no se sabe bien si tuvo dos o tres naves; algunos autores como Layna señalan que pudo tener tres, ya que sólo quedan los restos de sus arcos y de los muros sur y este. Sólo conserva el muro meridional y el oriental, en el cual se abren dos arcos, quizás restos de los de las tres naves que pudo tener en origen. Se plantea la hipótesis de que el muro este, donde se abren los dos arcos que vemos hoy en día, fuera en realidad la cabecera de la iglesia de una sola nave, y que el siguiente arco sea de una ampliación posterior de las naves, dentro del mismo estilo románico. Al exterior, en el muro sur, se encuentra la puerta de ingreso al recinto, realizada en mampuesto de piedra. Dispone de tres contrafuertes de sillería que llegan hasta la cornisa y que se rematan con tejadillo inclinado. A la derecha de la portada se conserva además una pequeña ventana muy sencilla con arco de medio punto, recercada por cordoncillo grueso. Todo el muro sur se remata con una cornisa recorrida por canecillos de piedra. Representan una variada decoración de figuras antropomorfas, zoomorfas y de decoración vegetal de muy cuidada talla, aunque muy deteriorados. Es, sin duda, una de las colecciones más interesantes que se ha conservado, llegando a contabilizarse treinta y un canecillos. Llaman la atención algunos de ellos sobre el arco de entrada: con rostros humanos, acompañados de cabezas de animales feroces, carátulas burlescas, etc. La representación de estos canecillos, como ocurre en otros templos como el de Cereceda, atiende a una labor escultórica de los canteros para mostrar sus virtudes en el arte, y principalmente a la labor iconográfica que parte de un arte románico rural que interpreta y reinterpreta los temas oficiales, dando lugar, por inercia, a un variado tipo de imágenes que tienden a repetirse de unos lugares a otros creando, en ocasiones, imágenes extrañas debido a su descontextualización. La portada de este muro sur es de arco apuntado, de influencia protogótica; consta de tres arquivoltas y una chambrana exterior de puntas de diamante. La arquivolta exterior se decora con cordoncillo grueso que se entrecruza formando la figura de una espiga; la central, con doble cordoncillo grueso, y la exterior con uno más simple. Todo el conjunto de arquivoltas se remata por chambrana de puntas de diamante en cuya clave central se dispone una pequeña estela en piedra con decoración en relieve de una figura animal que puede ser un cordero. I. Ruiz ha puesto en relación la decoración de las arquivoltas con la iglesia de Escopete. Estas arquivoltas descansan sobre pilastras que han perdido las columnas originales, y, a su vez, por capiteles unidos entre sí, que no dejan espacio, formando una única pieza. En el margen izquierdo la decoración es foliácea, con hojas estilizadas y flores entrelazadas, siendo el del lado del intradós de decoración de hojas de cinco pétalos. En el margen derecho se sigue el mismo tipo de decoración, y el capitel del interior aparece con frutos y piñones. Los capiteles se sitúan bajo una cornisa con moldura baquetonada desde la que arrancan las arquivoltas. A lo largo del muro este se abren dos arcos, el primero de ellos no se sabe muy bien si fue el primitivo arco de entrada a la cabecera. Este arco triunfal consta de dos arquivoltas de medio punto a cada lado, recercadas por una chambrana de puntas de diamante, siendo la arquivolta interior de cordón y escocia, y la segunda plana. Las arquivoltas descansan sobre columnas muy deterioradas en proceso de desaparecer, con decoración de capiteles foliáceos. Sobre estos capiteles se conserva la cornisa baquetonada que recorre la portada por sus dos caras, y en la que apoyan las arquivoltas. El siguiente arco que encontramos en este muro, más hacia el Norte, fue posiblemente posterior a éste descrito. Es un arco apuntado mucho más alto y de mayor envergadura. Se le adosó, sin que sepamos la fecha exacta, un paramento a su alrededor que remata en forma triangular y con mampuesto de sillarejo. Se resuelve con dos arquivoltas lisas, planas, sin decoración, recercadas por chambrana de puntas de diamante, como las de los otros dos arcos de la ermita. Estas arquivoltas descansaban sobre capiteles y columnas que han desaparecido, haciéndolo en la actualidad sobre las jambas del nuevo paramento. En torno al arco se construyó un ábside semicircular aprovechando el espacio que ocupaba la primitiva cabecera; actualmente da paso a la capilla del cementerio. Para aprovechar el hueco del arco triunfal se colocó una cristalera con nervios metálicos, que descansa sobre unas jambas construidas a tal efecto, y de donde parte la estructura de la puerta de entrada. Esta actuación constructiva motivó que desaparecieran del primitivo arco triunfal parte de sus columnas o pilastras y de sus capiteles exteriores. En la parte interior de la capilla se ha conservado los capiteles, uno a cada lado del arco, con decoración vegetal y carátulas de muy buena calidad. Se conserva también las pilastras, que pueden ser las originales de la primitiva iglesia, y sobre ellas se dispone una cornisa moldurada que recorrería toda la cabecera en su origen. No se tiene certeza de dónde puede encontrarse su pila bautismal o si llegó a desaparecer.